TRIBUNA VISITANTE: Santas patatas
Palermo Soho
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
14 de marzo de 2013
Estimados no papables:
Ayer fue un día tranquilo, estuve todo el día trabajando en casa como cualquier otro día estático en el que no hay mucho que contar. La realidad es que una ligera resaca de la noche anterior producida por mi cambio inoportuno de cerveza tirada a Jack Daniels en las rocas “porque tenía frío”, le hizo corto circuito a mis huesos y a mis neuronas, claro está. La mañana la empecé tarde y, después de mi obligado café en tres tandas estuve trabajando lenta y procrastinadamente: comí un poco de fruta, me pasee por la casa, levanté un papelito del piso, se me volvió a caer y revisé mi celular… cien veces. Cuando finalmente terminé con esta rutina de obsesión cíclica, acabé los pendientes del día y proseguí con mi lectura intermitente de Twitter.
Estaba patinando los dedos sobre el teléfono y conforme leía los catárticos caracteres con sendas fotitos de perfil a la izquierda, me reacomodé en el momento a través de un Tweet de una cuenta que empecé a seguir un par de días antes. El usuario @PapalSmokeStack (con únicamente 7,687 seguidores) puso el 13 de marzo a las 12:39 PM: Getting close, probably inside twenty minutes to the big reveal. La única razón por la que empecé a seguir esta cuenta fue la especificidad del nombre, y de la foto (una chimenea vaticana… o de carrito de camotes con humito y todo) y una descripción de usuario contundente que explica como único propósito de la cuenta informar al mundo sobre la elección del nuevo Papa.
Sin ninguna credencial periodística ni enlace al ciberespacio lleno de información parafraseada, esta cuenta logró el meta objetivo absoluto de la red social anónima: me repuso en contexto y me hizo prender la televisión para seguir el suceso que, claramente, leía inconscientemente al igual que cualquier otro mortal a través de los básicos noticiosos en Twitter, en mi caso mexicanos y argentinos. Cuando mi cerebro finalmente reaccionó frente a la noticia, recordé cómo unos días antes en la tele abierta hablaban con esa seguridad prepotente característica del medio sobre el candidato argentino a la bula papal y el cambio de domicilio de Buenos Aires a San Pedro, como cuando saben de antemano que la Selección Argentina va a ganar… y que terminan teniendo la razón.
La realidad es que en su momento me dio risa pensar la posibilidad de que el argentino llegara al reinado, pues viniendo de México, para mí ha sido muy sutil la presencia eclesiástica, al menos en Buenos Aires. Incontables veces he tomado la línea D del Subte hasta la última estación: Catedral. La reaparición desde el subsuelo te lleva a la intersección entre Diagonal Norte y Rivadavia que, como en cualquier otra zona centro del mundo, despista con sus cruces peatonales y gente que camina a kilómetros por hora arriba de los tuyos. No importa desde qué ángulo veas las cosas, la disposición y diseño de exteriores del espacio le da la primicia visual a la casa de gobierno y su vestimenta rosa, incluso cuando ésta se encuentra relativamente lejos de la esquina religiosa.
La Catedral Metropolitana de la ciudad de Buenos Aires es un edificio de fachada neoclásica que aunque recuerda más a una facultad académica en el exterior, mantiene en el interior una religiosidad silenciosa y el enorme mausoleo del General San Martín, con esculturas de mármol y la bandera nacional. Como mucha arquitectura de Buenos Aires, la Catedral es costosa en cada detalle: el piso, el mármol, las maderas y chapas de oro le reafirman a la mirada el objetivo de lograr un paisajismo exquisito en toda la ciudad. Para mí ha sido claro que en Buenos Aires las iglesias pasan desapercibidas y parecieran gozar el perfil bajo, contrario a México, donde la Catedral Metropolitana de la Asunción de María se le presenta al turista y nacional como una de las principales reafirmaciones del colonialismo a nivel mundial.
Volviendo al momento televisado, me acordé de Don Norbert, de la Catedral en el Zócalo y de la posibilidad de ambos latinoamericanos al trono de la iglesia católica. Y todo pasó en un segundo. Como lo pronosticaron los títulos de los noticiarios, la posibilidad del argentino finalmente se hizo una realidad y desde ese momento (y como era de esperarse) la televisión ha estado más insoportable que nunca. Las Santas Trinidades evocando la argentinidad del Todopoderoso recuerdan a Maradona, a Messi y ahora a Bergoglio, los diarios dedican todo el espacio de su portal a la vida y obra del nuevo pontífice. En cuanto a la postura mexicana, eran de esperarse los chistes de la resucitación de Cerati y los comentarios envidiosos recordándole a los argentinos su carácter de meseros e insoportables (cosa que también era de esperarse).
En cuanto a la ciudad, no sé realmente si haya cambiado, supongo que al igual que en México encontraré una playera o una taza con la impresión de la cara papal. En la televisión de eso se sigue hablando y se hablará, especialmente con la carga política que Don Francis tiene en lo relacionado con la dictadura. Los deslices continuarán, como los del propio Gael García Bernal y un Tweet descuidado de una foto de otro cardenal dándole la hostia al terrorífico Videla. La política se mantendrá complicada, con las cartas de una Cristi K seria pero con una agenda retocada que la llevará a la ceremonia de asunción en el Vaticano el próximo martes. En fin, todo parece seguir igual, al menos en casa, no sé qué tanto afectará la nueva religiosidad argentina, pero seguiremos informando.
Besos,
Denisse, la no papable.~
Viste que somos la contra por la contra misma???… a ver si aumenta la cantidad de apostatados de una vez!!! ejejjee… la iglesia, cuando de papa se trata, sigue quedando lejos,bah… es más deseo que otra cosa!
Impresión. Efecto Francisco en Argentina: La religión es el nuevo pop.