Apaguen el Fuego | Reseña

Reseña de Laura Podadera #literaturaDigital

 

LA MUERTE Y LA esperanza en forma de amor son el esqueleto, y la poesía es la carne. Lo absurdo y lo inverosímil cobra sentido en una realidad en la que nada lo tiene, y sucede con la naturalidad de la vida, que transcurre al margen de nuestra testaruda voluntad de entender.

J. Estiven Medina Ortiz es un escritor y músico peruano nacido en 1995. Ha publicado Hablemos de mí, mientras las hormigas devoran el sol (Poesía Sub25, Lima) y escrito Apaguen el Fuego (Cuentos, 2015) obra que nos ocupa– Delirios de grandeza (Novela/Poemario, 2016).  Además, ha publicado una serie de álbumes de música experimental en youtube.

Este joven autor se ha valido de la plataforma Creative Commons para difundir su libro Apaguen el Fuego. Creattive Commons es una plataforma de reconocimiento legal que ofrece distintas licencias de propiedad intelectual para la difusión de creaciones de autor por la red. Su obra presenta pequeños y dispersos errores de maquetación y puntuación, lo que demuestra que J. Estiven se ha hecho a sí mismo dentro del mundo de la publicación, edición y difusión de su obra, y que es posible ser leído y reconocido sin contar con una gran editorial a tus espaldas.

Apaguen el Fuego, formalmente, se asemeja a un diario en prosa. Íntimo, está presentado en historias independientes aparentemente inconexas, escritas en una primera persona sincera, delirante y honesta en su debilidad ante la realidad. Las historias o confesiones, tienen muchos diálogos, pero éstos no cuentan con una estructura rigurosa.

A pesar de esta forma de diario en prosa, lo que leemos es poesía. Es una poesía pop, que como sabemos, es un tipo de poesía que si bien no carece de calidad, padece de una estandarización que la vuelve en la mayoría de los casos repetitiva y predecible.

Medina se desmarca de esa homogeneización por su coqueteo con lo absurdo, asomando, en este sentido, tímidas influencias del mundo fantástico de Borges o Cortázar, tratando con total naturalidad que puedan salir conejos por la boca. Lo que quiero decir es que J. Estiven no sucumbe a la polaridad nihilista o hedonista que define en muchos casos la temática de la poesía pop. Él salva su pesimismo, el pesar de lo absurdo y el sinsentido de la vida, con la esperanza del amor como suelo de la Humanidad. El amor como único modo de comprender de los individuos y, por otra parte, el único modo de soportar la gélida incomprensión de la vida, el tiempo y la realidad.

En la obra de Medina destaca la muerte como tema central, como sol alrededor del cual orbitan los pensamientos sobre la vida. La aceptación de la muerte es verdaderamente de lo que nos habla. No sólo de tu propia muerte o de la muerte de cualquier otro; si no aún más de la muerte de todo lo que existe: de los pensamientos, de los sentimientos, de las voluntades, los proyectos, los sueños…la aceptación de que todo lo que existe, existe sólo por un tiempo y que está destinado a desaparecer. Aceptar la extinción de cualquier emoción o determinación para entender que no hay nada eterno que podamos ofrecer, ni a nosotros mismos ni a ningún otro, más allá de la propia indeterminación de lo que somos.

La poesía hecha prosa de Medina cuenta con otra gran fuerza igual y opuesta a la muerte, y es el amor. Supera la sensiblería y lo expresa y presenta como la esperanza que sostiene a la vida, lo que nos hace verdaderamente humanos – vulnerables y fuertes al mismo tiempo– .

He de destacar el desafío a la realidad que hace J. Estiven Medina en esta obra. Es valiente. La desafía a pecho descubierto; la quiebra sin romperla y la estira y deforma. Trata con inocencia lo siniestro y consigue que deje de serlo. Se atreve con adjetivaciones imposibles y las crea dotándolas de una gran belleza que radica especialmente en su extrañeza.

En Apaguemos el Fuego habitan contados personajes cuyos nombres no importan. Son recurrentes  apareciendo en ellas y conectándolas como una especie de destino universal inevitable que contradice, al fin, la carencia de sentido de la vida que late en la obra. Estos personajes están profundamente vivos porque no han sido encasillados en ningún cliché fácil y de rápido reconocimiento –celebro el respeto que eso muestra por el lector–. A través de los personajes y de sus experiencias nos habla de temas como la depresión, la soledad, la vergüenza, la emoción y la impaciencia o la ansiedad. Lo hace a través de ellos como en la vida real todos esos temas hablan a través de nuestros actos y pensamientos más instintivos, sin que les preceda ninguna reflexión que trate de definirlos. Es esta ausencia del intento de entenderlo, este abandono a la sensibilidad, al puro y primitivo hecho de sentirlo, lo que da vida real a estos personajes frente al lector.

J. Estiven Medina Ortiz, como buen poeta pop, explota la insoportable levedad del ser (que ya nos descubrió Kundera), pero a diferencia de otros muchos, lo hace de pie, enarbolando la esperanza del amor y la belleza de la vulnerabilidad, negándose a caer de rodillas frente a la nada.

La puntúo con un 4 sobre 5.