Laboratorio Hoguera
Convocatoria especial –abierta y permanente– de #NuevasNarrativas
Narrar es, desde siempre, tender trampas. Uno de los probables inicios de la narrativa fue así: algún cavernícola, incapaz de salir a cazar o recolectar, se quedó todo un día en la cueva. Al regresar por la tarde, la horda lo increpó: quién se creía él para quedarse ahí, sin trabajar, mientras ellos traían al fuego el cadáver del que él también comería. Debe haber sido un chispazo o una reflexión sesuda y larga, tras muchos días. El cavernícola (holgazán, o lisiado, o anciano, o todo ello) les contó entonces junto a la hoguera la historia de cómo, al día siguiente, los demás saldrían a cazar y traerían un nuevo cadáver. «¿Y tú tampoco harás nada?», le preguntaron. «¿Cómo nada? Si aquí he hecho nada menos que decirles lo que pasará mañana: matarán otro animal. Ya lo dije e hice el trabajo pesado: ahora ustedes sólo deben traerlo». Nacieron al unísono, junto al fuego, las historias, la religión, las artes mágicas, el futuro, el asombro y la trampa.
Otra opción: tras un día de mucho correr y mucho recolectar, ya sentados junto a la fogata, una mujer de la horda comenzó a recapitular los eventos del día. Lo hizo de modo tan bello, poniendo énfasis en los detalles dolorosos o felices o sorprendentes, que al día siguiente le pidieron que hiciera lo mismo. Y al día siguiente también. La mujer contó así todos los días hasta que pudo hacerlo, a veces cantando, a veces imitando animales o astros o árboles, a veces acompañada de otras mujeres o de tambores o de pintura en las paredes. Se crearon al unísono las tradiciones y las historias, la belleza, el teatro, los mitos, los héroes, el asombro.
Hay otras versiones. Todas involucran elementos semejantes: la hoguera, la noche, el asombro.
A pesar de que hoy creemos haberlo domado todo, la parte necesaria del asombro es, precisamente, que domarlo es imposible. Y en literatura las muestras son miles. Las hay en papel (como esa bestia de novela que es House of Leaves, de Mark Z. Danielewski), pero también las herramientas digitales han permitido que el asombro se renueve: hipervínculos, interactividad, realidad virtual, realidad aumentada: recursos que, aún en el siglo XXI, nos hacen sentir frente a una hoguera.
Al menos esa es la propuesta que hacemos desde esta Hoguera, el nuevo taller de literatura experimental de vozed: presentar proyectos que se arriesguen a través de lo que Espen Aarseth bautizó como «’literatura ergódica‘: aquella donde es necesario que el lector haga un esfuerzo no trivial para atravesar el texto». Invitamos a los narradores que tengan piezas literarias que rompan estructuras, que busquen juegos novedosos, lenguajes sorprendentes, mezclas de formatos: obras dedicadas al asombro, en todas sus formas. En esta Hoguera hay espacio para que ustedes nos lleven otra vez al fuego que habita en el acto de narrar.~
Ruy Feben
Envíanos tu colaboración para esta convocatoria especial. Nuestro contacto: vozed@vozed.org
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