Pasivos e incoherentes
No voy a hablar de la crisis en sí, sino de cómo las personas reaccionaron y reaccionan a ella.
Hemos vuelto, nos relanzamos o como bien dice el editorial de este número “nos repetimos”. Ha pasado mucho desde las últimas publicaciones de mis artículos en Vozed y en este tiempo sin duda el evento más importante -por el impacto que ha supuesto al mundo entero- es la crisis. Digo es y no fue porque sus efectos aun continúan, por lo que entiendo que aun no termina.
Pero no voy a hablar de la crisis en sí, sino de cómo las personas reaccionaron y reaccionan a ella. Desde la redacción nos pidieron que pensáramos en un tema y que hiciéramos una reflexión de por qué es importante hablar de ello. A pesar de que se ha dicho mucho de la crisis, desde mi perspectiva las reacciones a este hecho son muy significativas. Es importante que nos paremos a reflexionarlas y entenderlas, es importante que sigamos hablando de ella [la crisis] aun a riesgo de saturar a los lectores con este tema.
Las reacciones a las que quiero hacer referencia me las hizo ver una amiga mía que trabaja en una ONG de acción social, esto es, una organización sin ánimo de lucro que lucha por una mejor calidad de vida para colectivos en riesgo de exclusión social, y por extensión, exigir la mejora del bienestar de la sociedad. Ella me hacía ver que las personas de la clase media, que es el grupo al que más afecto la crisis [1] -pues los ricos son más ricos y los pobres tardaran más en salir de la pobreza-, no hacen nada por defender los derechos sociales, sus derechos sociales.
A estas alturas cualquier asiduo lector de periódicos sabe cómo se desarrolló la crisis y los culpables de la misma. Se lanzaron mensajes que si no se rescataba a los bancos las consecuencias serían peores [2]. Se dijo que la falta de liquidez, que los problemas de préstamos, que los riesgos de la suspensión de pagos, se dijo que la teoría del libre mercado no funcionaba del todo, Keynes y los kenecianos renacieron de sus cenizas para hablar de medidas anti cíclicas, reactivar el consumo… pero mientras en los organismos legislativos de todos los países occidentales se aprobaban las partidas estratosféricas de dinero para rescatar a los bancos a la sociedad se le hablaba de recortes sociales, de pagar más impuestos, menos derechos, peores servicios ¿y qué hizo la gente? Hay que recordar que los fondos públicos con los que se rescato a los bancos “para evitar sus quiebras [son] los que aportan los contribuyentes cumplidores” [3].
Supongamos que usted le presta dinero a alguien, y ese alguien no se lo devuelve ¿no le reclamaría? ¿No buscaría los medios cívicos posibles para reclamarlos? Si a usted le dicen que le va a dar un servicio A por el precio de 1 dólar y terminan cobrándole el dólar, no dándole el servicio y diciéndole que tendrá que aguantar ¿no lo reclamaría? ¿No intentaría que por lo menos le den una disculpa y le devuelvan el dólar? ¿No terminaría denunciando el hecho? Supongamos que este servicio de un dólar es un dentista para quitarle las caries a su hijo, que no sólo no se lo da sino que abusan de la inocencia del menor y le hacen firmar un pagare de otro dólar para pulirle los dientes ¿no intercedería por él? ¿Entonces por qué no reclamamos a los gobiernos que hagan pagar a los banqueros los costes de un rescate bancario que ellos provocaron especulando con productos financieros sofisticados, de alto riesgo, dudosos y poco éticos? ¿Por qué no reclamamos al mismo gobierno –que es el garante de que se cumpla el Estado de Bienestar en cualquier país [4]- que no lo está cumpliendo? ¿Por qué permitimos que, no solo no nos den los servicios a los que tenemos derechos (vía impuestos), sino que se quiten más a los que menos tienen? La sociedad no sólo es pasiva sino incoherente.
¿Si respondió a todas las preguntas sobre el dentista con un si, por qué dudó al responder a las del segundo bloque? No es fácil luchar contra el sistema, ni siquiera entender los mensajes que nos lanzan para saber si son los correctos [5], pero si es fácil darse cuenta si nos están engañando. No pretendo en este escrito ser un panfleto contra el sistema y contra el capitalismo, sino pedir coherencia entre nuestros actos más directos y locales como son la familia y los amigos con respecto a los macros, la sociedad. Para no ser un panfleto más he tratado de dar referencias de los hechos que he ido mencionando pero sea sincero: ¿ahora que le han dicho del ajuste -le subieron los impuestos y le bajaron las prestaciones sociales (peor sanidad, peor jubilación, pero seguridad, peores políticas de trabajo, y lo más grave peores políticas de educación)- ha ido a denunciarlo? ¿Se ha puesto en contacto con el legislador que lo representa? ¿Ha escrito al defensor del pueblo de su estado o comunidad? ¿Ha ido a las huelgas y marchas convocadas por los sindicatos, asociaciones civiles o los anticapitalistas?
