Malos tiempos para la lírica | blog Mundial Brasil 2014

@FIFAWorldCup: @ClaMarchisio8's red card is Italy's 8th #WorldCup sending off

@FIFAWorldCup: @ClaMarchisio8’s red card is Italy’s 8th #WorldCup sending off

Si esto fuera Italia 90 o USA 94, tener que hacer una crónica de un Uruguay Vs Italia podría ser un verdadero tostón. Existen métodos de tortura menos crueles en las cárceles de medio mundo que tener que contemplar un partido entre dos equipos que disfrutan empatando a cero y cosiendo a patadas al contrario. Catenaccio Vs cerrojo. ¿Quién da menos? Afortunadamente, esto no son los noventa y esto es Brasil, lo que debería garantizar juego bonito. Aunque, como hemos podido comprobar, la historia pesa, y pesa mucho, y cuando el partido es a vida o muerte, italianos y uruguayos comparten el gen del amurallamiento, del miedo a perder lo que se tiene, de dejar pasar los minutos con la calculadora en la cabeza y con el rabillo del ojo en el otro partido.

Así que hoy hemos asistido a un partido digno de la Italia de Tassotti y el Uruguay de Perdomo. Seguramente, entre los tres o cuatro peores hasta el momento. Ni Pirlo, ni Verrati, ni Lodeiro, ni Cavani. Hoy era un partido para Martín Cáceres, para Maxi Pereira, para Chiellini. Empujones, patadas, codazos, balones repartidos al azar, sin ton ni son, sin sentido alguno. Mucha culpa de esto la tiene la gran tragedia que se cierne sobre el fútbol internacional si las grandes selecciones han decidido defenderse del tiki-taka español con tres centrales. Lo hizo Holanda, lo hizo Chile, y hoy lo han hecho Italia y Uruguay, dos selecciones que vuelven a ser importantes no por poner una defensa de cinco, sino por todo lo contrario, por jugar al fútbol de ataque.

Pero hoy ambas decidieron refugiarse en la tranquilidad que aportan tres centrales. Y quizás es entendible en Italia, dado que Cavani y Suárez son una pareja letal, pero absurdo en Uruguay, que solo tenía que parar a un desquiciado Balotelli y a un naif Immobile. Con dos selecciones que renuncian a su estilo, las cosas se deciden en otro sitio.

No las decide un pase de Pirlo o de Lodeiro, ni un desmarque de Suárez o de Cassano. Lo decide una expulsión y un corner. Marchisio llorará lo que ha hecho hoy. Sin necesidad, en campo contrario, en un balón dividido, no midió la entrada y acabó con restos de la media del mediocampista charrúa en los tacos. Roja directa y el partido por fin se abre.

El campo se vuelca. Los uruguayos renuncian al tercer central y sacan a Stuani. Pero no cambia mucho la cosa, más que ahora los blancos tienen más la pelota. Luis Suárez rapiña su ocasión de gol y Buffon estira el brazo para sacarla. Parece que hoy no toca marcar de jugada. Hoy toca a balón parado. Lo hemos visto decenas de veces este año en la liga española. Corner al punto de penalti y ahí salta Godín, poderoso, imperial. Unas veces con la cabeza, otros empujando, otros con el nombre. Sí, con el nombre, saltando de espaldas y aprovechando que el balón le rebota en la espalda.

1-0 y clasificados. Uruguay sigue viva. E Italia, que nos encandiló a todos en el primer partido, que nos hizo empatizar con Prandelli, con ese romántico que decidió que los azurri tienen calidad para combinar y atacar defendiendo, que nos hizo a muchos españoles hacernos de Pirlo al día siguiente de la eliminación de la Roja… bien, esa Italia también está fuera. Como España. Como Inglaterra. Malos tiempos para la lírica.

A pesar de lo de Italia, que Uruguay se clasifique es una gran noticia. Pero no para todos. Estoy seguro de que a lo largo y ancho de Brasil se rezaba para que La Celeste sucumbiese, porque nadie la quiere ver ni en pintura. La figura de Schiaffino es alargada y Uruguay está a tres partidos menos de repetir un Maracanazo. ¿Apostamos?