Profecía maya, ¿una más?

focoSON MUCHOS LOS vaticinios ya fallidos que han querido predecir el fin del mundo, ¿por qué  aún así sigue el ser humano atendiendo a estos anuncios? ¿Acaso la fecha propuesta en el calendario maya tiene algo diferente a las anteriores? ¿Por qué a pesar de los errores seguimos prestando tanta atención a estas predicciones?

Durante siglos se han sucedido los avisos de la llegada del final de los tiempos a lo largo de las más variadas fechas y de las más variadas maneras. Hasta el momento se ha ido observando como ese inminente Apocalipsis, en algún caso deseado, no ha sido tal. A pesar de esta realidad conforme se acerca la fecha prevista para cumplir la profecía al respecto se activa el mecanismo de la expectación.

Y aquí estamos nuevamente a la espera del final. La posibilidad de llegar a  ser testigos de la llegada del fin del mundo (En realidad se trata del final de la especie, el ego humano es así de grande.) ¿Quizás hay algo en la psique humana que nos predispone a pensar que tenemos un final? Quiero creer que así es. Tal vez la lógica de la vida, con la implícita presencia de la muerte, es la responsable de esta histeria colectiva. Imagine por un momento que es inmortal ¿estaría dispuesto a dar crédito a una teoría que plantea el final? Posiblemente no lo haría. Ahora ampliemos esa posibilidad a toda la especie. El supuesto sería: todos somos inmortales. ¿Existiría algo parecido a una predicción cuyo contenido fuera el final de la propia especie? Nuevamente la respuesta, con casi toda seguridad, sería negativa.

Menciono esto porque otra similitud entre los diferentes vaticinios es la de tratar a un amplio espectro, abarcando a toda la raza humana o el mundo conocido hasta ese instante en el que se formula el auspicio. Todos en el mismo fatal destino. Ya que uno predice el final, que no haya testigos, imagino que piensan los que forjan dicho augurio. Una y otra vez, afortunadamente, la realidad es que la inmensa mayoría sigue aquí para comprobar su afortunado equívoco. Cierto es que en algunos casos individuales se cumple, pero eso es ley de vida.

Ya que el ser humano es el único animal que tropieza cuantas veces haga falta en la misma piedra, lo siguiente tras comprobar el equivoco (suele ser unos días tras la previsión fallida) será buscar una nueva fecha a la que aferrarse para asistir, nuevamente,  a ese final del mundo que, de nuevo, parece ser tan deseado.

En esta ocasión no hay nada diferente, si dejamos de lado el origen enigmático de la fecha debido a la cultura que la establece, por lo que volvemos a estar como al principio. La profecía maya, que prevé el fin del mundo alrededor del 21 de diciembre de este mismo año en curso, 2012; vuelve a disparar en nuestro interior ese deseo humano de participar de algo grande como especie. Ciertamente no debe de haber nada más enorme que asistir al final de todo lo conocido. Como sociedad participamos del «evento» cómo mejor sabemos, especulando cómo será. De ahí las más diversas teorías alrededor del vaticinio. No voy a entrar en detalles porque el lector tiene a su disposición un buen número de libros, artículos, objetos, viajes al epicentro de la cultura maya y un largo etcétera con el que poder satisfacer su curiosidad (Yo mismo, ese día 21, me sumergiré en mi búnker particular a disfrutar de una buena lectura). Tampoco hay que perder la ocasión de vender bien el mayor espectáculo al que uno podría asistir, no fuera que llegado el 2013 nos arrepintiéramos de no haberlo aprovechado.

¿Sucederá algo el día 21 que pueda ser atribuido a la profecía maya sobre el fin del mundo? Es posible, al fin y al cabo somos mortales. ¿Se acuerda de la pregunta que le formulé más arriba? Efectivamente, que usted crea en el fin del mundo, que sea un tema que le interese, que levante esas pasiones entra en lo normal.  Además nada impide que en alguna ocasión se termine acertando. No por insistir, sino por el hecho de que es muy posible que en algún momento de la historia de la humanidad esta desaparezca. No hay nada en el pasado que augure la supervivencia de toda una especie animal ad infinitum. De hecho existe alguna especie con anterioridad que desapareció de un plumazo de la faz de la tierra; aunque mencionaría  que es posible que seamos la primera que lo pueda conseguir por la acción de si misma, aunque esto sería entrar  nuevamente en el campo de la conjetura.

En definitiva, introduzcámonos en el imaginario colectivo e imaginemos que vamos a tener entradas de primera fila en el acontecimiento más grande al que nosotros mismos como raza podríamos asistir. Lo mismo en esta ocasión termina siendo cierta la profecía. Y si no, no tenga reparos en proponer una fecha ejerciendo de oráculo amateur. Ya sabe que en algún momento es muy posible que alguien acierte. Podría ser usted.~