prólogo: todo es intencional
una forma de imaginar la vida, acaso la más común, es dotándola de sentido: creer que las cosas significan algo;
vozed dossier 05, mayo 2016
una forma de imaginar la vida, acaso la más común, es dotándola de sentido: creer que las cosas significan algo; que, oculto en el borde de la fugaz figura animal que se hace en el follaje de un árbol por causa de un vendaval irrepetible, hay un mensaje crucial para comprender el origen, el destino, la razón de todo cuanto es y de todo cuanto hay; que los astros, al disponerse de cierta forma, se involucran con nuestro tejido neuronal de una manera específica que determina todo lo demás; que hay códigos o lenguajes o palabras o guiños o sonetos escondidos en el cauce de las aguas, en los surcos faciales de tal anciano insignificante, en las mayúsculas de algunos textos ordenados de manera caprichosa, en la sombra imprevista de cierto día del lustro; que todo cuanto existe es un meticuloso y borgiano mapa de sí mismo, aunque acaso no del todo descifrable, acaso un laberinto de explicaciones, referencias cruzadas, callejones sin salida, vueltas a empezar. eso, imaginar la vida como un artefacto capaz de un significado, es inevitable (incluso los de pensamiento menos metafísico coincidirán en que la vida, cualquier vida, cuando menos sucede; lo que sucede, inevitablemente, significa: es rastro); eso, imaginar la vida como un artefacto que significa, es inevitablemente una persecución. el sentido de todo puede revelarse de pronto, sin aviso; puede aparecer en cualquier rincón; puede ser evidente o estar al acecho; puede no aparecer nunca. si nosotros perseguimos al sentido o si es éste el que nos busca no es importante; no lo es, al menos, si el encuentro sucede. lo cual, hay que ser francos, no ocurre casi nunca, u ocurre casi siempre.
minotauro intenta ser la bitácora, sesgada y arbitraria, de algunas de estas persecuciones. sus relatos, en principio, no están relacionados, a pesar de que todos tienen un aspecto confesional. su publicación original sucedió a lo largo de muchos meses en una revista impresa cuyos lectores ya habrán olvidado estas piezas. «piezas» es una palabra precisa en este caso: aunque no cuentan la misma historia ni se encargan de los mismos personajes, aunque el registro de cada texto es distinto, en cada uno de ellos, pero solamente en todos ellos juntos, se esconde una bestia, que es el sentido y la explicación última de su hechura. tener juntas a estas breves narraciones permite tener, de un vistazo, el corte transversal de muchos meses; en ese corte corre efectivamente la bestia que, a diferencia de las otras bestias de las que está fabricado el significado último de las cosas, se puede capturar. está allí, a la vista del lector dispuesto a cazarla. basta, como en la vida vista con cinismo, seguir ciertas pistas, sencillas:
desconozco los auténticos bordes de este laberinto; aunque yo le implanté una bestia cuyo rostro sé de memoria, no sé qué otros peligros esconda. el lector podrá evidenciar la existencia de otras amenazas*, puesto que todo laberinto es un laberinto comunitario. igual que la búsqueda del sentido, cuya mera existencia bien podría ser una alucinación compartida, el implante del escritor que nos escribe, apenas la huella de otro artefacto de cuya existencia nosotros somos el rastro.~
ruy feben,
algún punto del tiempo, algún punto del espacio, abril de 2016
* siéntase libre el lector de escribir al autor (a través de un comentario en el texto prólogo, el formulario del sitio o al email de la redacción vozed@vozed.org) una vez que haya encontrado al minotauro. siéntase libre también de escribir a esa misma dirección para sugerir la inclusión de otras bestias: links que refieran a otros textos o videos o audios o lo que sea, piezas que se relacionen con este laberinto y que lo intervengan de manera que lo doten, aún más, de sentido. los vínculos que el autor considere pertinentes se incorporarán a la obra como un pasillo nuevo, un vestíbulo abierto, una nueva persecución.~
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Contenido:
» prólogo: todo es intencional [ » ♥♣ ]
» el primer verso [ » ♥♠ ]
» duplicados [ » ♦♥ ]
» la tercera piel [ » ♥♥ ]
» el cuarto cerrado [ » ♣♣ ]
» la quinta [ » ♥♥ ]
» 666 [ » ♣♣ ]
» el departamento siete [ » ♦♣ ]
» ocho aproximaciones [ » ♥♠ ]
» la revolución de los nonagenarios [ » ♦♥ ]
» diez minutos [ » ♥♥ ]
» las once voces [ » ♣♣ ]
» un dos [ » ♥♥ ]
» trece animales una noche [ » ♣♣ ]
» el último verso [ » ♦♣ ]
una forma de imaginar la vida, acaso la más común, es dotándola de sentido: creer que las cosas significan algo;
Es una maldición: al menos una vez por semana alguien me asegura haberme visto.
Cientos de veces se han visto distopías, pero nunca como la del edificio donde vive mi abuelo; Orwell mismo escondería su granja.
Tuve a los seis años la certeza de que el número 6 me haría ganar siempre en cualquier juego.
Empezó el primer domingo que estuve en este departamento: los golpes en el techo me despertaron a las seis de la mañana.
Revoluciones hay muchas, todas lideradas por una juventud desbocada.
«Instituto Nacional de la Satisfacción»: el letrero de la puerta lo recibe junto a un logotipo que semeja una sonrisa.
Se tapó los ojos para oír mejor. A oscuras, así como estaba su cuarto, no hacía falta; pero así el miedo disminuía y podía concentrarse en lo que las voces le decían.
«Estoy seguro —observó su vaso vacío como si mirara un abismo— de que todo sería mejor si yo hubiera nacido en otro lugar.
Todos conocemos mitos que ponen a los animales como remedos incompletos de lo humano.