¡Obrigado Colombia! | blog Mundial Brasil 2014
Colombia extravió por vez primera en el torneo la localía y fue ante la verdeamarela. No solo eso, traspapeló esa subrayada vocación de jugar y divertirse antes de competir, no supo aquilatar la Cuadratura del esférico mostrada en la víspera, cayó en la trampa brasileña de la austeridad, en una opacidad carioca nunca antes vista, que finalmente llevó a la selección cafetalera a ensombrecerse durante 70 minutos, el resto ya no alcanzó.
Aún más reprochable que la cadenciosa, brilhante y carnavalesca canción en torno al Mundial que nunca se creó, ni apareció, Brasil no ha jugado como tal. Su juego fue forjado mayoritariamente en entusiasmo, sin claridad, con aquellas estrellas que circundan el Ordem e Progresso de su bandera, solo con luz intermitente.
Sin duda la sustitución de Maicon por Dani Alves en la lateral le asistió la razón a Felipao, y en un gol casi de vestidor, a los 6’20”, Brasil se fue adelante con anotación de Thiago Silva, tras el deficiente marcaje de Carlo Sánchez.
No era la ambarina y ordenada Colombia entonces, había sufrido una catártica actitud en detrimento, le vino mal hasta el atavío rojo; se había perdido ya la media cancha cuando en una sesión de rebotes en el área chica local, el veterano Mario Yepes consiguió “el empate”, anotación finalmente anulada por un presunto fuera de juego.
Fue en este último juego que Colombia resintió la categoría de Radamel Falcao, su ausencia se evidenció en el último tercio de la cancha, bien se lo espetó Maradona en una entrevista pública: “Tigre, este era tu mundial”. La impotencia por no verse en el rectángulo verde, se reflejó en una de sus frases en las redes sociales apenas finiquitado el encuentro: “Para el próximo partido acuérdense de llamar al árbitro que hoy no vino”.
Sin demeritar el histórico torneo de estos jugadores, también se terminó por extrañar la experiencia y equilibrio de Amaranto Perea, Aldo Leao y Luis Fernando Muriel a quienes las lesiones los apartaron de la actividad en Brasil 2014, de la misma forma como extrañarán en la Canarinha a jugadores de la hechura y arrastre de Ronaldinho, ahora que Neymar tras una jugada accidentada con Camilo Zúñiga quedó fuera de la competición por lesión.
La esperanza cafetalera se diluía en tobogán cuando al minuto 70, el defensa David Luiz, ejecutó un tiro libre con parte interna para concretar el segundo gol brasileiro. La Fortaleza carioca se anudaba en sus zagueros.
La revulsión colombiana vino desde la banca, un desencajado Pekerman envió al campo a Carlos Bacca, a quien cometieron el penalti, que convertiría James para convertirse hasta este momento en el goleador del certamen con media docena de anotaciones.
James Rodríguez a quien las propias FARC, a través de un comunicado publicado el 11 de junio, le consideraron “el armador del equipo”, y a quienes confiaba junto “a la muchachada mundialista” que su actuación redundaría a la paz del país porque “con gente como ustedes seguro llegaremos lejos”, se batió en llanto, sofocado en primera instancia con el abrazo paternal de José Nestor Pekerman y después con el mismo ‘verdugo’ David Luiz, quien pidió a los hinchas brasileños reconocer la calidad de este chico de tan solo 22 años graduado en estas tierras.
Queda el membrete a ritmo de cumbia, y el desempeño cuantitativo de la mejor selección cafetalera en la historia de los mundiales llegó en la cresta a cuartos de final, invicta hasta hoy, en cinco partidos, 12 goles a favor, cuatro en contra: obrigado Colombia!
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