La PseudoDemocracia Española

«El 20 de Noviembre (20-N) estaremos votando en España para elegir al Presidente que nos gobernará en los próximos 4 años.»


 

El 20 de Noviembre (20-N) estaremos votando en España para elegir al Presidente que nos gobernará en los próximos 4 años. Cuando VozEd esté en la Red, ya habremos elegido a Mariano Rajoy como el líder que tendrá que dirigir a España en medio del naufragio de las economías europeas, especialmente las de los países del Sureste de Europa.

Pero, en realidad, los ciudadanos no habrán elegido a Mariano Rajoy para tan importante reto. De hecho, si hubieran tenido que hacerlo, seguramente no hubiera sido él el elegido, con su discurso exasperadamente vacío y cadencioso. Realmente, lo que han elegido los ciudadanos es a un partido político (el PP) que ha decidido que Rajoy sea su líder y Presidente.

No solo eso, las posibilidades de elección ante las que nos encontrábamos los ciudadanos españoles eran el PP o el PSOE, siendo este último el partido que había gobernado el país en medio de una gran crisis económica. Por lo tanto, no me ha resultado demasiado difícil, ni a mi ni a nadie, profetizar el ganador de las elecciones.

Y ahora me pregunto: ¿Es esto realmente una Democracia? Parece claro que, como mucho, se trata de una Partitocracia. Se nos permite, al menos, decidir qué partido político gobernará, pero ni siquiera se nos permite participar para elegir a los candidatos dentro de cada partido y, menos que menos, participar en la política de gobierno que será aplicada por los mismos.

Es muy importante que la ciudadanía sea consciente de que la Democracia (el Gobierno del Pueblo) ha sido completamente sustituida por esta Partitocracia, y vuelva a reclamar su Poder. Con las Tecnologías de la Información al alcance de casi todos (Internet, Facebook, Twitter) debería ser ahora muy fácil, más que nunca, recuperar ese poder que pertenece a los ciudadanos y que hoy ostentan los partidos políticos.

El Movimiento 15-M, el de los Indignados, sirvió para llamar la atención de todos nosotros. Sin embargo, con el paso del tiempo, hemos visto que la batalla no será tan sencilla, que ni siquiera las peticiones más básicas que allí se recogieron (“un ciudadano, un voto”) han sido aprobadas por el Parlamento…

…y, claro, ¿qué es el Parlamento? Se supone que es uno de los tres poderes, el Legislativo, en que se divide la Democracia Moderna, para buscar un equilibrio de poderes. Sin embargo, cada debate parlamentario, cada votación en el Congreso, se resuelve de la misma manera: el PP vota A, el PSOE vota B, CiU vota A, B ó C, etc. Y vaya usted a encontrar un Diputado del PP que vote B… lo más probable es que allí se acabe su carrera política. Es decir, el Partido que gobierna también controla el Poder Legislativo. Los ciudadanos lo estamos viendo cada día, los partidos políticos, el PP y el PSOE, se reparten el Poder, 8 años cada uno, y a nosotros nos toca mirarlo desde afuera. Tenemos, eso sí, la opción de afiliarnos a alguno de los partidos y, entonces, participar de la Partitocracia. Si caes en gracia al líder distrital y luego al regional y luego al provincial y luego al autonómico es posible que llegues incluso a Presidente pero, eso sí, como representante de un Partido, no de la Ciudadanía.

El tercero de los poderes, el Judicial, está, cada día más, contaminado por los partidos políticos, hasta el punto de que la renovación del Tribunal Constitucional está suspendida, pendiente del acuerdo de los partidos. Acuerdo que está esperando a que toque un cambio de partido de gobierno para cambiar la mayoría en el Tribunal. Aquí la Partitocracia consigue cerrar el círculo.

Y, si lo estamos viendo, si la batalla ha comenzado, si sabemos que los Partidos pelearán para conservar la situación actual, ¿qué habría que hacer para reiniciar el camino democrático? Lo más importante es, sin duda, la participación, conseguir abrir vías de participación ciudadana a través de las nuevas tecnologías (así consiguieron voltear sus regímenes en los países árabes). Sería extremadamente sencillo hoy en día que votemos por Internet una nueva Ley, un nuevo Presidente, un Poder Legislativo, sin ninguna necesidad de pasar por los Partidos Políticos.

Muchas veces, la idea de la participación se da de bruces con la negativa de los ciudadanos a la misma, oímos por allí que prefieren no meterse en política, dejar que las decisiones las tomen otros. Pero, al descubrir que verdaderamente pueden influir en esas decisiones, la participación política es seguro que cambiará. Hoy en día, como es lógico, los ciudadanos se sienten extremadamente lejos de las decisiones políticas que se cocinan dentro de dos partidos políticos que apenas nos representan y se acuerdan de nosotros cada 4 años.

Para fomentar esa participación es imprescindible comenzar a generar las condiciones para la misma. Las elecciones ya tendrían que ser digitales, sin necesidad de movilizarse. Una vez consolidado este método de participación política, de allí a votar si uno está o no de acuerdo con una determinada Ley no hay más que un paso. Estos sistemas ya funcionan en países democráticamente más avanzados.

Otro cambio importante que pide el sistema político vigente es la posibilidad de interpelar directamente a los candidatos, diputados y presidentes. Casi todos tienen ya sus cuentas de Facebook y Twitter, solo falta el paso de hacerlas oficiales, e imponer la responsabilidad de responder a un número determinado de preguntas de los ciudadanos.

Pero el cambio más importante, sin lugar a dudas, es la posibilidad de elegir a cualquier ciudadano para un cargo público, a través de una elección directa, sin tener que pasar por la “lista sábana” de los partidos políticos. Quizás la ciudadanía optaría por Gallardón, o por Esperanza Aguirre, en lugar de que ellos tengan que rendirle pleitesía a Mariano Rajoy, por ser el jefe del partido. Que Izquierda Unida tenga 970.000 votos y solo 2 diputados, mientras que Convergència i Unió, con 780.000 votos, cuente con 10 representantes, es una muestra más de lo extravagante que puede llegar a ser el sistema político, cuando está dominado por los dos grandes partidos. En estas elecciones, se sumará UPyD a la sombra del bipartidismo. El cambio del sistema lleva sobre la mesa del Congreso varios años, pero es bloqueado sistemáticamente por los beneficiarios del mismo.

Tal vez la debacle económica de la zona euro produzca el mismo vuelco político, y no sea necesario este proceso de renovación. Sin embargo, si esto no se produce, será importante cambiar porque el sistema ya está enquistado en una Partitocracia de la que cada vez será más difícil salir, ya que los partidos tienen cada día más poder, y los ciudadanos cada día menos.~