De mi mano brotan burbujas de agua, de Diana Eréndira Reséndiz | Reseña
Reseña por Urla Poppe #literaturaDigital
UNA VEZ LE dije a Humberto [compi] de vozed, que no soy buena haciendo reseñas de libros de poesía, aunque tampoco afirmo que sea buena haciendo reseñas en general. Pero aquí estamos lanzándonos al vacío y con un poquito más de ánimo para reseñar este poemario. Esta semana ha sido el #diainternacionaldelaescritora y como tal día es importante para darnos visibilidad entre nosotras, he querido leer un poemario de una autora, en concreto de Diana Eréndira Reséndiz con su libro De mi mano brotan burbujas de agua.
Diana se hace llamar creadora transdisciplinar y va encaminada a ello. La descubrí, por casualidad, volando por la revista digital bitácora de vuelo una mañana que tenía ganas de buscar alguna escritora y a una poeta.
Al leer la entrevista se ve lo claro que lo tiene todo Diana. Desde qué es la poesía, sus acercamientos desde la niñez a la escritura y por supuesto de su libro, aquí reseñado en cuestión.
En su biografía, ya más detallada, se describe a Diana como poeta, dramaturga, productora escénica, normal que se llame creadora transdisciplinar.
Sus textos «El cuerpo enamorado» y «Cuervos» han sido llevados a escena, ha participado en varios eventos multidisciplinarios y de compañías independientes. Por cierto, podeis echar un vistazo a más poemas de ella en el Círculo de Poesía.
Como ya he mencionado, el libro está publicado en la revista digital Bitácora de vuelos, ahí os lo podéis descargar gratis y leer esta maravilla de libro. Creo que me he adelantado un poco.
A ver, el tema en cuestión. El libro/ poemario es bastante corto, tiene sólo veinte páginas. Se lee de una sola vez, eso es cierto, pero es imposible no detenerse en cada uno de los poemas ahí descritos.
No puedes leerlo como un libro sin más. Cada verso, cada texto tiene que ser analizado, cuestionado y sentido durante un buen rato. Yo recomiendo leer de esta manera:
Son un total de diez poemas, osea que se puede leer en diez días. Sí, un poema al día, como un chute de vitaminas al día. Cada poema se puede leer por la mañana, digerirlo con el café y tenerlo en la mente dando vueltas por la cabeza. Lo juntas con el metro, el tráfico, el trabajo, la comida y los ocios de turno y por la noche le vuelves a dar otra vuelta de tuerca.
Es ella misma, en la entrevista, que menciona lo que acabo de decir. “Un atento aviso a las cuestiones que tienen que esperar o parar porque estoy emprendiendo distintos vuelos”. Aquí ya ves que tienes que tomarte este libro en serio.
Se cuestiona todo lo que pueda. Va más allá de las palabras que expresa y aviso a navegantes, que hay que estar muy atentos a estos detalles. Ver más allá de lo que nos quiere decir.
No hay que quedarse con su hábito de acumular papeles, como en el primer poema, ni mucho menos quedarte con algo si está disponible en iTunes. Los títulos son sugerentes, es verdad. El Te chai, Chile negro o Acabar con un viernes. Pero donde se ve realmente reflejado el hilo conductor del poemario, la razón de este libro es en el poema: “18 de Abril”. La muerte de su abuela paterna en abril. Una sutil mirada, un dolor transmitido a través de las palabras: desasosiego, la exhalación que anuncia una sentida ausencia, de mi mano brotan burbujas de agua…
No soy buena hablando sobre las técnicas literarias en poesía, pero aquí no es necesario. Se puede entender todo lo que Diana quiere transmitir sin necesidad de decir más allá de lo que se puede SENTIR. Sólo os pido que le deis, por lo menos diez días, y que cada día os toméis un café con una pastillita en forma de poema que Diana nos ha querido regalar en este libro.~
Gracias Urla por tu lectura e invitación para compartir estas pastillas