Un triunfo histórico. México vs Camerún | blog Mundial Brasil 2014
El futbol es una actividad profunda y reflexiva, pese al empeño de las marcas, los intelectuales y el gran ladrón por trivializarla. Es apenas natural que las características de un equipo nacional de fútbol se parezcan a las del país que representan. El equipo de México se parece a México, salvo en que no hay indígenas en el once titular.
Quiebre al tema. En los primeros dos partidos de la copa hubo dos asaltos violentos. ¿El arma? Un silbato y dos banderines. Todos estamos de acuerdo en que el penal que marcaron a favor de Brasil fue flagrante. En lo que no coincidimos es en si fue una falta flagrante o un engaño flagrante. Fuera de algunos brasileños, todos los demás que vimos el partido estamos convencidos de lo segundo.
Marca tituló “Regalo al anfitrión para empezar” o algo parecido. Aún no sabían que al día siguiente el partido de España comenzaría también con un regalo para ellos. Los cinco goles que anotó después Holanda fueron humillantes, pero salvaron al director editorial del diario madridista de tener que ahondar en el tema de los penalties regalados a los grandes.
El segundo asalto fue en el partido del que corresponde hablar ahora: México v. Camerún. Dos goles de Giovani en el primer tiempo fueron anulados por el mismo árbitro de línea. Ambos eran buenos. No quiero ni imaginar la polvareda que se hubiera levantado si México termina perdiendo o empatando el juego, tampoco el ardor de estómago que yo traería aún, quizá ya en el cólon. Afortunadamente tenemos un Oribe de oro, que siempre nos salva de hacer el ridículo.
Para entender lo que vimos hoy hace falta remontarse mucho. No sólo a los últimos partidos de preparación del tricolor, ni tampoco a la ridícula forma en que se clasificó al Mundial, perdiendo más partidos de los que se ganaron en la ronda final y gracias a un gol de Estados Unidos contra Panamá en tiempo de compensación. No. Hay que remontarse hasta 2001.
La selección de México estaba quedándose fuera del Mundial. Llamaron al vasco Aguirre y clasificaron de milagro. Con poquísimo tiempo liderando al equipo, el vasco hizo lo que pudo: México se fue a casa en octavos de final. Después, en 2006, el equipo fue dirigido por LaVolpe, la clasificación fue tranquila y el equipo jugaba bien: México se fue a casa en octavos de final. En el camino a Sudáfrica, en 2010, nuevamente se pasaron apuros. Hugo, Meza, Ericksson y, finalmente, otra vez Aguirre, pasaron por el banquillo. Poco tiempo de juego antes de llegar a la copa derivó en lo mismo: México se fue a casa en octavos de final.
Esta vez, espero equivocarme, sucederá lo mismo. Aunque México ganó bien, me temo que fue más porque Camerún se está quebrando (algo parecido a lo que sucedió con Francia en el mundial pasado, con amenazas de huelga al interior, disidencia y punk). El Tricolor sigue jugando con varios técnicos en un mismo proceso y las cosas no van a mejorar. Es verdad, ganarle a un equipo africano en un Mundial fue histórico. Pero este triunfo es histórico no porque sea algo que quiebra la Historia, sino más bien porque se parece mucho a ella: el camino comienza igual (México tiene veinte años sin perder su primer partido).
Como siempre, el equipo empezó motivado, pero cuando la motivación se vaya mitigando –como siempre sucede con el paso del tiempo— la táctica y la experiencia entrarán al quite y ahí, no lo quiera Alá, volveremos a caer.
No hace falta ser Einstein para entender que si se hacen siempre las mismas cosas, se obtienen siempre los mismos resultados. La práctica de cambiar de técnico cada tres meses tiene que erradicarse: habría que mantenerlo, al menos, ocho años. Eso quiere decir, lamentablemente, que la selección mexicana no tiene aspiraciones a los tres primeros lugares sino hasta dentro de, al menos, dos mundiales.~
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