La amenaza alemana | blog Mundial Brasil 2014
Los primeros europeos en desembarcar en Río de Janeiro, donde vivía el pueblo tamoio a principios del siglo XVI, fueron los franceses. Sin embargo, el 1º de Marzo de 1565 los portugueses, al mando de Estácio de Sá, los expulsaron y fundaron la Ciudad de São Sebastião do Rio de Janeiro. Desde el pequeño monumento al fundador, en el Parque do Flamengo, donde otrora desembocaba el río Carioca, se tiene una vista preciosa del Pan de Azúcar y el Morro de Urca.
Nos sentamos en un bar del barrio de Gloria a ver al tercero en discordia, Alemania, enfrentando a la Portugal de Cristiano Ronaldo, también el tercero en discordia, para pelear el título a mejor jugador con Messi y Neymar. Pero el problema de Cristiano es que el equipo no lo acompaña o, quizás, que le cuesta mucho a Cristiano formar parte de un equipo.
Arranca vibrante, con Cristiano reventando las manos de Neuer y Alemania respondiendo antes las dudas de Rui Patricio. Pero la máquina alemana empieza a funcionar, y ahí la tocan todos, Kroos, Lahm, Özil, al final le llega a Götze en el área y Joao Pereira lo manotea como Lovren a Fred. Penal claro. Lo tira Thomas Müller y no falla. Cuando Portugal lo intenta el excelso Hummels se la quita a Hugo Almeida que cae lesionado, Cristiano le recrimina a voz en cuello que no se la haya pasado, Almeida ya no podrá seguir jugando, se ha roto.
Pero el vendaval no se detiene. Alemania gana por abajo, y también gana por arriba, madre mía, parece que estoy viendo la goleada que le propinó a la Argentina en Sudáfrica. En un córner se eleva Mats Hummels y mete un cabezazo sublime para poner el segundo, lamentablemente el que es el mejor central del Mundo se tiene que retirar lesionado en el segundo tiempo. El peor juega enfrente, se llama Pepe, lo manotea a Müller en la cara y este cae, el árbitro no pita nada, pero Pepe, no conforme con eso, se vuelve a recriminarle a Müller que se haya tirado, y lo cabecea estando el alemán en el piso. Una vergüenza. Roja para Pepe, al que esperemos no tener que volver a ver en un Mundial, nos sacamos el sombrero frente al serbio Mazic.
Si era una aplanadora 11 contra 11, ahora tiemblan hasta los brasileños que lo ven por la tele. Thomas Müller se va a convertir en el Goleador del Mundial sin ser un nueve puro. Primero gana una pelota dividida en el punto penal y mete un buen zurdazo que es el tercer gol alemán. El cuarto, y tercero suyo, es otra buena jugada en la que termina desbordando Schürrle por la derecha y su centro, después de otro fallo del arquero luso, lo empuja Müller a la red. Fue un 4-0 aplastante que confirma a la Alemania de Joachim Löw como la gran amenaza para que la Copa no se quede en el continente.
Plaza Floriano es el corazón de Río de Janeiro, allí, frente al magnífico Teatro Municipal, vamos a ver a Irán, el próximo rival de Argentina, enfrentarse contra la desconcertante Nigeria. Los africanos empiezan mucho mejor y los meten en su arco a los iraníes, parece que el gol llegará en cualquier momento. Sin embargo, poco a poco Irán se asienta en el campo y empareja el partido. El 5-4-1 del portugués Carlos Queiroz deja en ofensivo el 5-3-2 de Sabella, pero lo juegan con un orden y equilibrio que me recuerda a aquel Mallorca de Héctor Cúper, que era capaz de competir contra cualquiera con muchísima menos calidad técnica.
Así las cosas, la más clara la tiene Irán con un cabezazo de Reza Ghoochannejad, su único delantero, que ataja muy bien Enyeama, recordándonos aquel festival de atajadas que le hizo a Messi en Sudáfrica. Nigeria es impotencia y desorden, la entrada de Odemwingie le da un poquito más de profundidad, pero el amo y señor del partido es Andranik Timotian, el primer capitán no musulmán que ha tenido la selección iraní. Con el armenio corriendo a todos, ordenando e incluso permitiéndose disparar a puerta contraria, Irán hace méritos para merecer algo más, aunque el 0-0 final hace justicia con la modestia de estos dos equipos, que firman el primer empate del Mundial.
Para ver el último partido de la jornada nos acercamos al Barrio de Lapa, el más animado de la noche carioca. Fue aquí donde anteanoche los hinchas argentinos hicieron un banderazo que acabó con la policía lanzando gas pimienta y la gente llorando por las calles. No faltan bares con pantallas gigantes y muchísimo ambiente. Ghana y Estados Unidos se vuelven a enfrentar, como en los Octavos de Final de Sudáfrica.
Ghana hace un gran partido, pero su inocencia es la única manera de explicar el resultado. Que te hagan un gol a los 30 segundos en una jugada de saque lateral no tiene perdón de Dios, con el debido respeto a Clint Dempsey que se metió hasta la cocina y batió cruzado al modesto arquero ghanés. A partir de entonces Ghana hizo 85 minutos muy buenos, atacando por las bandas y con velocidad, generando muchas situaciones de gol hasta que un taco magistral de Gyan en el área habilitó a Andre Ayew que definió con exquisitez. Entonces, después de alcanzar el objetivo, se volvieron a dormir en los laureles y John Brooks cabeceó solo un tiro de esquina y puso el 2-1 para el equipo de Klinsmann, que solo se puede explicar con la cabeza, nunca con los pies.
Se va cerrando Lapa, los mexicanos cantan “Cielito lindo…”, los chilenos ya son mayoría en Río, los brasileños esperan con ansias el partido de mañana, pero no quieren ni oír hablar de Oribe Peralta, fue él quien les quitó la medalla de oro en Londres y no lo olvidan. Pero mañana juegan los grandes, e iremos a Copacabana a verlo.
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