Alemania a la vista
Me encontró el esperado 9 de Junio de 2006 en la calurosa Madrid, todavía debía cumplir con la formalidad del trabajo diario antes de embarcarme rumbo a Alemania. No se escuchaban en Barajas los fuegos artificiales que yo imaginaba en Münich a las 16:23 horas, según aseguraban los puntuales germanos. En el primer aeropuerto del día los PSM de Barajas estuvieron a punto de hacerme perder la conexión de vuelos con un retraso de 45 minutos que se está haciendo habitual en el aeropuerto madrileño (dicho aeropuerto se destaca por ser el sitio de España con mayor porcentaje de subcontratados, y no tengo que explicarles a mis entendidos lectores como afecta dicha situación a la eficiencia laboral). Llegué a Schiphol, Amsterdam, Holanda, pocos minutos antes de que terminara el Alemania-Costa Rica y de que saliera mi siguiente vuelo, esta vez ya con destino Hamburgo, Alemania. Buscaba algún televisor que me dijese si los alemanes habían marcado dos, tres o cuatro goles a pesar de no jugar Michael Ballack y sin desmerecer a nuestros hermanos latinoamericanos que estarían dando lo máximo de sí; pero tuve la misma suerte en este Aeropuerto, que recorrí de punta a punta sin encontrar una sola referencia sobre el Mundial que se estaba disputando. Empezaba a sospechar que estaba en otra frecuencia, lo estaba, seguramente. Aún así, a mi lado habían viajado dos ecuatorianos fanáticos de la Liga Deportiva de Quito y atrás un grupo hispano-argentino que dentro del escándalo montado recordaron que estaría jugándose el primer partido del Mundial.
Estupendo vuelo hasta Hamburgo sobrevolando a cielo abierto una región holandesa llamada Friesland. Parece hacer mucho frío allí abajo, no se ven casas, lo que se ve es una preciosa acuarela de colores que simboliza la victoria del hombre sobre el agua. Al cruzar el río Weser se nota que ya es Alemania, la vista del Elba al sobrevolar Hamburgo por el norte es emocionante. Ahora sí, hemos llegado, en el avión varios argentinos venían a ver a la Selección que juega mañana, en el hall del aeropuerto una pantalla gigante que pone Polen 0, Ecuador 1, 60:00. Me alegro. A la rubia que me renta el auto le pregunto qué hizo Alemania. Como si los goles no se pudieran pronunciar como números me los dice despacito y me muestra los dedos: 4 a 2. A pesar de que sospecho que en su vida ha visto un partido de fútbol me lo creo. Después me enteraría que Miroslav Klose ya ha iniciado su camino como goleador del Mundial. Esto es Alemania, todo va según lo previsto.
Me acomodo en Fuhlbüttel para ver lo poco de fútbol que nos toca por hoy. Con toda su modestia el fútbol sudamericano demuestra una vez más la tremenda injusticia de tener 4 representantes frente a los 13 de la rica Europa. Polonia intenta avanzar pero no encuentra ideas por ningún lado, Ecuador trata de tocar el balón como le pide desde el banquillo el espíritu de la Colombia de Valderrama. Poco tarda en llegar la definición del encuentro, el Tin Delgado, que había dado el pase en el primero, empuja al gol una estupenda triangulación. Así termina el partido: Ecuador 2, Polonia 0. La alegría es doble en Alemania, van a ganar el grupo y sus vecinos polacos se vuelven más pronto de lo esperado. El miércoles que viene estaremos en Dortmund para contarles sobre este duelo.
Por las calles se ven banderitas alemanas, todavía tímidamente asomadas. En el hotel los caramelos tienen forma de pelota. En la tele aparecen todos, el golazo de Lahm, los rulos de Völler, el abrazo de Klinsmann y Ballack, las palabras (ininteligibles) de Beckenbauer, el cañonazo de Frings… sí, señores! Esto es Alemania! Esto es el Mundial!
Madrid, 09-06,2006
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