Llora por mí, AR-GEN-TI-NA | día 13
Navegar por el río Nevá, descubriendo cada Palacio de San Petersburgo, termina de hacer a esta ciudad idílica. El barco atraviesa hermosos puentes y serpentea entre las islas Yelaguin, Kámenny, hasta llegar a la de Krestovski. Aquí te encuentras con el Golfo de Finlandia, que se abre al Mar Báltico, y con el flamante Estadio Krestovski, donde esta noche juega la Argentina contra Nigeria.
El nuevo estadio del Zenit de San Petersburgo se asemeja a un enorme platillo volador, que parece estar a punto de volver a su planeta de origen. La seguridad aquí es extrema, muy superior a la que apreciamos en el Olímpico de Luzhnikí en Moscú. Aquí se jugará una de las semifinales del Mundial. Pero hoy se la juega Messi, antes de entrar, los argentinos despliegan una gran bandera con el número 10 y su nombre, mientras estampan sus firmas pidiéndole el milagro.
Hoy todos son argentinos, el Estadio va a reventar. La gente canta “esta hinchada loca, dejó todo por la Copa, la que tiene a Messi y Maradona…”. A nadie le importa que Francia y Dinamarca hayan arreglado un empate 0 a 0 que nos enfrentaría a los franceses si conseguimos la clasificación. Croacia y Dinamarca jugarán uno de los partidos con menos atractivo de los Octavos de Final.
La gente pregunta qué hizo Perú. Les contamos que ganó un partido mundialista 40 años después de aquel histórico Mundial del ’78. La “culebra” Carrillo empalmó maravillosamente un centro de Paolo para poner el primero, y lo liquidó Paolo Guerrero de media vuelta en otra jugada hermosa del equipo peruano. La victoria por 2 a 0 sobre Australia le hace justicia a uno de los grandes animadores que se queda afuera en la Primera Fase.
En el Estadio Krestovski, Franco Armani es el primero en entrar a calentar, vitoreado por la hinchada argentina que no quiere ni oír hablar de “Willy” Caballero. Hoy entra Rojo como central, y Tagliafico pasa al lateral izquierdo. Juega Banega, vuelve Di María, y el “Pipita” Higuaín va de titular. Por más que repasamos la formación, siempre concluimos lo mismo, necesitamos que la pelota pase por Messi, y que esté inspirado. Puede ser su última oportunidad.
A Nigeria le agradecemos la victoria sobre Islandia. Llevamos varios Mundiales seguidos ganándoles, aunque siempre nos acordaremos de aquel talentoso Kanu que nos amargó los Juegos Olímpicos de 1996. Hoy tienen al rapidito Musa y al eterno Obi Mikel. Dirige un buen árbitro, el turco Çakir, que será protagonista.
Las 64.000 personas, casi todas argentinas, que abarrotan el estadio, aplauden a todos los jugadores, pero lo abuchean a Sampaoli. Diego está en la cancha media hora antes, no podemos esperar, queremos que esto empiece ya. Sergio Goycochea agarra el micrófono para arengar aún más a la hinchada, uno de nuestros grandes héroes.
Argentina tiene la pelota, y Banega es la clave. Messi juega con él, y habilita a Tagliafico que la vuela. Aunque no sobran las ideas, Marcos Rojo sale del fondo, se la da a Banega, levanta la cabeza, y le mete un pelotazo perfecto a Lionel Andrés Messi. Puede usted ponerse de pie. El diez la mata con el muslo, y define con la derecha, con la mala. Es gol. Es gritarlo y que el estadio se venga abajo. Ese grito contenido que explota, que sale de bien adentro.
Ahora la Argentina tiene el partido donde quiere. Pero necesita más goles. Messi vuelve a sacar la varita mágica y lo deja solo al Pipita Higuaín. Por poco no llega a levantarla ante la salida del jovencísimo arquero nigeriano. La hinchada está con él, grita “olé, olé, olé, olééé, Pipaaa, Pipaaa”. Y es que está haciendo un buen partido, ganando arriba y tocando abajo. ¿Cómo va Islandia? Empata, menos mal.
Otra vez Banega es el que habla con la pelota, lo pone a correr a Di María y lo bajan en la puerta del área. Messi estrella el tiro libre en el poste. Empata Islandia. Nigeria se acerca muy tímidamente al área argentina, para que Tagliafico haga gala de su seguridad y templanza, para que la hinchada festeje cada pelotazo de Armani. Termina el primer tiempo. Empata Islandia.
El segundo tiempo será de infarto. En un córner en el que no pasaba nada, Mascherano arrastra con el brazo al central Balogun, y el turco pita penal. Un penalito. Victor Moses la toca a un lado de Armani y todo empieza de nuevo. Las buenas noticias, al menos, llegan de Rostov, ya que marca Milan Badelj para Croacia.
Se trata de ganar en San Petersburgo, pero el equipo no carbura, no llega. El que llega es Nigeria, Ahmed Musa lo saca a pasear a Mascherano, al que solo le quedan las ganas de aquel cinco impasable de Sudáfrica y Brasil. Ighalo lo tiene un par de veces, en la primera, la pelota pega claramente en la mano de Rojo, y el remate le sale desviado al nigeriano. Todos piden VAR, el turco lo concede, mira la jugada, y nos da una nueva vida, creo que ya es la cuarta. Encima empata Islandia con un penal de Gylfi Sigurdsson.
Todo pinta negro. La única esperanza es “Kichán” Pavón, que hace daño por la derecha. Pero la entrada de Meza, sí, Sampaoli todavía puede empeorar al equipo, nos cierra la banda izquierda. Cuando entra el “Kun” Agüero, Rojo se convierte en tres, en ese tres que fue figura en Brasil, y le pone una pelota hermosa a Higuaín en el punto penal. El Pipita la manda a las nubes. Otra vez.
Pero Argentina va con el corazón, con los gritos de la hinchada, con el aliento de millones de argentinos frente a los televisores. Cristian Pavón alfombra la banda derecha, para que Gabriel Mercado se proyecte y tire un buen centro. Al área llega Marcos Rojo, se acomoda para darle con la mala, con la derecha, y meterla bien abajo, a la izquierda de Uzoho. Gooool!!!!! Ahora sí, gritamos, lloramos, miramos cómo va Islandia, volvemos a gritar, volvemos a llorar.
Los jugadores ya no quieren seguir jugando. Ahora sí, se crece Mascherano, se crece hasta Messi, que se tira al piso. Goool de Croacia! 2 a 1. Gracias, Perisic! Ahora se desata la fiesta en la tribuna albiceleste. Siguen jugando, pero la pelota está lejos del arco argentino. En el minuto 94 llega hasta ahí y la abraza Franco Armani. Quedate ahí. Terminó. 2 a 1. Estamos clasificados para los Octavos de Final. Si querés llorar, llorá.
Messi y los suyos no quieren abandonar la cancha, se quedan festejando y cantando con la tribuna. La gente sale agradecida del estadio, así da gusto ganar, sobre el final, sufriendo. Sabemos que el equipo no funciona, que a Messi no le llega la pelota, que nos cuesta crear situaciones de gol, y que sufrimos cuando nos atacan. Sabemos que nos espera Francia en Kazán, que no somos favoritos. Pero eso hoy no importa. Escucho una mujer que dice que ha llorado “cinco o seis veces”. No te preocupes, le digo, lloramos todos.
Andrés Margolles
San Petersburgo, 26-06-2018
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