La última crisis (El fin del capitalismo II)


 

Estamos en un momento histórico. En poco tiempo, se podrían dar por terminadas las épocas de recesión. Los avances sociales y tecnológicos nos plantean la posibilidad de que la creación de riqueza experimente un salto cualitativo y un crecimiento exponencial. El que esto se consiga antes o después, dependerá del apoyo que este proceso tenga de los agentes sociales (gobierno, empresas, trabajadores, etc.). De las inversiones que se produzcan, de que consigamos pensar en un plazo de tiempo algo mayor que dos o tres años, y en algunos casos, cambiar la mentalidad, y potenciar el capital humano, así como la responsabilidad corporativa que las empresas tienen con sus empleados, la sociedad y el medio ambiente. Al mismo tiempo, es imprescindible que los trabajadores comprendan que la creación de valor es el principal camino hacia este objetivo, que aumentar la productividad el trabajo y la formación también recae sobre ellos. Para ello, las empresas deberán recompensar el talento y el esfuerzo, si no, todo este esfuerzo se perderá en la siguiente negociación de salarios.

Podría ser. Esta dentro de lo posible que la última crisis económica que se ha vivido recientemente (y de la que Europa apenas está empezando a salir) sea la última que sufran los países desarrollados.

Todavía recuerdo el año 2000 cuando los analistas hablaban del posible despegue económico de los Estados Unidos (y por ende, del resto del mundo desarrollado). Decían, en periódicos, revistas y programas especializados, que la economía podía haber tomado un camino de ascenso perpetuo. Comparaban la situación actual con un satélite que giraba continuamente, siempre arriba, al contrario que la situación anterior, que, al igual que un avión, despegaba y aterrizaba cuando se quedaba sin combustible.

Después la realidad nos devolvió a nuestro sitio. La euforia que nos había hecho especular con el fin de las crisis económicas cesó. Estalló la burbuja bursátil, precedida por la de las llamadas “.com”, Estados Unidos primero, y después Alemania, Francia y otros países entraron en recesión, los atentados se sucedieron (11-S, el antrax, 11-M), la Gripe Asiática restó fortaleza a las economías del Sudeste asiático. Fue un cúmulo de circunstancias que rompieron la confianza de empresarios, trabajadores y políticos.

Poco a poco parece que la mayoría de los países han ido saliendo de esta situación, escalonadamente, y precedidos por Estados Unidos (lo de China es para no creérselo de espectacular). De hecho, la zona económica más débil en este momento es la Unión Europea, que no logra alcanzar ratios de crecimiento lo suficientemente grandes para crear empleo. Estos años de crisis han debilitado nuestra economía, hemos perdido productividad, se ha destruido empleo de calidad y hemos perdido fuelle financiero. Pero si la situación económica y política mundial permanece estable podríamos estar en la parrilla de salida para una nueva fase de prolongado crecimiento.

Así de entrada me surgen dos preguntas: ¿Qué es necesario para que esa nueva fase llegue lo antes posible, si es así, cuánto durará? ¿Cuándo llegará la recuperación a Europa de forma vigorosa y visible? En cuanto a la primera pregunta, baste decir que una de las amenazas que penden sobre la recuperación es el posible estallido de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, existen mecanismos para paliarlo, y solucionar los problemas derivados de ella (ver El fin del capitalismo en Vozed 1.5). Otro de los problemas que pueden hacer tambalearse a nuestra economía es el descenso de la productividad, acusado sobre todo en España en términos reales, pero que afecta al conjunto de la economía europea en términos relativos, si la comparamos con China o Estados Unidos (ver el artículo Productividad y competitividad Vozed 1.4 para analizar este problema más en profundidad, y sus posibles soluciones). La tercera, y bajo mi punto de vista, más importante amenaza para la recuperación europea es la falta de confianza. Hemos perdido nuestro temple (ojo, esto es sólo una apreciación personal, basada en mi experiencia y análisis personal de la situación actual. El análisis puede no ser completamente acertado, pero espero que el lector entienda la complejidad de medir indicadores como la actitud humana y sus sentimientos con medios tan limitados).