Nuestros mayores que están a punto de jubilarse lucharon, y los admiramos por ello, en el 68. En Paris, México y Praga se enfrentaron al gobierno, cada uno por múltiples razones pero todos por la defensa de sus derechos: evitar ser una sociedad de consumo, autonomía en la educación universitaria y democratización y libertad política respectivamente. Ahora hubo manifestaciones en Londres por el ajuste que se reflejo principalmente en las cuotas de la universidad, los hubo en Grecia, en Francia ¿y donde están las manifestaciones de la clase media de Latinoamérica, España y EE.UU.?
Ahora que hay mensajes de que nos indignemos y se ha hecho popular el panfleto ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, ¿por qué los que más sufren el “ajuste” no hacen nada? No es raro encontrar mensajes en Facebook de mexicanos que viven en la capital quejándose de una huelga más, de que aquellos que marchan y protestan “sólo estorban y hacen perder el tiempo” ¿y qué otra arma tienen los que quieren reclamar algo al gobierno para manifestarse? Estoy seguro que el campesino “indio” que va desde Oaxaca -a unos 1500 kms. de la capital de México- a marchar prefiere estar en su tierra sembrando su cosecha en vez de estar durmiendo en la acera de asfalto recibiendo mentadas de madre de los conductores y viendo como el gobierno se burla de él. Tampoco fue raro escuchar a personas clase media en Madrid decir que no atendían a las convocatorias de huelga general de los sindicatos porque “eran todos iguales”. ¿No era mejor buscar un sindicato que fuera más a fin a su forma de pensar y atender a la manifestación, o era mejor irse a ver el partido de fútbol de turno? Es aun más sorprendente que la clase media estadounidense no haga nada por sus derechos. Según el documental Inside Job “es la primera vez que la generación actual (de la clase media) tiene menos derechos y menos oportunidades que sus padres”. Obama prometió un gobierno que piense en la gente y no en Wall Street sin embargo ha fracasado [6]. No hay que olvidar que esta crisis pudo evitarse [7] ¿y dónde están las protestas?
Nos da una esperanza ver lo que “los jóvenes árabes están haciendo en el mundo islámico, ese gran cambio donde buscan libertad, derechos y subirse al tren de la modernidad” nos recuerdan desde el editorial [8] ¿pero y quién debe provocar ese cambio?
Desde México gran parte de esa clase media cree que serán los empresarios. Ya votaron a un empresario para que dirigiera los destinos del país, Vicente Fox, y creen que la gran capacidad para emprender y tomar soluciones es la clave para avanzar en el país. Sólo que las empresas, y por extensión los empresarios, tienen como fin último rendimientos económicos. Pensar que serán los empresarios el motor de cambio es simplemente pedirles que vayan contra su naturaleza egoísta, aunque si se les puede exigir que dejen de ser tan avariciosos. Si hubo un empresario que comenzó pensando que se conformaría con 2 millones de dólares ¿por qué ahora sigue exprimiendo a sus empleados teniendo un capital de 20 millones? Un amigo empresario me comentó que la gente en México se está dando cuenta que las cosas tienen que cambiar, “que si seguimos [los empresarios] explotando al mercado como se está explotando no habrá consumidores”. Este pensamiento aunque loable no es correcto desde el punto de vista social pues sigue pensando en el mercado, en consumidores y en ganancias y no hay nuevas reglas ni económicas ni sociales que generen el cambio. En una discusión sobre esta teoría había quien ponía el ejemplo, que aunque un poco dramático sirve para entender el error de la teoría, y decía que era como “pensar que la seguridad va a dejar de existir porque los criminales se han dado cuenta que si siguen matando al ritmo que lo hacen ya no tendrán a quien matar en 10 años”. Irónico y esclarecedor. No ha hay duda que la avaricia de los empresarios nos llevo a esta crisis, de hecho en lo más fuerte de ella los grandes banqueros en EE.UU. se reunieron y llegaron a decir “que se les tiene que regular, que ellos no pueden” para luego echarse atrás y hacer aun más poderosos los lobbys que los representan en Washington [3]. No solo no se les puede confiar el cambio sino que es una de las fuerzas contra las que hay que luchar… y sobre sus acciones. Hay quien encuentra argumentos para decir que son “crímenes económicos contra la humanidad” [9].
Otro concepto erróneo es que el cambio es de las organizaciones civiles, las ongs. La gente cree que tienen presupuestos altos y que el hecho de tener su ámbito de trabajo en países pobres con presupuestos de países ricos tienen dinero de sobra para hacer cosas. Las ongs son organizaciones civiles, al menos las de acción social, cuyo propósito es crear conciencia, reivindicar y luchar por los derechos sociales, son agentes de cambio no responsables del cambio. Las ongs no son quienes crean las políticas, no toman decisiones sobre los presupuestos nacionales y no forman parte de las mesas de negociación para los “ajustes” provocados por las crisis. Esto es responsabilidad del gobierno, es el Estado el garante del estado de Bienestar. Sin embargo en los gobiernos de los estados mandan las empresas [10], peor aún, las empresas se han convertido en agentes globales cuya capacidad de acción afecta a varios gobiernos, de aquí que se le deba exigir cooperación, colaboración y principios de solidaridad con otros estados. Pero ¿si los gobiernos son incapaces o no quieren (principalmente EE.UU [6]), ya ha quedado claro que las ongs no son ni pueden, los empresarios menos, entonces quién? La sociedad misma.
