TRIBUNA VISITANTE: Buscar pastos más verdes
PALANCE DIBUJA UNA visión imaginaria de una casa familiar típica Dagbani, un grupo cultural de personas que viven en la región norte de Ghana. La casa está hecha de adobe, el tejado de hierba y paja. Una vez construidas se les añaden pinturas y decoraciones que dan cuenta del estatus de sus habitantes. Esta es la casa de la autoridad del pueblo. Este asentamiento imaginario está rodeado de hermosos árboles de karité, que en el lenguaje tradicional se dice dagbani. Tamale significa «nuez de karité», y es el nombre de la gran ciudad de la que viene Palance: la capital de la región norte de Ghana, la ciudad más grande en extensión y la tercera en términos de desarrollo.
Palance es un hombre alto, de unos cuarenta años, siempre sonriente, amable y muy correcto. Su apariencia transmite orden, educación y todos los sinónimos de la discreción. Habla inglés. Hablamos en inglés porque su castellano es demasiado incipiente como para mantener una conversación fluida, aunque progresa con mucha rapidez.
[pullquote]Hasta que no viajas no sabes realmente lo que va a pasar[/pullquote]
Palance cuenta que Tamale es una ciudad con mucha vida y con mucha actividad: muchos comercios, colegios, escuelas técnicas, un hospital universitario… Es una ciudad muy bien comunicada, con un aeropuerto internacional, en la que los recursos económicos principales provienen de las actividades agrícolas y ganaderas de las granjas situadas en las afueras de la capital, el comercio y pequeñas industrias manufactureras.
Su padre era ganadero, igual que su abuelo. Aquel hombre fue una de las pocas personas que, en aquel entonces, hace más de cincuenta años y proveniente de un medio rural, vio con claridad la necesidad de que las niñas y niños se escolarizaran y continuaran estudiando. Así que Palance, su hermana y sus tres hermanos estudiaron. Después de la enseñanza secundaria, el segundo mayor de ellos –el primero murió– heredó el oficio de su padre, el otro se hizo veterinario. Su hermana estudió hostelería y ahora lleva un restaurante en el centro de Tamale. El último vive en Londres, y trabaja en algún asunto relacionado con la investigación científica que Palance menciona sin precisar. Palance no terminó sus estudios de mecánica, los interrumpió para poder ayudar a su hermana en el restaurante; y durante un tiempo trabajó haciendo tareas administrativas en el hospital de Tamale.
¿Sobre qué le impulsó a salir de Ghana?, este hombre amable despliega aún más su abanico de discreción. Nació para explorar el mundo «en busca de pastos más verdes», para aprender de otras prácticas que puedan aplicarse en su comunidad de origen. «Viajar y observar. Si no viajas no sabes que pasa en otros lugares, si no viajas no estás al tanto», dice un adagio tradicional. Así que en 2014 voló hasta Alemania con un visado de turista y sintiéndose turista, viajó hasta Bilbao, donde un amigo le esperaba.
Desde que llegó a Bilbao se aloja en un albergue municipal. Con un estoicismo que impresiona cuenta que su futuro más inmediato está sujeto a su paciencia para sobrellevar la irregularidad de los sentimientos asociados a su situación y a su aventura: «Hasta que no viajas no sabes realmente lo que va a pasar. Tengo la mente abierta y ahora empiezo a ver lo que hay a mi alrededor. No descarto ninguna posibilidad.»
Sin duda, el equipaje de quienes se aventuran a buscar pastos más verdes tan lejos de sus países, y estos viajes, son tan duros que –pienso–, muchas veces las emociones son las últimas en salir de las maletas.~
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