La desobediencia civil

El ciudadano justo no debe desobedecer todas las leyes de un gobierno, sólo aquellas que son injustas. Un texto de Bitty Navarro


 

NO HA EXISTIDO época histórica exenta de la protesta. En una sociedad sometida a un gobierno –cualquier forma de gobierno ya sea democracia, oligarquía, monarquía– siempre habrá oposición. Las posturas de oposición se expresan, protestan contra lo que juzgan injusto o amoral. Ahora, si bien la necesidad de expresar la objeción ha existido desde siempre, el método de expresión que elige un grupo para expresar su inconformidad ha variado según la sociedad en cuestión, los rasgos de la época, la finalidad, las motivaciones, e inclusive, la geografía [1].

La variación en los métodos de protesta es necesaria para poder comunicar una postura de oposición y para que ésta, en caso de buscar un cambio jurídico o social, logre sus objetivos. Un método de protesta que funciona para una causa o finalidad específica, en una sociedad o época, no necesariamente funcionará dentro de otros contextos. Aún más grave es el caso de una forma de protesta gastada, trillada, usada en exceso hasta perder casi todo su poder de expresión y de lograr sus objetivos. Un método de protesta gastado corre el riesgo de ser incorporado por el sistema al que busca oponerse.

En este artículo expondré la desobediencia civil según la plantea Henry David Thoreau en su ensayo Resistance to Civil Goverment (Civil Disobedience) [2]. El escritor plantea que el individuo debe tener consciencia plena de su moral y debe seguirla cabalmente, aun si seguirla significa transgredir la legislación. El ensayo surge después de que Thoreau pasa una noche en la cárcel por negarse a pagar sus impuestos pues no estaba de acuerdo con la intervención estadounidense en México y con la esclavitud.

Thoreau sostiene que el poder es otorgado al gobierno no porque la opinión de la mayoría es la más conveniente o válida, sino porque la mayoría es más fuerte. De esto se sigue que el poder otorgado al gobierno no necesariamente viene respaldado por una moral congruente o por una serie de razonamientos sólidos. Un gobierno elegido por la mayoría y no por el grupo más consciente, más virtuoso, más razonable no puede ser ni bueno, ni justo.

Los gobiernos, dice el pensador, rara vez son útiles. Thoreau se adhiere al principio: “That government is best which governs least”. El mejor gobierno es el que menos interviene. Los actuales, continúa, frecuentemente se pervierten y corrompen al nivel de no representar a la gente que los eligió y de no ver por las necesidades de su pueblo. El escritor, además, predice que en un futuro los humanos podrán tener un “gobierno que no gobierne”.

Un individuo debe mantener su ética personal de forma consciente; es decir, no debe sacrificar sus valores y principios por cumplir la ley. Una oposición consciente es forzosa para que el individuo pueda considerarse a sí mismo un hombre justo, pues si apoya a un gobierno que realiza un acto injusto, se vuelve un individuo injusto. El libro ejemplifica esto con la invasión norteamericana de México y con la esclavitud, a las que Thoreau se oponía. No pagar impuestos [3], por ejemplo, es un acto de desobediencia civil cuya finalidad es la de no convertirse un agente de la injusticia que está ejerciendo un gobierno [4].

El hombre no está obligado a dedicar su vida a eliminar los “males” de la sociedad; no obstante, sí tiene la obligación de no asociarse con dichos “males” e injusticias. Un ser humano no tiene tiempo para hacer todo bien, pero no tiene por qué cometer injusticias. Las leyes injustas, sin embargo, existen y todo individuo está obligado a elegir entre tres opciones: seguirlas a pesar de que son injustas; buscar que se modifique o anule la ley injusta pero seguirla hasta que eso se haga; no seguir la ley injusta. En nuestras sociedades, casi todos piensan que la segunda opción es el curso de acción que se debe seguir; sin embargo, Thoreau argumenta a favor del tercero, el camino de la desobediencia civil.

