Iconografía letal: El video snuff en Internet
Desde hace tres décadas apareció en el campo cinematográfico el término snuff para designar a aquellas películas que durante su filmación muestran la muerte real de alguno de los actores.[1] Los videos de muertes verdaderas invaden hoy la red de redes como parte de la cultura del displacer.
Aunque no se ha comprobado la existencia de películas fabricadas con fines homicidas, se considera como video letal la proliferación de cintas con imágenes que van desde los horrores de guerra hasta las autopsias médicas. En varios países del mundo, los sitios web furtivos comercializan el dolor ajeno mediante el morbo.
Para Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, el ser humano alberga en su interior el instinto de destrucción como maquinaria inseparable de su naturaleza que se manifiesta en la violencia. Dentro de esta disfunción, los deseos se alcanzan mediante el displacer, que en el caso de la cultura del dolor aparece como una desviación sadista cruenta ligada al voyeurismo.
Tiempos violentos
La historia demuestra que desde el mundo antiguo el placer por presenciar actos cometidos contra el ser humano ha saciado los deseos más oscuros de las sociedades. En los juegos de gladiadores en Roma, la muerte pasó a formar parte del espectáculo: la sangre fue el argumento para cometer todo tipo de horrores.
Continuaron a esta tradición letal las ejecuciones públicas, desde la guillotina hasta las guerras de independencia en los últimos dos siglos. Con la llegada de la imagen en movimiento a través del cine, quedaron plasmadas las escenas bélicas. Pero fue a partir de Vietnam cuando por primera vez aparecieron los cuerpos destrozados en pantalla, lo cual generó el rechazo de la opinión pública.[2]. Continuaron censuras a la brutalidad: Las Malvinas (1982), Granada (1983), Panamá (1989) y el Golfo Pérsico (1991).
Además de la nota roja, deportes como el boxeo, las corridas de toros, el rugby y la lucha libre, así como el rodeo, las peleas de gallos y de perros forman parte de este caldo sádico. La ficción aportó géneros que contribuyeron a la cultura letal como el “cine de terror, westerns, films de gangsters, cintas de karate y kung fu, cómics y revistas ilustradas hasta desembocar en el hoy clandestino snuff cinema”.[3]
Las formas de violencia que presenta el cine son entre otras: autodestructiva (suicidio o mutilación), obsesiva (desorden psicológico), de pareja, mediante pandillas, deportivas, como hostilidad social (violencia urbana) y bélica.[4]
Realidad y ficción
La primera vez que se habló del cine con muertes reales fue en 1974, cuando Allan Shacketon estrenó en Nueva York un filme que tituló Snuff. La cinta mostraba la ejecución de una mujer en Sudamérica, sin embargo ante una denuncia penal por considerar la cinta un crimen, el productor se retractó y reveló que todo fue un montaje.
Durante los últimos 30 años han aparecido en cartelera películas de ficción sobre el mismo tema: Shocking Asia (1974), Hardcore: un mundo oculto (1978), Holocausto caníbal (1979), Videodrome (1984), Chernobyl post morten (1987), Guinea pig (1990), Historias de Kronen (1995), Tesis (1996), Carretera perdida (1997) y 8 mm (1999).
Pero tal vez lo más cercano al video snuff es la célebre película de los 70 Face of Death (Cara de la muerte), que muestra accidentes carreteros, personas arrolladas por el tren, suicidios, ejecuciones y animales salvajes devorando a personas. Las secuelas de esta cinta pueden rentarse en videoclubes o comprarse por Internet.
También circulan en el mercado películas como Trauma I y II que se erigen como iconografía de la desgracia humana; Banned From TV II y III (1996) que incluyen muertes reales que han sido transmitidas con censura por televisión, así como Traces of Death (Rastros de muerte) que en 1998 se convirtió en uno de los videos gore más vendidos en Estados Unidos.
Parte de las imágenes que conforman este tipo de narrativa letal fueron transmitidas por la televisión en distintos países a través de noticiarios. En México el antecedente inmediato del goce letal se remonta a las publicaciones icónico-textuales del semanario Alarma y algunos diarios amarillistas.
