El día en que no haya necesidad. Una lucha por la igualdad
Un texto de Rhoda Nieto Wainwright y Cristina Massegu Serra
¿POR QUÉ DEBE seguir habiendo un día del Orgullo LGBT (Lesbianas, gays, bisexuales y las personas transgénero)? Esta debe de ser una de las preguntas que más nos irritan y que irremediablemente escuchamos año tras año. También nos suelen preguntar por qué no hay un día del orgullo heterosexual. La respuesta es sencilla pero al parecer nada evidente para muchos.
No existe un único día sino que existen 365 días del orgullo heterosexual ya que por lo general, no ven sus derechos coartados y cuando es así por ejemplo en el ámbito laboral ya se encargan los sindicatos de organizar huelgas generales y a nadie le parece extraño.
El día del Orgullo Gay surge a raíz de una redada policial en el local gay Stone Wall Inn del West Village de Manhattan en 1969, durante la misma decenas de clientes del local fueron brutalmente agredidos por los agentes simplemente por ser homosexuales. La persecución policial y las palizas no eran algo inusual, pero esa redada fue la gota que colmó el vaso y la comunidad gay de Manhattan decidió salir a la calle y manifestar públicamente su homosexualidad reclamando sus derechos fundamentales como ciudadanos libres. Las manifestaciones se sucedieron en el West Village y las cargas policiales también. Al colectivo LGTB se unieron las feministas y los Panteras Negras entre otros y finalmente juntos decidieron traspasar las fronteras de su barrio y dirigirse hacia el norte de la isla en la primera manifestación del orgullo gay. Los manifestantes no sabían cuál sería la reacción de los agentes cuando salieran del Village pero siguieron adelante y alcanzaron su objetivo, la persecución policial cesó y dieron el pistoletazo de salida en la carrera por la no discriminación del colectivo LGTB.
Hoy en día seguimos celebrando el día del orgullo gay porque todavía existen más de 50 países donde la homosexualidad está penada con multas, cárcel o muerte.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, y nuestra Constitución [española] sir ir más lejos, afirma que no se discriminará a nadie por su raza, credo, género ni orientación sexual, pero la realidad es que cada día millones de personas son discriminadas por estos motivos y el día del orgullo gay intenta, una vez al año recordar a la sociedad que existe un colectivo dentro de la misma que sigue luchando (como muchos otros) por los mismos derechos que el resto de sus conciudadanos. En el mundo, seguimos recibiendo noticias de violaciones sistemáticas de mujeres homosexuales en África. El matrimonio homosexual sólo es legal en una decena de países, en su mayoría europeos. Y esto son sólo unos pocos ejemplos (unos más dramáticos que otros). Nos manifestamos por los que no pueden disfrutar de esos derechos básicos. Fácil de entender ¿verdad?
Si los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales de España, y del mundo entero, somos lo suficientemente buenos para el Estado como para exigirnos los mismos deberes democráticos que a los heterosexuales y pagamos a Hacienda, contribuimos a la Seguridad Social, obedecemos la normas y acatamos el orden social, ¿por qué entonces no deberíamos disfrutar de los mismos derechos?
La cuestión de los derechos de los homosexuales radica en la creencia de la homogeneidad de comportamientos humanos. En la homogeneidad del ser humano como especie. Todos pensamos y sentimos lo mismo, de lo cual se deduce que nos comportaremos de la misma manera, el margen puede ser más o menos amplio dependiendo de la radicalidad de cada uno. Creemos que estaremos de acuerdo en que ese margen es amplísimo e influyen multitud de factores en la variabilidad de las personas.
La sexualidad es enormemente compleja y dinámica, esta última característica no implica que tengamos que evolucionar hacia un cambio de orientación; podemos ser heterosexuales u homosexuales toda nuestra vida pero la experiencia de nuestra sexualidad va cambiando con el paso del tiempo y nuestras interacciones. En realidad, todas las preguntas que intentemos responder sobre la sexualidad son irrelevantes. Es lo que hay, somos así de variados y siempre y cuando mantengamos unos principios básicos (entre ellos, el de que nuestras relaciones han de ser siempre consentidas y entre adultos), así nuestra sexualidad es digna, siempre.
