Sivatha, de Marcela Patricia Zárate | Reseña
Reseña por Urla Poppe #literaturaDigital
HOY LES QUIERO hablar de un cuento, cuyo título me llamó la atención, mientras buceaba por la revista Bitácora de vuelos. «Sivatha», de la autora también mexicana, Marcela Patricia Zárate Fernández. Actualmente Marcela se dedica a la escritura de ficción y lo compagina con su trabajo como investigadora independiente. Si ves un poco su currículo impresiona lo brillante que es esta mujer. Y creo firmemente en la visibilidad de mujeres talentosas como es el caso de Marcela.
La sororidad es algo que ella maneja muy bien dentro de sus líneas de investigación, que abarcan la literatura de autoras del siglo XX y XXI. En la literatura de migración, memoria y olvido en la literatura e historia de la latinoamericana, cine y estudios feministas.
La revista Bitácora de vuelos, que cumple actualmente 5 años, es una revista de literatura y cultura digital. Son un espacio en la web abierto a todas las voces y géneros. Se dedican a publicar poesías, cuentos, reseñas, poesías visuales, crónica, fotografía principalmente. También se dedican al mundo editorial con un amplio catálogo de libros electrónicos que se pueden leer en varios formatos distintos.
Empecemos desde el principio. «Sivatha» es un cuento dentro del catálogo de prosa y sutilezas de la revista. Creo que sutileza es la palabra perfecta para describir este cuento. Se lee muy rápido, es corto y lo que me gusta es lo fácil que te engancha a leerlo de una sola tirada. El cuento está escrito en primera persona. El narrador es quien cuenta la historia, es el personaje principal a quien le afecta directamente los hechos que narra. Existen unos cuantos personajes secundarios, quienes giran alrededor del narrador.
En el caso de los narradores en primera persona, una cuestión muy importante y que Marcela maneja muy bien, es que el lector se identifique con el narrador. El lector percibe la historia como suya, la siente, la padece.
En «Sivatha» nos adentramos en la piel de una mujer, aunque no se diga explícitamente y nunca, cuando se lee ya sea un cuento o un poema, se pueda dar por hecho que si el escritor es mujer el narrador también lo será. Pero en este caso, hay ciertos elementos que se cuentan que dan a entender perfectamente que es una mujer. Una mujer que narra desde un presente cercano unos pensamientos que se van mezclando con pequeñas experiencias de su pasado. Describe perfectamente la finca donde se encuentra, las hojas de otoño en la piscina, la lluvia en la ventana…Todo estas escenas son las que ayudan al lector a sentirse identificado con la melancolía o tristeza que pueda sentir el narrador.
Existe un ciclo circular en su historia. Empezando por un presente que retrocede al pasado y vuelve otra vez al presente. Se pincela poco a poco y con mucha sutileza esos pensamientos profundos y oscuros, no siempre acordes con la realidad.
La narradora hace una crítica muy sagaz y sutil de la burguesía mexicana tradicional, un poco anclada en el pasado. Esa vida que muchas mujeres han experimentado con cierta normalidad y que de la cual al final no se han logrado desprender. Se critica esta hipocresía, este saber estar, el no defraudar a los padres, la educación machista o lo que se espera de una mujer de bien… O eso es lo que «se espera» de una mujer de alta sociedad: Que estudie en un buen colegio religioso, que se case con algún militar o que se dedique a la vida religiosa…
Todo esto queda muy bien reflejado en estas pinceladas que va dando la narradora, que por cierto, se dedica a pintar actualmente. Creo que es un símil muy interesante la mezcla de la pintura y los trazos que da sobre la sociedad burguesa mexicana. Muy bien llevado, la verdad.
A estas exigencias que se tiene que enfrentar nuestra protagonista, se le suma la rotura de la armonía propiciada por la tía «solterona» (soltera, sin hijos, viajera). Donde un viaje es la excusa perfecta para romper estas barreras que muchas veces se introducen, no sólo en la mente de estas mujeres, sino también en sus emociones más profundos.
Camboya es el lugar escogido, pero creo que daba igual el sitio que escogiese. No importa si estaría ambientado en la calle Sivatha de Siem Reap, como es el caso, o en alguna calle perdida de Corea del Sur… Aquí lo importante está en lo que se genera al cruzar la barrera de la zona de confort y aceptar sin miedos nuestros cambios y que, sobretodo, nos de igual (si es que eso se puede) lo que piensen los demás.
Así que le voy a dar 4 estrellas, a mi juicio humilde y personal, creo que es un cuento creado desde el corazón y que intenta dar voz a unas mujeres que, mas allá de sus posiciones sociales, reivindican sus pensamientos y se liberan para ser felices de verdad.~
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