Decía, que en Europa ha arraigado un sentimiento de inferioridad en el ámbito económico, que poco a poco ha ido calando desde las empresas hasta sus trabajadores. A cambio, nos refugiamos en nuestra supuesta mayor sensibilidad humana, social y cultural, usándola como escudo para justificar una menor productividad y producción. Parece, como si puestos en la tesitura de competir en serio con el resto del mundo, nos refugiásemos en nuestra historia y nuestra cultura para auto convencernos de que ya hemos hecho bastante, y tenemos que disfrutar ahora de la riqueza que hemos generado. Repito que esto es una generalización, una sensación nada más, pero puede que nuestra actitud sea vista así por el resto del mundo. Tal vez de forma injusta, pero desde luego, es posible.

En un continente que ha dado ejemplos como Marco Polo, Alejandro Magno, Cristóbal Colón, Einstein, bueno, parece un poco precipitado enterrarse en la autocomplacencia. Si los gobiernos, las empresas y los ciudadanos, consiguen superar este complejo de inferioridad, y plantearse retos y el papel que queremos tener en el mundo, la crisis terminará en breve, si no, la posible recuperación económica será sólo un espejismo pues perderemos importancia paulatina en el mundo, hasta quedar reducidos a un recuerdo del pasado como potencia (aunque sigamos conservando nuestra riqueza).

La última amenaza que detectamos para la recuperación es la progresiva pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos. El Euro ha generado un incremento desmesurado de algunos precios en algunas regiones, los despidos y las congelaciones salariales han conseguido meter el miedo a los consumidores, y las empresas no parecen dispuestas a sacrificar un tanto por ciento de sus beneficios para elevar la capacidad adquisitiva, la confianza y eliminar el descontento de los trabajadores.

No debe de ser difícil de comprender, que la pérdida de poder adquisitivo que se ha sufrido es una traba para el crecimiento futuro de las empresas. Por ese motivo, tal vez se deberían buscar formas de elevar los salarios, al tiempo que se aumenta la productividad (ligar los salarios a los aumentos de productividad es una magnífica idea, siempre que el trabajador pueda controlar que sus incentivos y aumentos de salario le sean entregados de forma fiel y segura, algo que hasta ahora, no siempre ocurre).

En resumen, la recuperación europea llegará y lo hará con más fuerza siempre y cuando se solucionen cuatro problemas:

  • Confianza
  • Productividad y competitividad
  • Aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores-consumidores.
  • El efecto negativo de un posible pinchazo de la burbuja inmobiliaria

¿Cuánto durará la recuperación Mundial?

Podría ser la última. Realmente esta podría haber sido la última crisis que sufriríamos los países desarrollados. En la anterior recuperación económica, que duró casi diez años, las tecnologías de la información y los avances tecnológicos aumentaron las expectativas, debido al increíble aumento de la productividad que trajeron. Sin embargo, algo falló.

Ese “algo” fue, ni más ni menos, que las tecnologías y las personas no pudieron cubrir las enormes expectativas creadas. La riqueza creada, al final, no se correspondió con la riqueza que se esperaba y cuando el mercado y sus agentes se dieron cuenta de esta situación, la confianza se perdió, y las expectativas se quedaron en nada, haciendo más daño del que la situación requería.

¿Puede ocurrir de nuevo esto con la situación actual?

Desde luego, va a ser difícil que en algún tiempo vuelva a producirse un autoengaño tan generalizado y masivo como el de las “.com” sin embargo, no podemos descartar que la memoria humana no consiga poner freno a los deseos de los agentes sociales.

Así que la pregunta es la siguiente: ¿podrán los avances tecnológicos, la formación del capital humano, es desarrollo del comercio internacional y la expansión del bienestar crear la suficiente riqueza como para entrar en una espiral alcista de la producción neta? ¿Se conseguirá, en resumen, crear un estado perpetuo del crecimiento del PIB? Suena bonito, pero no parece muy probable a corto plazo, ¿verdad?