Construyendo una metáfora entre el gobierno y una máquina, Thoreau expone que buscar un cambio desde adentro es demasiado tardado –puede dedicarle uno la vida entera y aún así no producir cambios– pero oponer una fuerza directa, no actuar como agente de la injusticia, produce cambios inmediatos. Uno se vuelve una fuerza contraria, una fuerza que ejerce oposición al funcionamiento de la maquinaria que produce las injusticias.

Al desobedecer leyes injustas, el ciudadano justo obliga a un gobierno injusto a revelar su condición tomando acción contra ciudadanos justos de forma abierta. Un gobierno, dice Thoreau, preferirá cesar la práctica injusta contra la que protesta una minoría que mantener en la cárcel a un grupo de ciudadanos justos. Ahora bien, el ciudadano justo no debe desobedecer todas las leyes de un gobierno, sólo aquellas que son injustas.  Y, para realizar un acto de desobediencia civil se requiere estar dispuesto a sufrir las consecuencias legales, contar con un alto nivel de consciencia sobre las motivaciones que respaldan la acción de desobediencia y tener muy claro lo que se busca con ella. La desobediencia civil no puede confundirse con el rompimiento absurdo, injustificado, o poco razonado de la ley.

El grupo afroamericano de resistencia a la discriminación y segregación de los afroamericanos, Black Panthers, incorporaba la desobediencia civil en sus métodos de protesta. Al entrar a establecimientos y sentarse en zonas designadas como “sólo para blancos”, los integrantes del movimiento desobedecían activamente la ley. Esta desobediencia llamaba la atención no sólo del gobierno, sino también de sus conciudadanos, que se unían a los actos de protesta. Los Black Panthers, claramente realizaban protestas que buscaban poner fin a la segregación y contaban con un alto nivel de consciencia sobre sus motivaciones. Cabe mencionar también que muchos de sus miembros fueron encarcelados durante los momentos de trasgresión a la ley.

No es necesario pertenecer a un grupo o a una organización para realizar actos de desobediencia civil. Un hombre que hace frente a los actos de injusticia, desobedece leyes que encuentra injustas y llama la atención sobre abusos estatales sin dedicar su vida a ello, es preferible a un hombre que se dedica de “tiempo completo” a un activismo tiránico, que termina por ser igual de injusto o más injusto que el gobierno contra el que protesta.

Las reflexiones de Thoreau en torno al tema de la desobediencia civil son el principio de un largo desarrollo teórico. Sin embargo, el planteamiento inicial de Thoreau es claramente insuficiente, demuestra un pensamiento elitista pues presume que una “minoría pensante” es la que tomará estas actitudes. Además, no precisa qué es necesario para definir lo que es justo o lo que es injusto, y al no hacerlo, deja lugar para una serie de malos usos de la desobediencia civil. No obstante, si se desea indagar en el tema de la desobediencia civil como método de protesta, empezar por el ensayo de Thoreau es importante, pues es el texto canónico que comienza una larga trayectoria de discusiones sobre el concepto.

Quiero aclarar que este texto no es una incitación a la desobediencia civil, es meramente una exposición del concepto que se hace esperando que algunos curiosos deseen indagar más este fascinante tema. Tengo fe en la desobediencia civil pero creo que debe manejarse con precaución pues se presta a malas interpretaciones y a malos usos. Los insto a tomar este texto como una introducción y a continuar documentándose sobre este tema teórico e histórico que, con fenómenos como Occupy Wallstreet o el grupo de “hacktivistas” Anonymous, vuelve a hacerse presente en nuestras sociedades.~

 

Referencias:
[1] El clima, la época del año, el relieve, la vegetación son cuestiones que influyen –ya sea consciente o inconscientemente, directa o indirectamente– sobre el método de protesta que elige un grupo.
[2] En castellano: La desobediencia civil
[3] Dentro de este marco, Thoreau asevera que votar, más que una acción, es un método pasivo para expresar el deseo de justicia. El individuo tiene la obligación de actuar para que prevalezca la justicia y la votación deja al juicio de la mayoría lo que es o no es justo.
[4] Como se mencionó, el mismo Thoreau decidió no pagar sus impuestos y eso le valió una noche en la cárcel.