No me llamen pseudo
“¡¿Qué sos vos, defensora de pobres?!”, fue una frase que me dijeron en muchas oportunidades a lo largo de mi infancia y adolescencia. No sé bien porqué, pero asumo que es cierto; aun hoy suelo sentir la necesidad de ponerme del lado de los incomprendidos. No iba a ser esta la excepción. Apenas me enteré que el tema del bimestre en Vozed sería lo “pseudo” o “casi casi” me invadió una especie de urgencia por quitarle una venda a la humanidad toda. ¿Pseudo? ¿Casi casi? ¿Qué quiere decir eso? Sin dudarlo, me pronuncio en contra, no de lo “casi casi” sino del concepto en sí que encierra ello.
Para empezar, me veo en la obligación de desmentir nada menos que a la Real Academia Española, que afirma que “pseudo” (o seudo) significa “falso”. No, lo pseudo no es falso. Lo pseudo es Algo, concreto, verdadero y lleno, pero que solemos considerar menos verdadero o incompleto sólo por tener las expectativas demasiado altas (típico de humano).
Cae una garúa finita sobre la ciudad, quizás hasta molesta para algunos. No termina de desatarse una tormenta, uno no sabe si salir con paraguas, si las botas de lluvia serían una exageración, si dejar la bicicleta en casa… ¿Es una pseudo tormenta o es una llovizna? ¡Es una llovizna! Tenue y leve como una caricia, una parte del ciclo de los estados del agua tal como lo aprendimos en la escuela, un fenómeno meteorológico para nada despreciable, una pieza preciosa del rompecabezas que es el mundo. Pero no, nosotros queremos que si el pronóstico anuncia lluvia se caiga el cielo de una vez por todas y se agoten las nubes, lo suficiente como para poder planear una salida al aire libre el fin de semana, para no suspender la fiesta o poder ir a ver en paz el partido de fútbol del momento.
Está uno agotado del trabajo y la rutina, necesita descansar, pero no logra dormirse. Da unas vueltas en la cama, lee un poco el libro que está en su mesa de luz, se le nublan los ojos y lo deja, pero no cae rendido. Ni siquiera es insomnio, es un estado intermedio en el que se dormita pero también logran captarse estímulos del alrededor. No es tampoco eso estar pseudo dormido, no, error. Ni es usted un casi casi dormido. No. Es la maravillosa duermevela, estado de vigilia que permite nada menos que estar entre dos mundos.
Así, la lista de ejemplos es infinita. Un pimpollo es un pimpollo, no una pseudo flor, y unos versos son unos versos, no casi casi un poema; así como a nadie se le ocurre decir que un par de senos son un pseudo cuerpo o un torso casi casi una persona. El considerar los Casi Casi es el típico ver el vaso mitad vacío. Es ir en busca de un Todo, suponer que hay algo que falta. Algo que nos es vedado, nos tienta, nos queda lejos o parece imposible. Es un “algo más” que nos hace infelices constantemente: es la famosa zanahoria delante del burro. Quizás sería mejor aceptar cada cosa, situación y persona como una obra completa. Arrojo la primera piedra y me defino como mujer, periodista, amiga, poeta. No soy casi morocha, soy castaño oscuro. No soy pseudo gigante, soy alta. Y creo que entendieron ustedes el concepto de lo que quería expresarles. Por eso voy a terminar acá esta columna sin darle un remate redondo. Para que se queden pensando si por faltarle un final con bombos y platillos es una pseudo nota…
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