Sin embargo, en breves años, se van a producir una serie de revoluciones que dejarán en pañales las anteriores. En este momento, la Humanidad se encuentra frente a un cambio decisivo en el ámbito económico y social. Si hasta ahora las revoluciones económico-científicas se habían producido de una en una, podríamos decir que en este momento, las promesas de la ciencia nos hacen plantearnos que estemos ante tres o cuatro revoluciones. Cada una de las cuales bastaría para hacer palidecer a las anteriores. ¿Cuáles son estas revoluciones? ¿Cuándo llegarán? ¿Llegarán a tiempo? (Nota. Voy a permitirme dividir cada avance en tres tipos de evoluciones: incremental, drástica y catastrófica. Siendo la primera un conjunto de pequeños pasos que nos llevan a avanzar en un campo, la segunda, un gran avance de un salto que permite dominar temporalmente una industria, y la tercera algo cualitativamente mayor que tendrá un impacto mundial y no tiene comparación con el pasado). ¿Cuáles son estas revoluciones científicas y sociales? ¿Cuándo se van a producir?

Primera: Inteligencia Artificial. (Evolución Catastrófica)

No hay mucho que explicar, cada vez, la ciencia nos convence más de que es posible crear vida artificial. El impacto que esto va a tener en nuestra sociedad y en nuestra economía va a ser pasmoso.

¿Cómo se puede explicar, o siquiera imaginar, lo que un conjunto de computadoras inteligentes, capaces de resolver problemas científicos y económicos a velocidades impensables pueden lograr?

Imaginemos por un segundo que cualquier empresa puede tener una de estas inteligencias artificiales. ¿Para qué se necesitarían los departamentos de contabilidad, administración, secretarias, recepcionistas, comerciales e incluso ingenieros?

Una sola inteligencia capaz de procesar millones de datos en milésimas de segundo, realizar todos los apuntes contables y liquidaciones de impuestos en un segundo, derivar todas las llamadas instantáneamente a las personas adecuadas, elaborar complejos planos técnicos, y corregirlos inmediatamente poniéndose en contacto en tiempo real con la inteligencia artificial de la empresa cliente y con las de los proveedores.

Creo que con este ejemplo la idea queda clara. No se nos debe escapar, sin embargo, los peligros inherentes a esta evolución. ¿Podrá el ser humano adaptarse para competir con semejante potencia? Personalmente creo que sí, pero ese es otro tema.

¿Qué pasaría si fuese una empresa la primera que consiguiese crear una Inteligencia Artificial? Evidentemente, dependiendo de la distancia a la que le sigan sus competidores, este descubrimiento sería de tal importancia, que le daría una ventaja competitiva sin precedentes. ¿Cómo puede una empresa corriente con ordenadores corrientes competir con una empresa que posee bajo su tutela semejante potencial creativo y creador de riqueza? Uno de los principales controles que deberían plantearse los gobiernos es el favorecer la competencia para evitar que una compañía consiga adelantarse excesivamente a sus competidores. La forma de hacerlo es invertir fondos públicos en esta área, y emanar los descubrimientos hacia un conjunto de empresas, apoyando sus esfuerzos, pero garantizando la competencia.

Dicen que en el plazo de unos veinticinco años ya habrá ordenadores capaces de imitar la capacidad de pensamiento humano, personalmente creo que será en menos tiempo, tan vez veinte. Es de suponer que el software se desarrollará con la misma celeridad, y dispongamos entonces de una combinación hardware/software que cree vida artificial.

A pesar de que queda bastante tiempo todavía, los pasos intermedios serán lo suficientemente grandes como para ir teniendo impactos progresivos y crecientes en la productividad de las empresas, y en la creación de riqueza.

Segunda: Telecomunicaciones e informática (Evolución incremental y drástica)

Divido esta revolución en dos por un motivo muy sencillo. Los avances en telecomunicaciones se componen de pequeños pasos que van haciendo crecer su potencia (aumento del ancho de banda, mayor capacidad de los procesadores y los discos duros, etc.), pero también, de vez en cuando se produce un incremento espectacular en estos campos, con lo cual se da un salto drástico (ordenadores cuánticos, ADSL, aparición del móvil, etc.). La combinación de unos y otros cambios han creado uno de los mayores aumentos de la productividad de la historia, y lo seguirán haciendo.