Sin embargo, en las sociedades existe un notable empeño por considerar la diversidad como algo susceptible de ser germen para la enfermedad o la maldad. Lo diferente asusta y dado el esfuerzo dedicado contra nuestros derechos debe ser que los gays y las lesbianas damos mucho miedo.
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Sin ir más lejos, en España tenemos El Foro de la Familia arengado por el Arzobispado Español. Recientemente el Papa Benedicto XVI, en su discurso de Año Nuevo de 2012 afirmó que el matrimonio homosexual pone en grave peligro a la familia. Y nos preguntamos ¿en qué se basan para afirmar semejante barbaridad? ¿A qué expertos consultan ellos? Como sean todos como Aquilino Polaino [*] vamos por mal camino. Hasta ahora ningún estudio científico ha demostrado que los niños de familias homoparentales sufran ningún tipo de trastorno sino que al contrario tienden a ser más tolerantes. En España se puede consultar el estudio realizado conjuntamente por la Universidad de Sevilla y la Universidad del País Vasco [1].
El argumento de que un niño necesita un padre y una madre resulta cansino y poco convincente, si este es su argumento más sólido deberían manifestarse también en contra de las familias monoparentales, cargar sus tintas en contra de las madres/padres solteros, los divorciados con custodia única y también los viudos y viudas con hijos, ninguno de ellos les puede proporcionar un progenitor de cada sexo a su hijo. Pero si se manifestaran en contra de ellos entonces les llamarían locos, ¿no? ¿Quién saldría a manifestarse para decir que los viudos no deben criar niños? Queda claro lo absurdo de esta máxima que defienden quienes nos llaman invertidos y anormales.
Un niño necesita personas que le quieran, le cuiden y le eduquen en el amor, el respeto, la tolerancia y la empatía y no en la discriminación y el acoso disfrazado de buenas intenciones. Lo que destruye la familia es el maltrato, el abandono, el no dedicar tiempo a la educación de los hijos, la negligencia a la hora de cubrir las necesidades de los niños… Y no el tener dos papás o dos mamás o solo uno de los dos.
La plenitud de derechos y el reconocimiento legal es de vital importancia por la influencia que la dimensión legal tiene sobre la psicológica. Es decir, durante el proceso de toma de consciencia de nuestra orientación sexual, cuando una persona empieza a imaginarse cómo será su futuro este no sólo está fuertemente influido por cuestiones culturales, económicas e históricas, el marco legal vigente en su país también influye en la construcción de ese futuro. Nos explicamos, cuando sospechábamos que éramos homosexuales [cada una en su vida], una de las primeras cosas que tuvimos que desechar fue la idea de encontrar al príncipe azul. No fue difícil cambiar al príncipe por princesa, pero sí lo fue (ya que en aquella época aún no era legal el matrimonio entre personas del mismo sexo en España) aceptar que no podríamos casarnos y vivir una vida como la que vivieron nuestros padres, como la que vivirían nuestros amigos, o para mayor irritación como la que podría vivir cualquier desconocido independientemente de lo buena persona que fuera. Que el matrimonio esté en decadencia no es obstáculo para que alguien crea en ello y quiera casarse. Así que durante años, a nosotras y a todos aquellos para los que casarse podía representar un momento muy importante de sus vidas nos tocó borrar esa idea de nuestras cabezas y asumir que eso del matrimonio no era para nosotros.
El poder decidir si casarnos, formar una familia o compartir nuestra vida con nuestros amigos sin tener que ocultar una parte muy importante de nosotros, es decisivo para el bienestar psicológico, y por ende para nuestra salud como individuos. El no disfrutar de estos derechos comporta una serie de daños colaterales, la salud se ve mermada.
Son muchas las razones por las que existe el Día del Orgullo Gay, ojalá llegue el día en que no haya necesidad de uno, significará que hemos alcanzado la igualdad de derechos.~
Referencias:
[*]Psiquiatra convocado como experto por iniciativa de la derecha en España (Partido Popular)
[1]. Arranz E. y Oliva, A. Nuevas familias y bienestar infantil. Universidad del País Vasco. Servicio Editorial Euskal Herriko Unibertsitatea. Argitarapen Zerbitzua (2011)
Excelente articulo!!
Muchas gracias!
“El argumento de que un niño necesita un padre y una madre resulta cansino y poco convincente”, y completamente anacrónico. Chicas, esperamos “el día en que no haya necesidad”… gracias por el artículo.
Saludos