vozed 67, mayo 2018

Desnortados

NADIE TIENE NI idea de adonde va, nadie. Los hay que parece que tienen la cabeza muy bien amueblada, eso parece, pero… Hay momentos en los que tanto desmadre es normal, hasta nombre tienen: adolescencia, paso a la edad adulta, madurar, la crisis de los 40, la de los 65, senectud. Siempre deseando algo que nunca tendremos. Siempre buscando llegar, cubrir las imposiciones -sociales, familiares, laborales-, siempre perdidos; y siempre escapando. Tengo un amigo que en medio de una charla existencial de los viernes a la hora de las cervezas contestó: «Bienvenido. Contigo somos como 7,000 millones de personas». Lo dicho, desnortados todos.

Intuyo que tiene que ver con lo que debemos –según muchos– y lo que queremos, y solo cuando sabemos qué queremos. Y entre estos tres puntos, para que se alineen y sean el mismo hay de todo: a veces sentimos caer por una madriguera y nos sentimos –o somos–outsiders, vivimos en el surrealismo, nos revelamos y buscamos ser un poco punk, nos rendimos por unas monedas, mandamos a la mierda todo y gritamos que nos importa un carajo, echamos la culpa al status quo, añoramos otra vida, recordamos nuestros triunfos y fracasos, somos casi casi lo-que-sea-que soñamos, nos vamos de bares y nos cuestionamos cómo vivimos la vida y cómo nos dicen que la vivimos… A veces todo este proceso es a lo largo de la vida, otras en el mismo día. ¿Por qué? Mucho nos lo preguntamos, y mucho nos repetimos… en vozed incluidos. Es un rollo, una aburrimiento, el día de la marmota. Pero no por nada el cursillo con más inscripciones en una de las más prestigiosas universidades del mundo es «cómo ser felices». Nadie tiene ni idea de adonde va, nadie. Estamos desnortados… y vuelta a empezar.~

Humberto Bedolla, editor de vozed, en un bar en Madrid, con una severa crisis postvacacional existencialista en medio de los 40.