Es de esperar que en breve dispongamos de automóviles, de hogares y electrodomésticos conectados a través de la red a multitud de centros, comercios y terminales. Hogares verdaderamente domóticos. Los avances en software y la potencia creciente de los ordenadores y de las redes grid aumentarán a su vez la de las empresas, reduciendo costes (la llegada de la factura y la firma digital supondrán una revolución y un ahorro de materiales y tiempo, por ejemplo).

Tercera: Nanotecnología (evolución catastrófica)

La nanotecnología es la ciencia de lo atómico. Si nuestras fábricas trabajan con materias primas, acero, petróleo, etc. la nanotecnología actúa a nivel molecular, fabricando moléculas complejas y máquinas minúsculas capaces de manejar átomos o moléculas para fines muy variados.

Cualquier campo es susceptible de ser beneficiado por esta revolución. Se crearán materiales increíbles, ligeros pero resistentes como el acero, nuevos microprocesadores con materiales superconductores a nivel atómico que revolucionarán los ordenadores, sensores indetectables que avisarán de la presencia de fuego en un boque. Las aplicaciones son innumerables.

Especulando un poco más en el futuro, es fácil imaginar miles de millones de nanomáquinas que se conectan con un ordenador central, y al igual que un cuerpo humano en desarrollo, cada una tiene una función individual y colectiva, edificando en cuestión de días rascacielos de cientos de plantas. Repito, esto puede parecer ciencia ficción, pero en unas décadas podría ser realidad.

Actualmente la nanotecnología está en pañales, sin embargo, en el plazo de diez o quince años veremos ya los primeros avances espectaculares en campos como el de los nuevos materiales, la informática y los sensores ambientales.

Los avances más espectaculares no llegarán hasta mediados de siglo, demasiado tarde como para evitar la siguiente crisis económica en caso de producirse, pero ¿podrán los avances actuales hacerlo? Toda una industria se está desarrollando en torno a esta nueva ciencia. España (y Europa) está llegando ya tare, pero todavía puede ponerse al día con una inversión relativamente pequeña.

Cuarta: Biotecnología (evolución catastrófica)

La ingeniería genética es ya casi una realidad. Está aquí, no podemos negarlo. Los alimentos transgénicos inundan ya nuestras huertas, los descubrimientos científicos se suceden, la clonación es ya una realidad, y los resultados de la investigación con células madre podrían empezar a llegar en cinco o diez años. Sin embargo, todos estos avances son pequeños cambios o saltitos un poco más avanzados, no la gran promesa que nos han puesto en los labios.

¿Se decidirán al final los gobiernos a financiar de forma seria estas investigaciones para desarrollar todo su potencial? La alternativa es seguir dejando a nuestros científicos sin fondos suficientes para cubrir todas estas expectativas, desperdiciando su talento capital humano y perdiendo grandes oportunidades o retrasándolas.

Se especula que el fin de todo este proceso de investigación tecnológica será el dominio completo de la fuente de la vida, el ADN. ¿Implicaría eso que los hombre podrían llegar a ser inmortales? ¿Qué podrían crear cualquier tipo ser vivo, adaptado a sus necesidades? ¿Sería ético? ¿Qué repercusiones tendría esto para la economía y para nuestra sociedad?

Cada una de estas preguntas requeriría uno o varios artículos sólo para poder comenzar a entender todas las facetas de esta revolución, pero espero que comprendamos que estamos a las puertas de un cambio fundamental en la forma de crear, producir, proteger y cuidar riqueza la biológica.

