El funeral de King
Un cuento de Carlos Barros
Un texto de Elisa Aceves de Ramery
Texto por Guillermo Verduzco/ intervención: Enrique Urbina
Un texto de Bitty Navarro — ;ene
«¿A ti qué te importa?», los escucho decir. Tú no eres como ellos. [… ] Tan ellos son como yo que los lloro. No como sus padres ni sus compañeros, porque no los conocí. Los lloro como compatriotas, como mexicanos, sencillamente.
¿Qué les pasa a esos tipos, los que matan?, ¿son víctimas, viejas víctimas también? Son tan insensibles. Hasta de su propia vida… es terrible lo que pasa, son la misma gente, el mismo pueblo, que de niños toman la decisión de matar o atreverse a morir. Un relato de Ayotzinapa sobre aquellos que se los llevaron, de Ira Franco.
(Reflexiones apresuradas -de Édgar Adrián Mora– acerca de los últimos acontecimientos en Ayotzinapa, Guerrero)
«Vivo en un país donde cada tres días aparecen veinte, treinta, cincuenta y cinco muertos anónimos en zanjas, colgados, encobijados, a pleno sol.» Un texto de Ira Franco.
En este ensayo, MaryCarmen Castillo, aclara los distintos conceptos que se mezclan al hablar de la esclavitud sexual con otro, que es de orden laboral y político: «cuando alguien ha dejado de ser un “alguien” para convertirse en “algo”, porque cruzó una frontera y encontró comida y trabajo»: los migrantes.
«Detrás de todo nuevo deportista, y de todo nuevo sicario, está una falla generalizada en la gobernabilidad, la representación y la democracia, algo, que no se remedia con sudor, sangre o discursos.» En este ensayo Miguel Aguilar Dorado explora el impacto de la violencia en la sociedad y como, dado que gobiernos no son capaces de asegurarnos la integridad, delegan la responsabilidad en los individuos.
«La última vez que leí Pedro Páramo pensé que quizás que todos esos muertos eran almas de migrantes que habían terminado por dejar pueblos fantasma, campo fantasma, indios fantasma, tomates y piedras y padres e hijos fantasma.» Un texto de Ira Franco.
«Vivimos tiempos violentos. Tiempos en los cuales la pobreza se ha convertido en una cuestión invisible, carente de importancia o que ni siquiera merece un poco de atención por aquellos que se dedican, con ahínco y todas sus fuerzas, a huirle. Tiempos de ceguera autoinflingida.»
«Imposible enumerar las razones por las que cada cual sale a correr. Hay un sinfín de historias. Imposible también poner las manos al fuego por todos los corredores: cada cual (como aquellos jóvenes en Boston) tendrá sus particulares demonios.»