Celeste siempre Celeste | día 12

San Petersburgo es la más bella de las ciudades rusas. Pedro el Grande la fundó a principios del Siglo XVIII para que sea la capital de Rusia, una ciudad más parecida a París o Roma que a su natal Moscú. Símbolo del despotismo ilustrado de la época, ver los carruajes delante del elegante Palacio del Hermitage nos transporta a los tiempos de Catalina la Grande, zarina y escritora.

A la Catedral, que tardaron años en construir a imagen y semejanza de la San Basilio moscovita, es casi imposible llegar porque a sus pies se ha instalado el Fan Fest y hoy juega Rusia, así que está lleno de rusos con sus banderas, en las manos y en las caras. Entrar es imposible, solo tiene capacidad para 15.000 personas, así que nos tenemos que conformar con un restaurante en el que hay más argentinos que locales.

El partido dura poco, los rusos pronto descubren por qué ese paisito en los confines de la tierra tiene dos Copas del Mundo y se atreve a buscar la tercera. Se atreve porque tiene a Luisito Suárez, grande en Sudáfrica, grande en Brasil, y ahora grande en Rusia, metiendo un tiro libre rasante que es su segundo gol en el torneo. Se atreve porque Diego Laxalt parece solucionar el problema de los laterales que no llegaban, primero saca un tiro que rebota en todos y se mete lejos de la estirada de Akinfeev, y después fuerza la segunda amarilla y expulsión del lateral derecho Smólnikov.

Aún así, con el partido terminado, es enternecedor caminar por Nevsky Prospekt, la avenida principal de San Petersburgo, y escuchar cómo se eleva el ruido ambiente cuando Rusia pasa de mitad de cancha. No saben que se enfrentan a la defensa charrúa, que no han encajado ni un solo gol en este Mundial, que por eso se atreve a pensar en grande. Se atreve porque tiene un capitán gigante, Diego Godín, que se eleva en las dos áreas, para ganar siempre. Se atreve porque Edinson Cavani no solo pelea, corre, y trabaja, sino que tiene el olfato goleador que le permite cerrar el partido con un 3 a 0 contundente. Tres jugados, tres ganados, cinco goles a favor, ninguno en contra. Con la Celeste siempre hay que contar.

A la misma hora, Mohamed Salah marcaba su segundo gol en el Mundial, pero Egipto se llevaba la sorpresa de que Arabia Saudita se lo diera vuelta en el último segundo del partido. Había empatado Salman Alfaraj, y el 2 a 1 llegó por intermedio del jugador fantasma del Villarreal Salem Aldawsari.

La emoción llegó con la definición del grupo de España. Los españoles volvieron a repetir los problemas mentales de los dos partidos anteriores. ¿Quién puede discutir que España es el equipo que mejor juega al fútbol en este Mundial? Cuando se ponen a tocar la pelota, no hay quien les haga sombra. Pero, de repente, se distraen, Iniesta lo mira a Ramos, Ramos lo mira a Iniesta, y Khalid Boutaib sale disparado para ponerse mano a mano con De Gea. Cinco minutos después, poesía con el balón, toques, pases, paredes, Iniesta que entra en el área como si fuese su jardín y asiste con el exterior para que Isco le haga un globo a la red y empate el partido.

Se suponía que tenía que llegar el segundo, pero en lugar de ser la España de Sudáfrica, la que tenía la pelota hasta el hartazgo, el partido se convierte en un ida y vuelta, porque Marruecos también llega, si Isco está a punto de repetir de cabeza, Amrabat le hace un agujero a la cruceta española. Y en un córner, el ingresado Youssef En-Nesyri se impone con un gran cabezazo que pone a España contra las cuerdas. Lo cierto es que Irán tiene que hacer dos goles para dejarla afuera, y entonces llega la hora del VAR. Córner corto de España, y taco maravilloso de Iago Aspas que se va al fondo de la red. Pero el línea tiene la bandera levantada. En el VAR lo miran y lo remiran, ese taco merece ser el 2 a 2 que le dará a España el primer lugar del grupo. Tendrá que jugar contra Rusia en el Olímpico de Luzhnikí. Partidazo.

La Irán de Carlos Queiroz, contra su Portugal, volvió a demostrar que es un equipo muy competitivo, aunque siempre le falte el gol para dar un paso más arriba. Cuando apretaba en busca de la victoria que le diera la clasificación, se encontró con un golazo de Ricardo Quaresma, que le pegó tres dedos desde afuera del área. Después el VAR quiso dirigir el partido, primero le otorgó un penal a Cristiano Ronaldo, que hizo lo mismo que Messi, ponerla en las manos del arquero; después otro para Irán, que Karim Ansarifard metió en el minuto 92. Un gol más lo dejaba afuera a Portugal, y Taremi se plantó solo frente a Rui Patricio, pero la tiró afuera. Fue 1 a 1 y clasificación para los portugueses, que tendrán que mejorar mucho para eliminar a Uruguay en los Octavos de Final.

 

Andrés Margolles. San Petersburgo, 25-06-2018