Evolución empresarial
Poca gente duda ya de que la evolución biológica está siendo sustituida por una evolución tecnológica mucho más acelerada. Se ha escrito sobre ello hasta la saciedad.
YENDO UN POCO más allá, el hombre ha visto cómo el papel de sus genes en la evolución ha sido sustituido por los mismos organismos que él ha ayudado a crear. Empresas, organizaciones, estados, todos ellos, asociaciones de intereses y personas con procedimientos internos, normas y relaciones que sustituyen el genoma humano.
Establecer categorías sobre cualquier cosa es un ejercicio arriesgado. Puede llegar otra persona y establecer sus propias categorías igualmente válidas, según sus propios criterios, tan acertados como los tuyos. Sin embargo, lejos de ser un ejercicio axiomático por el que sentar una verdad eterna, este artículo sólo pretende hacer una división paralela entre la evolución biológica y la evolución empresarial, y ver cuales son los caminos que las empresas pueden y deben seguir para cambiar su forma de actuar en la selva de los negocios, no ya sólo para sobrevivir, sino también para triunfar y crecer.
Tipos de evolución. A priori, y saltándonos todos los pasos intermedios, podríamos establecer tres tipos de evolución biológica.
La primera, la evolución incremental, consiste en pequeños cambios que sufre una especie y que la hacen más adaptable a un medio ambiente determinado. De esta forma, esa especie tiene más posibilidades de sobrevivir en ese medio que otras que no se han adaptado o han sido adaptadas por el azar o la evolución. Un ejemplo de ello puede ser un ave cuyo plumaje cambia de color en invierno para adaptarse a las nieves, y en verano para adquirir el color pardo de la tierra y los matorrales.
Estas pequeñas evoluciones son pequeños saltos cuantitativos en ciertas características, y se podría decir que están enfocados a uno o dos aspectos básicos de una especie.
El siguiente tipo de evolución, la evolución drástica, consiste en un salto cualitativo de bastante mayor envergadura. Es decir, un cambio genético que permite a una especie dominar completamente un aspecto del ecosistema en el que habita. Por ejemplo, la velocidad del guepardo, el tamaño de un elefante, la agilidad acuática de los pingüinos.
Estas evoluciones drásticas suponen un cambio tal en una especie, que la hace mucho más adaptable a un medio determinado. De la importancia de este cambio dependerá que esa especie sea un actor más o menos importante en ese ecosistema.
Los cambios drásticos se pueden dar de dos formas. Una, mediante la suma de pequeños cambios incrementales. Otra, más radical, con un único gran cambio.
El tercer tipo de evolución es lo que podríamos llamar Evolución Catastrófica, consiste en un cambio de tal magnitud, un salto cuantitativo tan grande, que hace que una especie, en poco tiempo (relativamente hablando), llegue a dominar completamente no uno, sino todos los ecosistemas. Ejemplos de ello se han citado ya varias veces, la inteligencia (humana, de los delfines, etc.), la mente colmena de las hormigas, la inmensa capacidad reproductora y de adaptación de los roedores.
Este tipo de cambios suelen ir aparejados del subsiguiente dominio del medio por esta especie, lo que no siempre se tiene que traducir en la destrucción del mismo, como estamos haciendo los seres humanos. Contemplemos, por ejemplo, el dominio casi absoluto que los cetáceos (delfines y ballenas) poseen de los océanos. En ningún momento ese “dominio” ha supuesto la destrucción de sus ecosistemas. De todas formas, la naturaleza tiene sus medios para regular las plagas, pero ese no es el motivo de este artículo.
Una vez establecidas las categorías de la evolución biológica, podemos intentar sacar una plantilla de la misma, y sobreponerla sobre el mundo empresarial y organizativo. Así, vemos que los tres tipos de evolución se dan en este ámbito.
La evolución incremental es la más común (igual que en la naturaleza), y ejemplos de ellos pueden ser los cambios continuos en los procesadores que aumentaban su velocidad de procesamiento (giga herzios) de manera continuada pero progresiva, mejoras en la calidad de los productos, etc.
La evolución drástica está representada por cambios más importantes, como los nuevos procesadores de núcleo múltiple, la aparición de teléfonos móviles, PDA´s, el aprovechamiento de los bajos costes en Asia. Todos ellos conllevan una ventaja de las empresas que primeramente los introducen, y que les permite dominar, temporalmente hasta que llega otro agente que realiza una adaptación todavía mayor, un segmento del mercado.
Pero, ¿qué hay de la más importante de todas las categorías? ¿La evolución catastrófica? En los países latinos, este tipo de evolución parece estar vetado. Simplemente, las instituciones y nuestra cultura no parecen propiciar que se produzcan este tipo de cambios. Cambios tan grandes, que lleven a una empresa a dominar completamente, no un segmento del mercado, sino todo el mercado internacional en uno o varios productos. Un ejemplo claro de ello es Microsoft, que con el Windows no sólo dominó un sector emergente de la tecnología, sino que ayudó a crear un segmento completamente nuevo en muchos países de mercado, el PC.
Otros tipos de evolución drástica que podrían darse son Google, que con sus ideas ha revolucionado el mundo de Internet. La primera empresa que logre una inteligencia artificial para el mercado de consumo, la primera organización (grupo de empresas y organismos) que logre construir un ascensor espacial, que le daría el dominio casi completo de todos viajes espaciales, y el inmenso potencial de recursos allí existente. Aquella empresa que produzca un automóvil totalmente limpio y que use un combustible barato, al margen de las empresas petrolíferas.
Sea como sea, apenas podemos empezar a ver esos cambios, pero cuando se produzcan, serán tan obvios que la mayoría diremos: “cómo no se me habrá ocurrido antes”. Mientras, las empresas que hayan evolucionado no sólo recogerán los beneficios de ellos
En España y América Latina, debemos hacer un esfuerzo para conseguir crear un entorno que ayude a la evolución de las empresas. Poco a poco, con pequeños cambios incrementales iremos favoreciendo un sistema empresarial y organizativo (incluyo a organismos públicos que también deben evolucionar) hasta conseguir un cambio drástico que permita a nuestras empresas hacerse un hueco importante en el mercado mundial.
Al final, si hay suerte, ese ambiente de cambio (que no tiene nada que ver con el liberalismo a ultranza) favorecerá la aparición de una o varias evoluciones catastróficas, que harán que alguna de nuestras empresas, o varias, lleguen a marcar el ritmo de crecimiento económico, tecnológico y medioambiental en todo el mundo.~
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