El funeral de King
Un cuento de Carlos Barros
ESTOY EN UNA fiesta llena de hijueputas que hablan de las maricadas de siempre: drogas, corrupción, putas, fútbol. Uno de esos vergajos dijo que jamás había visto a un muerto. Recordé que solo había visto a uno en toda mi vida. El cacorro contó su extrañeza ante los que nos rodeaban. Aprovecho la oportunidad para comentar que tenía diez años cuando vi a un muerto. ¿Era un familiar? Pregunta el caco. Me echo a reír y le digo que en esta ciudad un muerto es alguien a quien le dan bala. Los que mueren de cáncer o infarto son gente de paso. Muerto es bala y punto. Y ahora me voy a explayar. Yo me conozco. Ya llevo dos tragos de Old Parr y hasta que no me callen, no soltaré el micrófono.
Estaba saliendo de la casa cuando el man cayó en la terraza. Me acerqué a ayudarlo y quedé de una pieza cuando vi el charco de sangre. El man estiró su brazo derecho y logró agarrar mi pierna izquierda. Intenté zafarme, pero no me soltaba. Quise preguntarle quién le había hecho eso, pero me metieron un empellón y salí volando hacia la puerta de la casa. Un negro se había apoderado de la terraza. Ese hijueputa era mamonúo. Me dijo que me quedara quieto mientras me apuntaba. Luego apuntó hacia el hombre que estaba en el piso y le disparó en la cabeza. Obviamente me puse a llorar, creo que hasta me cagué. De la cabeza del hombre comenzó a salir un chorrito de sangre y luego el caudal. Por cierto, la sangre no es roja, es como marrón. Todo el piso de la terraza quedó vuelto mierda.
Ahora viene lo mejor. Ese tipo que mataron en la terraza de mi casa era una joya. Esto lo supe años después porque me puse de sapo a investigar, y las vainas, sobre todo cuando uno revisa la historia, se ponen tan mal que uno debe elegir que va y que no. ¿Sí la pillan? Llave, ¿me da más trago? Gracias.
El tipo que mataron se llamaba Eulalio Sanchez. Ese vergajo desde los siete años atracaba, a los diez campaneaba a los jíbaros, a los quince vendía perico, a los veinte ya se había cargado cinco manes de la competencia, a los veinticinco quiso escalar más, es decir, seguir matando, robando, traficando y se metió con quien no debía. A Eulalio se le fueron las luces. Resulta que dos semanas antes de que lo quebraran, estaba recolectando el producido del día en la esquina del Peñón cuando llegó un pelao todo maricón a comprar yesca. Así dijo el maricón, no me lo estoy inventando. Eulalio escuchó al pelao y le dijo que hablara bien, que hablara como hombre o lo afinaba. El marica le respondió que él ya tenía quien lo afinaba. Uno jamás debe hablarle así al dueño del snacky, pero el maricón era bruto. Eulalio y cinco manes más se lo llevaron a un montecito ubicado a dos cuadras. Allá lo levantaron a puño y lo violaron. Ninguno de los presentes en la fechoría, actualmente solo queda uno vivo, jamás entendieron por qué carajo el jefe sacó una machetilla y le mochó dos dedos de la mano derecha a Julie. El pelao se llamaba Julio, pero le llamaban Julie, ya sabemos porque, no hay que volver a…En fin. El chico volvió a su casa y allá lo terminaron de joder. Los hermanos, la mamá y el padrastro lo molieron a garrote. Sí señor, así como lo oyen. Todos cogieron el garrote y le dieron hasta el cansancio. Luego lo echaron de la casa.
El pobre chico vagó por todo el barrio hasta llegar al monte donde iban a drogarse los veteranos. Resulta que Julio llegó con la firme decisión de quitarse la vida. Ya la tenía clara al llegar al monte. Siempre había cuerdas y cables dañados del alumbrado público, y el único palo de matarratón que había se mantenía firme. Así que solo era hacer el nudo y decir adiós a tan infame vida. Cuando estaba pataleando, vio que un negro se acercaba. El hombre lo miró un par de segundos antes de salvarlo. Julie me contó que a pesar de todo, jamás sintió miedo. El hombre lo ayudó y le dijo que fueran a su casa. Allí estuvo varios días antes de largarse del barrio. Y lo hizo porque el hombre se lo ordenó. Le dijo que la cosa se iba a poner pesada y que mejor se fuera porque a los invertidos como él también les iba a ir mal. Luego Julie me dijo que antes de irse, le agradeció al hombre dándole una felación. Lo cual era mentira. Todos sabemos que los maricas son mentirosos.
¿Dónde supiste de él? Ah, ok. Es cierto. En el canal Telecaribe hicieron un programa. No señor, no fue un documental. Acá no saben hacer esa mierda. Eso fue un programa con un presentador petardo impostando la voz ante cada hecho que narraba. Lo peor es que dos profesores, de los llamados afrocolombianos, disertaron sobre los hechos y citaban, no sé porque diablos, a Lacan y Foucault para intelectualizar la carnicería. Partida de farsantes.