Quinta: Aeroespacial (evolución drástica)

La investigación espacial produce beneficios científicos que se derivan a otros campos. Esta industria tiene el potencial de convertirse en el sustituto de la industria militar en el futuro, tanto en lo que se refiere a la recepción de inversiones estatales como a los descubrimientos científicos que puede alcanzar que beneficiarían a toda la sociedad. Satélites de telecomunicaciones, prevención de siniestros naturales, laboratorios orbitales, etc. son avances que se van a seguir produciendo en los próximos años, y que tendrán un impacto económico importante y creciente.

En un plazo de tiempo más largo, la intención expresada por el presidente norteamericano de enviar vuelos tripulados a la Luna y a Marte, y la posibilidad de construir colonias y estaciones espaciales supondrán una inversión creciente en esta industria, y los retornos económicos irán también en aumento. ¿Es posible imaginar colonias lunares desde donde se envíen expediciones a otros cuerpos del Sistema Solar? No hasta dentro de unas décadas, pero las inversiones necesarias deben empezar a acometerse ya, y sus beneficios puede que lleguen antes incluso de que dichos vuelos se produzcan.

Sexta: Energética (evolución catastrófica)

Fusión fría, tecnología de hidrógenos. Demasiadas veces se ha hablado de estas alternativas como para que a corto plazo representen una revolución. Sin embargo, llegará el día en que deban ser realidad, pues el agotamiento del petróleo está cerca (a mediados de este siglo aproximadamente). Los beneficios casi no hacen falta explicarlos. Energía limpia y segura (una vez se desarrolle la tecnología), inversiones inmensas que crearán nuevos puestos de trabajo, nuevas profesiones y más riqueza.

Redistribución del poder que hoy detentan unos pocos países poseedores de las mayores reservas de petróleo. Países que hasta ahora no tenían recursos energéticos podrán conseguirlos ahora si poseen la tecnología y la capacidad financiera necesaria para construir las plantas de fusión y de hidrógeno.

¿Cómo cambiará el panorama político y las relaciones de poder mundiales estos descubrimientos? ¿Permitirán los poderes energéticos actuales que se desarrolle a velocidad suficiente para llegar antes de las próximas crisis económicas, inmunizando al mundo frente a posibles crisis energéticas como la del 73 y el 78, o la más reciente subida de precios del año pasado?

Séptima: Nuevos materiales (evolución incremental)

La aparición de nuevos materiales también tiene un papel muy importante que jugar en la evolución económica. Se abrirán nuevos mercados, otros, como los de los automóviles, la construcción y el aeroespacial experimentarán un cambio fundamental. Sea como sea, elementos que hace una década considerábamos de ciencia ficción serán realidad en pocos años.

Octava: Robótica (evolución incremental)

Los robots avanzan cada día. Cada vez la ingeniería robótica tiene más aplicaciones, y estas máquinas se parecen más a los seres que hemos visto en películas y libros. Sus aplicaciones industriales crecen, y puede ser que en cuestión de décadas sean realidad fábricas totalmente automatizadas en las que los seres humanos no intervengan en ningún proceso manual, o robots individuales que puedan realizar tareas de alta precisión y que requieran gran potencia al mismo tiempo. O que ayuden en el hogar a ancianos y gente con alguna minusvalía.

De momento, también se han encontrado aplicaciones de consumo, como venderlos como juguetes cada vez más sofisticados y que se actualizan mediante su conexión a Internet. La película “Yo, Robot” nos plantea un futuro cercano en el que los robots son algo tan corriente e imprescindible como ahora mismo lo son los PC´s en nuestras casas. No es difícil imaginar que cuando haya robots tan desarrollados como ésos, todo niño, ama de casa o empresario quiera tener uno o varios, en las múltiples formas que se desarrollarán.

Potencia combinada

Todas estas revoluciones que se han enumerado y explicado brevemente (así como otras que no podemos ni imaginar) tienen una capacidad de cambiar totalmente nuestras vidas, así como nuestra economía.

Pero su principal impacto tendrá lugar cuando unas y otras comiencen a combinarse. Es fácil suponer que los nuevos materiales aumentarán las capacidades de la industria aeroespacial. Los aviones serán más ligeros, ahorrarán más combustible y viajarán más rápido. Será posible situar en órbita grandes cargas de material de alta tecnología a un precio irrisorio.

