Soy un lector constante
«La cuestión es simple, me gusta leer todo el tiempo, lo más que puedo. El problema es que trabajo (si acaso decir que en el mundo de hoy tener trabajo es un problema) o, mejor dicho, el problema es que trabajo entre ocho y doce horas diarias, en horario corrido, a partir de las nueve de la mañana, sentado frente a la pantalla de una computadora, lo que reduce considerablemente mis horas libres para leer». El autor nos cuenta como logra satisfacer sus necesidades de lectura.
Soy de los que todo el tiempo tienen un libro a medio leer entre las manos y, a veces, dos. Podría decirse que sufro de una «adicción» a la literatura. Leer es, para mí, una necesidad. Ayer fue «El club Dumas», hoy es el «Llano en llamas», mañana será «After Dark». Como ven, mis gustos son eclécticos. La cuestión es simple, me gusta leer todo el tiempo, lo más que puedo. El problema es que trabajo (si acaso decir que en el mundo de hoy tener trabajo es un problema) o, mejor dicho, el problema es que trabajo entre ocho y doce horas diarias, en horario corrido, a partir de las nueve de la mañana, sentado frente a la pantalla de una computadora, lo que reduce considerablemente mis horas libres para leer (ni hablemos de las horas libres para escribir, que también es una necesidad, pero que siempre está después de leer). También debo decir que, aunque esté doce horas en el trabajo, no estoy doce horas trabajando. Creo que cualquiera que trabaje en una oficina puede afirmar lo mismo. Siempre hay espacios de tiempo libre, unos más cortos, otros más largos, pero los hay. Y esa es la cuestión. A lo lago de la jornada laboral tengo algunas ocasiones para tomar la dosis de literatura tan ansiada, pero sacar un libraco de trescientas páginas en medio de la oficina no es una buena idea, así que, lo que hago, es abrir una ventana del explorador y buscar algo interesante para leer.
Cuando uso internet para satisfacer mi necesidad de leer, principalmente busco en dos lugares: blogs y Twitter. La cuestión es que, para leer en una pantalla, prefiero lo breve. Cuando se trata de algo de diez o más páginas prefiero un libro impreso (que me perdonen los árboles talados para satisfacer mis deseos). Locuras mías, me gusta reconocer una mancha de café que dejé la primera vez que lo leí. Me gusta sentir la textura de un libro recién abierto.
Pero, como les dije antes, cuando no puedo tener un libro entre las manos busco en blogs, cuentos cortos o microcuentos o como quieran llamarlos. Y me encanta, podés encontrar cuentos de escritores célebres como «El sueño del Rey» de Lewis Carroll. Breve, genial y fantástico. También podés encontrar creaciones de otros escritores no tan célebres. Crear un blog es fácil, y actualizarlo es sencillo (siempre y cuando tengas listo tu escrito) y además suele ser gratis. Además es más fácil aún distribuirlo. Vamos, que se llega más rápido y a más gente publicando un enlace en Facebook o en Twitter que saliendo a la calle a repartir nuestros cuentos impresos de mano en mano. Por supuesto que tiene desventajas. Ya saben, suele ser un parto solitario, sin nadie que te dé una mano con la ortografía y la gramática, y, lo que es por, nadie que puede decirte a tiempo ¡es un asco!
Ahora, cuando se trata de lo breve, de lo realmente breve, entra Twitter. Sabemos que la fauna de Twitter es de lo más extensa y variada, pero el que busca encuentra. Yo busqué y busco. Sigo a una gran cantidad de escritores. Algunos además de su cuenta de Twitter tienen su blog, algunos inclusive tienen una gran cantidad de blogs, y ahí se mezcla este con el párrafo anterior. Pero, volviendo a lo breve entre lo breve, lo que hago es abrir Twitter y recorrer el TL (time line). Siempre hay algún escritor haciendo de las suyas. Breves y efímeras (o tal vez no tan efímeras) obras de arte. Además están repartidos por todo el mundo y suelen ser insomnes, por lo que no importa a qué hora lea, siempre encuentro un escritor regalando su arte. Como dije antes, la ventaja de Twitter es lo breve ¿cuánto tiempo nos lleva leer una historia genial y completa en ciento cuarenta caracteres? Pero su desventaja es lo efímero. Si lo tuitearon y no lo viste en cinco minutos, lo más probable es que para vos ya esté perdido.
Y eso es todo. Creo que internet impulsa, de una manera u otra, a la literatura. Aunque lo que se publica sea efímero y aunque no trascienda, si alguien lo lee, aunque lo olvide después, es suficiente para darse por satisfecho.~
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