Con la llegada de la reality TV durante la última década nacieron programas televisivos como Duro y directo, Ciudad desnuda y Primer impacto. Las cadenas nacionales terminaron legitimando el horror: la matanza en 1992 de campesinos en Aguas Blancas, Guerrero. Tal vez uno de los videos más macabros fue la transmisión en 1996 del linchamiento de un violador en la comunidad de Tatahuicapan, Veracruz, mientras niños y mujeres presenciaban su filmación (ver etcétera, junio 2003). Caso similar ocurrió con el mecánico desquiciado que arrolló a un grupo de niños en Ecatepec en mayo de 2002 mientras los menores ensayaban honores a la bandera.
En la televisión satelital también se pueden sintonizar canales que transmiten “hechos reales” o series como Anatomía del desastre de Univisión, donde los medios son capaces de generar formas “apasionadamente agresivas y cercanas al linchamiento simbólico, con los asesinatos de niños o los incidentes asociados a grupos estigmatizados”.[5]
Cultura freak
La iconología del dolor ha transitado de la ficción al video causa-real para encontrar su culto en la Internet, donde existen comunidades virtuales de consumidores del displacer visual. La mayoría de los sitios en red tocan los mismos temas: canibalismo, necrofilia, películas de horror, modificaciones físicas, vampirismo y anime japonés.[6]
Entre los sitios web más visitados se encuentra snuffx.com, el cual incluye archivos de video, la biblia del dolor y arte extremo. Presenta secciones de choques, atropellamientos, explosiones de bombas e incendios, así como ejecuciones: desde animales sacrificados en rastros hasta personas asesinadas a disparos en Rusia, Israel o China.
Ogrish.com se convirtió en un enlace (link) célebre durante la guerra de Afganistán (2001), al transmitir las imágenes de la ejecución de Daniel Pearl, reportero del Wall Street Journal a manos de un grupo radical islámico. El portal incluye videos de crímenes, suicidios, torturas, ataques terroristas, autopsias y asesinatos brutales. La página ha tratado de ser censurada por el FBI, sin embargo continúa funcionando.
Otros sitios que destacan son lamorgue.net (recientemente clausurado), incluía en español fotos y videos del culto al horror. Facesofgore.com es una de las páginas más visitadas por los necronautas al ser el sitio oficial de cintas Caras de sangre. Mondomorbo.net presenta galerías de fotos de cadáveres, así como lo que denomina “una sección de videos enfermizos, satánicos y oscuros” con parafilias de todo tipo. Rotten.com presume un “archivo perturbador” y anomalies-unlimited.com tiene un registro de más de cuatro millones de visitas en menos de dos años.
Luego de la detención en 2003 de Armin Meiwes (el caníbal alemán), apareció en una página dedicada a las atrocidades que cometió: arminm.com
La proliferación de sitios dedicados al consumo snuff representa un culto al crimen y a la pornografía del dolor. No hay que olvidar que en 1992 con la ejecución de Robert Alton Harris en California, transmitida en directo, la cultura snuff entró en el ámbito de las costumbres públicas.7 En Internet el comercio del horror es un negocio paralelo a la genitalidad visual: explota los miedos internos para generar placer a través de las perversiones más irracionales. La imagen cadavérica no necesita texto explicativo, su brutalidad es un lenguaje universal heredado por el instinto de supervivencia.~
Notas
1. Definición según The Encyclopedia of Unusual Sex Practices de Brenda Love.
2. Raúl Sohr, Historia y poder de la prensa, Andrés Bello, México, 1998, pp. 53-61.
3. Román Gubern, La mirada opulenta, Gustavo Gilli, Barcelona, 1994, p. 40.
4. Vicente Sanchis, Violencia en el cine, Edicine, España, 1996, pp. 67-120.
5. Pierre Bourdieu, Sobre la televisión, Anagrama, España, 1997, p. 75.
6. Para mayores referencias consultar: cnbhorror.com, darksites.net, perver-setop100.com, perversites.com y bonerrom.com.
7. Román Gubern, El eros electrónico, Taurus, México, 2000, p. 186.
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