Los nuevos materiales también permitirán nuevas tendencias arquitectónicas. El sueño de construir edificios kilométricos, con jardines, parques, comercios y oficinas en su interior, y apartamentos amplios y acogedores en sus plantas superiores se hará realidad.

La fusión fría y la pila de hidrógeno, de materializarse, evolucionarán los transportes mundiales, haciendo mucho más barato y accesible viajar a cualquier parte del mundo, con lo que el turismo sufrirá grandes cambios y un incremento exponencial (en parte, gracias al mayor tiempo libre del que dispondremos).

Podemos también anticipar que combinar los avances en telecomunicaciones, junto con la inteligencia Artificial y la nanotecnología nos permitirá terminar con las necesidades materiales, siendo posible crear cualquier material o producto en cuestión de minutos. Se terminarán las necesidades materiales propiamente dichas, y el sistema económico sufrirá un ajuste para recoger estos cambios y la nueva realidad productiva y social.

No podemos más que especular los avances que en poco tiempo veremos, pero puede que sean lo suficientemente grandes como para sorprendernos.

Peligros inherentes

Desde luego, ante estas increíbles, y casi de ciencia-ficción, revoluciones, se nos plantea el peligro que pueden suponer para los seres humanos. La multiplicación descontrolada de nanoides podría destruir toda la vida en la tierra, la aparición de las inteligencias artificiales dejaría relegado al hombre a un papel productivo secundario aunque más creativo, una plaga genéticamente modificada puede destruir a la Humanidad en cuestión de semanas.

Bueno, los Gobiernos del mundo y las organizaciones internacionales tienen la responsabilidad de fomentar todas estas tecnologías, y también de promover foros y estudios que permitan establecer controles imprescindibles para que cada paso dado sea seguro.

¿Es posible que se evite la crisis?

Es difícil saberlo. Como hemos visto, las revoluciones científicas que se han expuesto empiezan ya a dar resultados, pero no será hasta dentro de unas décadas que la verdadera revolución económica se produzca. La pregunta sería si los avances a corto plazo serán suficientes para causar el impacto necesario en la productividad como para iniciar una senda alcista en la economía mundial.

La segunda pregunta es si las empresas conseguirán creerse que el capital humano es su principal activo, y que la formación de éste de cara al futuro, su motivación, su participación en los beneficios, y el equilibrio entre su vida personal y profesional, son agentes que influyen en aumentar o disminuir los beneficios de las empresas.

Si las empresas consiguen aprovechar su capital humano, fomentar el desarrollo y captar el mayor talento, podremos evitar que se produzca un pinchazo como ocurrió hace cinco años. Si no, los meros avances materiales y tecnológicos no podrán soportar solos la mesa del crecimiento del PIB.

Relaciones internacionales. El comercio internacional es la tercera pata en la que se apoyará este crecimiento exponencial, caso de producirse.  Las amenazas son claras, aumento de aranceles, terrorismo, desigualdades que causarán mayor proteccionismo y descontento de los países en desarrollo, inmigración masiva, epidemias, guerras que destruirán la poca riqueza que se haya creado.

Llevar la creación de riqueza y valor a todos los continentes, la justicia y la educación, así como la seguridad, requiere un pacto mundial, así como un firme compromiso para respetar las diferencias culturales y la historia de cada región o país.

Desarrollo sostenido.

Por último, el medio ambiente se está deteriorando a pasos agigantados. El cambio climático y la destrucción de la biodiversidad nos ponen en la coyuntura de que en el breve espacio de ocho o diez años, de no tomar medidas urgentes, habremos causado un daño irrecuperable a nuestra riqueza natural.

Algo que las generaciones futuras, nuestros hijos, no pueden permitirse si queremos evitar futuras crisis económicas y sociales.

Por último, simplemente comentar que las revoluciones que hemos explicado aquí son de ámbito científico, y que es imprescindible analizar también las revoluciones sociales y cómo está cambiando nuestra sociedad para comprender lo que nos espera. Pero esa, es otra historia.~