MÚSICA HASTA LOS HUESOS: The Dresden Dolls

Este artículo lo dedico de todo corazón a Diana Eileen.  En el concierto no dejé de pensar en ella e imaginármela ahí, en él hubo un mundo alterno de color y acordes perfectos donde ella hubiera sido de los personajes principales. Hubiera estado  fascinada. Se te extraña chica tornasol…

“The Dresden Dolls” (foto: Claudia Lucio)

Amanda Palmer (voz y piano)  y Brian Viglione (batería y guitarra) son una exquisita mezcla de cabaret, dark, mimos, punk y teatro  brechtiano.  Este dúo dinámico, talentoso, versátil, blanco con negro, colorido en ocasiones, visitó por segunda vez México. En el 2005 vinieron como teloneros de Nine Inch Nails. La mayoría de la gente no los conocía y bastó menos de una hora para dejar al público estupefacto con la interpretación de sus canciones y algunos covers.

Estos grandes músicos de Massachusetts se han complementado de una forma extraordinaria. En su fusión crean notas precisas y sonidos que deleitan. En México, tuvimos que esperar seis años para ver un concierto completo  de dos horas y media.

The Dresden Dolls se formaron en el 2000  teniendo en su haber cuatro extraordinarios discos, cada uno con historias originales y melodramáticas. Su discografía incluye: The Dresden Dolls (2001), A is for Accident (2003), Yes Virginia (2006), No Virginia (2008) y uno que otro disco no oficial.

Concierto en el Teatro Fru Fru (9 Diciembre 2011)
No conocía por dentro este lugar. Tiene una  peculiar fachada donde resalta el  dorado que siempre llamó mi atención. Al entrar, uno hace una regresión en el tiempo, con una vibra un tanto espectral: espejos con grecas doradas, cortinas y respaldos de terciopelo rojo, con butacas rotas, balcones de la época del Porfiriato  y un decorado kitsch en todo su esplendor. Muchos mitos había escuchado de este lugar, como la famosa estatua de Irma Serrano desnuda, que pronto dejó de ser un mito para convertirse en una espantosa realidad. Hoy no puedo imaginar a Dresden Dolls tocando en algún otro lugar, para este concierto, el Fru Fru fue el lugar  perfecto.

Con las entradas sobre vendidas (mucha gente se quedo sin butaca), el público lucía cabello de colores, cejas exquisitamente delineadas con hermosas grecas, rostros pintados de blanco como mimos, faldas de tul, medias blanco y negro, ropa aterciopelada, zapatos de plataforma,… Todos vestimos de gala para recibir con flores a Amanda, que previamente lo había solicitado vía Twitter.

En un escenario minimalista, dos tarimas una para el teclado y otra para la batería, pasadas las diez de la noche, entraron en escena Amanda Palmer con un hermoso kimono color beige y Brian Viglione vestido de agente de tráfico en un traje negro con líneas reflectantes. Abrieron la velada con el cover de T.Rex  “Cosmic Dancer”. Iniciaron con mucha potencia -Amanda toca el piano con una intensidad y fuerza  bestiales y tan intensa que parece que en cualquier momento las teclas saldrán volando, al final no fue así, las conservo hasta el final del concierto-. Le siguieron “Sex Changes”, “Bad Habit”, “Gravity” y “Missed Me”.

Después Amanda se quitó el kimono  y  quedó en un minúsculo traje de piel y ligueros, de esos que la caracterizan tanto. Nos maravillaron a todos con su interpretación y teatralidad. Con solo un piano, batería y voz, logran una sonoridad sin huecos, no necesitan de más instrumentos para hacer música y logran cosas maravillosas. Continuaron con “The Mouse and the Model Science Fiction” (Richard O’Brien cover). Después tocaron muchos covers y rarezas a petición de los fans quienes días antes habían solicitado (también vía Twitter) dichos temas. Amanda es una excelente anfitriona, entre ella y Brian crean una inusual química con el público, que se sintió en cada grito y cada aplauso. Antes de tocar “Please, Please, Please Let Me Get What I Want” (The Smiths). Amanda comentó que había asistido al concierto de Morrrisey y presumía una estampa pegada en su teclado que decía: “Je suis Morrissey”, esto fue una perfecta introducción para esta canción.

A mitad del concierto, se acercó al público abierta de brazos, algún fan le aventó una muñeca de  papel  maché y, con una estruendosa carcajada, interrumpió la canción para comentar: “Dios, ¿esto es lo que realmente quiero?”. La interacción que hacían con el público era tan intima y perfecta que me sentía como en una fiesta con viejos amigos. Amanda  desapareció unos minutos del escenario para ponerse un vestido vintage semitransparente con cuentas, un sombrero militar y con una botella de vino tinto en mano tocaron la explosiva “Amsterdam”(Jacques Brel cover) seguida de “Coin-Operated Boy”. Ahí comenzó la parte suave y frágil de la noche, con la combinación de “Delilah”, “Ultima Esperanza” y “Half Jack”. Amanda nos volvió a dar la espalda para regresar a su atuendo inicial, después comentó: “Les tengo una buena noticia, no tenemos toque de queda, así que podremos hacer todos los encores que quieran. Vemos como va avanzando  la noche y cuánta cerveza queda tras bambalinas”.  Nos quedará grabada la delicia de interpretación de “War Pigs”(Black Sabbath cover) la cual interrumpió  por un ataque de risa al romperse la cuerda de la guitarra.

Junto a su teclado estaba conectado un ukulele (“Cuando toco  mi ukulele me siento libre” Palmer), con este instrumento  se inspiró para hacer un disco de covers de Radiohead. En sus conciertos suele tocar algunos acordes con él, en esta ocasión, no sé si por olvido, no lo utilizó y el instrumento esa noche se quedó ahí, inerte. Ya para el final del concierto Amanda comentó que habría firma de autógrafos pues quería saludar a todos los fans. Después de tres encores y veintidós canciones, se despidieron tomándose de las manos y levantando los brazos queriendo entregar  al público la energía que aun les quedaba. Nosotros no podíamos pedir más después de estas extraordinarias horas con ellos. Sin duda hubo música hasta los huesos.~