Y la sociedad somos todos y cada uno de nosotros. Es difícil luchar contra el banco o contra la empresa de luz pero no debe dejar de intentarlo, ni dejar de exigir al gobierno que haga el papel que tiene que hacer. ¿Por qué no solidarizarse con el campesino que lleva 30 días en la ciudad y ayudarle exigiéndole al gobierno que legisle por el bien social y a los jueces que se hagan cumplir esas leyes? ¿Cómo hacer que los empresarios no abusen de nosotros como trabajadores sino atendemos a las huelgas generales? Escriba al defensor del pueblo preguntando cómo puede ayudar, o describiendo un abuso de poder. Reclame a las empresas que cumplan con sus contratos y que le den el servicio que han prometido. Evidentemente hacen falta cambios profundos en los propios estados [11] pero ¿y por qué no se los exigimos al estado mismo?
Hay actos aun más sencillos que nos permiten quitar poder a las empresas y ser más solidarios con la sociedad (elija la causa que le motive): si en vez de comer en una franquicia, el Sambors de Carlos Slim –el hombre más rico del mundo–, el Vips o cualquier otra, comemos en la fonda de doña Manolita ¿no cree qué hará un mejor reparto de la riqueza? Estoy seguro que Slim ya no necesita más dinero y los 100 pesos que deje en los comercios “doña Manolita” se lo agradecerán. ¿Por qué comprar la comida en el supermercado y agarrar el automóvil en vez de comprar fruta fresca, verduras del día, el pollo y pescado en el mercado? Es más cómodo tal vez pero el paseo al mercado y la delicia de las frutas frescas no es comparable por sólo un 5% más del precio. ¿Por qué no dedicar 10 minutos a escribir una reclamación si el gobierno que votó dijo que daría más servicios o haría una ley que regulara el libre mercado y hacerles ver que no han cumplido sus promesas electorales?
Los “ajustes” que se han originado con la crisis están orientados a atacar los síntomas pero no la raíz del problema, si todos los economistas de prestigio que dictan y asesoran las políticas estudian en escuelas que hablan de libre mercado ¿cómo va a cambiar la forma de hacer política? Estamos todos los agentes de la sociedad involucrados y a cada uno habrá que exigirle sus responsabilidades, la de usted y la mía es dejar de ser pasivos e incoherentes.~
Nota: Para cuando se está revisando este escrito en la redacción de Vozed se convocó a una manifestación en Madrid (15 de mayo) en la que “de repente, después de tanta tanta cháchara sobre ciberrevoluciones, va Internet y funciona. Después de tanta discusión sobre la pasividad de los jóvenes, van y salen a la calle” [12] donde una “manifestación de ‘indignados’ reúne a varios miles de personas en toda España [13]. En México el 7 y 8 de Mayo se realizo la “Marcha por la Paz” que, aunque inicialmente viene a protestar contra la inseguridad, en ella se expresa un sentimiento generalizado de que la calidad de vida y el estado de bienestar ha empeorado [14].
Referencias
1. José Luís Leal, “TRIBUNA: La clase media y la crisis”, 2011/02/13, El Pais,
2. Inside Job (2010), Documental, Director: Charles Ferguson
3. Miguel Ángel Aguilar, “¿Son los pobres los causantes de la crisis?” 2011/01/21, cincodias.com
4. Estado del bienestar, http://es.wikipedia.org/wiki/Estado_del_bienestar
5. Problema de Orwell enunciado por Chomsky, http://es.wikipedia.org/wiki/Problema_de_Orwell
6. Paul Krugman, “TRIBUNA: La primavera de los banqueros”, 2011/05/08, El País
7. Sandro Pozzi,” La crisis financiera pudo evitarse, concluye la investigación en EE UU”, 2011&01/27, El País,
8. Humberto Bedolla, “¡Y nos repetimos!”, 2011/04/01, Vozed,- Voz Editorial
9. Lourdes Bener’i ay Carmen Sarasua, “Crímenes económicos contra la humanidad” , 2011/03/29, El País
10. FIDES, “¿Porqué no Funcionó? El rescate Bancario del 2008?”, 2011/04/08, FIDES.org
11. Ignacio Sotelo “TRIBUNA: La salida de la crisis“, 2011/02/10, El País
12. Delia Rodríguez “¡Sorpresa! ¡Funcionó!”, Blog trending-topics, 2011/05/16, ElPais.com,
13. Marta Garijo y F. J. Barroso, Jesús García, Neus Caballer, Ezequiel Moltó y María Fernández Lago, “La manifestación de ‘indignados’ reúne a varios miles de personas en toda España”, 2011/05/15, El Pais,
14. José de la Colina, Correo fantasma blog de Letras Libres, 2011/05/11, Letras Libres.com
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