Nunca se supo el nombre real. Al man le clavaron Luis Alfonso y eso era mentira. Solo se le conoció por el apodo que él mismo creó. También es cierto que era fan de Martin Luther King. Hay dos fotos que lo atestiguan. Bueno, el caso es que es muy jodido hablar del tema. Pero enfrentemos los hechos, si no fuera por King Matón toda esa zona de la ciudad no se habría valorizado. Hasta cambió de estrato. De estrato dos pasó a cuatro, y eso es bastante en una ciudad tan arribista como ésta. ¿Qué no lo es? Veo tus New Balance y sé que no tienes plata pa’ otra botella. No se ponga bravo que es la verdad.
Debía tener unos treinta dos o treinta siete años. Otra mentira que se dijo fue que el hombre nació en Chocó, pero la verdad es que era de Maria La Baja. Allá vivió hasta los quince años antes de venir a la ciudad en compañía de un tío llamado Adalberto. Es cierto que mató al tío. Se desconoce la causa. Un profesor de la UniAtlántico dijo que el tío había abusado de él. Pura mierda. Ese negro era muy grande y desde los trece no se dejaba de nadie. Cuando confronté al profesor a preguntarle por qué había escrito esa vaina, la excusa que dio el miserable fue que se lo contaron. King y el tío Adalberto, mientras éste último estuvo vivo, no socializaron con nadie en el barrio. Profesor embustero. Tenía que ser antropólogo ese hijueputa.
Se le llamó limpieza social en primera instancia. Lo cual hoy en día no suena desatinado. Para la época solo era una ola crímenes aislados que no tocó a la población civil, entiéndase gente de bien. La policía no hizo nada. Solo montaba operativos para ir a recoger cadáveres y hacer las preguntas de rigor para dejar constancia en sus registros que la autoridad estaba siendo competente. En ningún momento peinaron el barrio o montaron dispositivos de seguridad. Solo reinaba King Matón.
Sería muy irrespetuoso catalogarlo como un simple psicópata. El hombre sabía lo que hacía. Esperó el momento adecuado para actuar. Ya en la zona nadie podía salir temprano y tampoco andar hasta tarde en la noche. Era una atracadera, una violadera, un visaje impresionante. No se podía hacer nada. Solo existía vida entre las ocho de la mañana y las siete de la noche. Es cierto lo que dices. Mucha de la población actual, que ronda los quince o veinte años, fue producto de violaciones. Muchos deben ser hermanos sin saberlo. Los que cometieron esas fechorías la pagaron caro. Ese man los quemaba vivo en La Colina, la única cancha de fútbol que había en el barrio en ese momento. Ahí los llevaba e iniciaba la hoguera. Al principio era un violador quemado, luego aparecían en promedio cuatro o siete a la semana. Varios vecinos que vivieron cerca me contaron que cuando veían a King con alguno de los muchachos rumbo a La Colina, se iban encerrando en sus respectivas casas y protegían sus puertas y ventanas con trapos y prendían un incienso para camuflar el olor a carne rostizada.
¿Qué quieren saber? ¿Cómo lo mataron? Sí señor, usted tiene toda la razón. Esa fue una cagada, pero víctimas colaterales hay en todos lados y eso está fuera de discusión. Por fa, más hielo. Gracias. Ese pelao tampoco era una santa paloma. La verdad es que también merecía lo suyo. Pobre Johncito. Cuentan quienes lo trataron que era una calidad de pelao. Pero ratero como él solo. Hasta mi mamá cuenta que la atracó un día que ella se iba a subir a un Ruta 4. Así se la pasaba Johncito en el barrio. Robando aquí y allá con toda calma. Como no era violento, la gente lo dejaba sanardi y así se rebuscaba hasta que pasó lo que pasó. No lo van a creer, pero ese día el man sí estaba ayudando a una señora cuyo esposo era paralítico. Johncito pasaba por ahí cuando la señora salió con el esposo en silla de ruedas de la casa y no podía llevarlo bien. El pelao se acercó a ayudar y la señora le agradeció infinitamente. Johncito acompañó al par de viejos hasta el Hospital Niño Jesús para la consulta que tenía el señor. Hasta la vieja le dio dos lucas por el favor. Me imagino que le animó la tarde con ese billete, cuyo destino iba ser un par de papeletas de bazuco. Wrong. A dos cuadras de la Vía 40, lo pilló King Matón y le metió sus pepazos. Esa fue la sentencia del negro. En su locura de querer aniquilar a todos los hijueputas que tenían azotada la zona, se le fueron las luces con Johncito. Mi negro no supo que el pelao era el hijo chirrete de un senador. Y cuando el gobierno interviene, ya es otro calibre.
La muerte de King fue espantosa. Disculpe, ¿podría hablar más fuerte? Si usted sabe la verdad, le cedo el derecho de contarnos lo que sabe y de rebatir todo lo dicho por mí hasta ahora. Con todo gusto. Entonces si no va a contar nada de servicio, cierre la hijueputa boca y deje a los que sí sabemos, contar la vaina como es. No sea tan sapo, tan lambón. Marica.
Como venía diciendo, King Matón tuvo una muerte salvaje. Tres atentados le hicieron antes de acabar con él. El primero fue cuando venía saliendo de La Colina. Había estado esa tarde quemando a dos violadores que habían abusado de una niña de cinco años. Iba camino a casa cuando escuchó las dos motos. Tuvo la precaución de entrar rápidamente a una casa que tenía la puerta abierta y la enfiló hasta el patio. Se voló tres paredillas de patios que colindaban con el suyo. Sacó del baúl una escopeta de corredera y abrió la puerta del callejón. Ese hijueputa repartió plomo ventiao a esos sicarios. Solo uno quedó vivo, pero mocho, lo cual no es buena forma de quedar vivo. King Matón le metió dos tiros en el hombro derecho cuando estaba en el piso y ahí quedó el brazo. El segundo intento fue cuando estaba en su casa regando las matas que tenía en el patio. Le tiraron dos petardos que alcanzaron a joderle la espalda y la pierna izquierda. El tercer intento ni vale la pena contarlo. Por cierto, ¿ya les hablé de Johncito? Vale. Todo bien.
¿Se acabó el hielo? Ahora a tomar esto a palo seco. Qué mierda.
El Funeral fue tremendo. Es de esas cosas que uno lamenta no haber presenciado. Algunos de ustedes mueren por ver a U2 o a los maricones de Coldplay. Yo porque estaba chamaco cuando todo esto pasó. Me hubiera encantado haber estado porque dicen que esa vaina fue más brava que el concierto de los Stones en Altamont. ¿Que hubo muertos? Obvio. Más de los que la prensa dijo. La gente que tanto criticó que un negro de mierda estuviera matando gente, el día del sepelio estaba llorando y algunos hicieron pancartas de King Ai Miz Yiu. ¿No me creen? Busquen el Diario La Libertad de ese día. La foto la tomó José Torres, uno de los manes que consulté para saber un poco más sobre el personaje. Todavía tengo una copia. ¿Quién lo mató? Pues llaves, eso fue un conglomerado. Lo mejor de lo mejor se alió para hacer operativo en el barrio y darle de baja. F2, Sijin, par de militares con intereses inmobiliarios. Y, obviamente, el papá de Johncito. Por muy hábil que fuera King Matón, esos tipos son unos profesionales de la muerte. No tenía ningún chance de salir con vida. Él lo sabía y por eso no tuvo miedo en ir a La Colina y esperar a que llegaran. Estaba sentado en una mecedora en el centro de la cancha. Eran las cinco y media de la tarde cuando lo rodearon. El hombre que lideraba el operativo se acercó a él y le dijo que lo acompañara, pero King Matón le dijo que mejor lo hiciera rápido porque podía quitarle el arma y acabar con él. También dijo que tenía bien claro que el cielo estaba en la tierra. Cuatro tiros le metieron.
Ajá, mi vida, ¿qué quieres saber? ¿El funeral? A King lo iban a enterrar en el cementerio del barrio, pero no fue posible porque la gente quería verlo, tocarlo y se formó una hijueputa romería tercermundista que logró hacerse con el cuerpo. Lo sacaron del cajón y dos locos con machete comenzaron a tasajear al man delante de todos. Todo el mundo se llevó un souvenir. Una señora que entrevisté me mostró un jarrón lleno de formol con una oreja. Dice que le reza todos los días por aquello de la buena fortuna. Es la única casa que mantiene la arquitectura de esa época. Ese lote vale una millonada. La señora me comentó off the record que no la pensaba vender porque deseaba hacer un museo en torno a la figura del Santo Patrón King. Nadie entiende esto. Todos desean una revolución. Esa revolución que ustedes piensan, por lo general está encaminada a devolver la esperanza en tiempos difíciles. Pero no es así. Cambio es la palabra más usada al servicio de la nada. Nadie quiere un cambio. Los cambios no se buscan, se hacen a la fuerza. Así lo entendió King Matón. Frenó toda una generación de criminales en ascenso porque estaba fastidiado de tanta violencia. Y lo peor fue que trabajó para otros. Hoy el barrio es la locura. Pura gente play, pelaos en la universidad, parques. Hasta hubo gente que se cambió nombre y apellidos para gozar del nuevo estatus social.
¿Qué dices? Qué vaina buena. Llegó el hielo. El hielo es la vida. Ahora sí vamos a tomar como se debe. Súbanle el volumen a ese equipo. Es hora de bailar.~
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