El Limbo y los espacios intermedios
«Yo me pregunto cuántos de nosotros estamos en tránsito constante entre un sitio y otro, cuántos de nosotros estamos, por tanto, en el Limbo; y cuántos están tan plegados a su biografía cotidiana que el espejo les devuelve siempre la misma imagen aunque hayan pasado décadas. Ser uno mismo aunque nunca lo mismo, esa es la cuestión.» Un texto de Christian González Pessoa.
Los espacios intermedios son lugares donde recalan los objetos y las personas en el tránsito cotidiano mientras viajan de un lugar a otro. Uno llega de la calle con la compra en la mano y deja las bolsas sobre la encimera de la cocina mientras va a cambiarse de ropa, por ejemplo. La encimera es entonces un espacio intermedio, un lugar que acoge momentáneamente un conjunto de objetos que solo habitan allí temporalmente. Los bolsillos son también espacios intermedios porque reciben nuestras manos o nuestras cosas solo durante un tiempo. También las maletas y los bolsos lo son. Los espacios intermedios se caracterizan porque su esencia está en recibir y despedir. Curiosa esencia.
Hay espacios intermedios más adaptados que otros. Las manos son espacios intermedios siempre, pero cuando hacemos con ellas un cuenco para beber se trata de una adaptación poco eficiente, porque el agua se filtra entre los dedos y apenas somos capaces de retenerla unos instantes. Los automóviles y todo tipo de transportes, que son espacios intermedios casi por definición, están sin embargo bien acondicionados para las personas que temporalmente pasan por ellos. Cuando se trata del metro o de un autobús la adaptación es más bien genérica, impersonal, pero un automóvil propio a menudo muestra signos de una mayor personalización.
No se debe desdeñar la importancia que tienen los espacios intermedios, porque entre otras cosas es lo único que pueden ser algunos objetos. Es su identidad. Los envases, por ejemplo, contienen temporalmente muchas cosas, entre ellas comida o bebida. Y a menudo resulta sorprendente el rápido desenlace de su vida: mientras son espacios intermedios tienen identidad y gozan de popularidad y respeto, pero en cuanto pierden su contenido son rápidamente arrojados a la basura. Una botella del mejor vino del mundo produce reverencias entre quienes la admiran, pero apenas el líquido sale de su interior es solo cristal para reciclar.
Los aeropuertos son gigantescos espacios que por definición son intermedios, son estaciones de tránsito. Nada hay bajo su techo que les sea propio, sino que existen solo por el hecho de que alojan vida y movimiento temporalmente, de que absorben y escupen constantemente gente y aviones.
Si juntáramos todos los espacios intermedios que hay en el mundo obtendríamos una geografía plástica bastante aproximada de lo que es el Limbo. Habríamos obtenido un descomunal lugar por el que pasan objetos y personas. Gente y otras cosas que cruzan rápidamente el espacio en su devenir por el tiempo. El Limbo es un lugar extraño.
Cuando éramos niños nos decían que en el Limbo se estaba cuando uno tenía no-se-qué pecados poco importantes y por eso había que esperar allí mientras se iba al Cielo. Así que en el Limbo se está pero no se está, se pertenece a él pero solo temporalmente. Por eso dicen que no se puede ser ciudadano del limbo. Y dicen también que no hay identidad en el limbo.
Dicen.
Yo me pregunto cuántos de nosotros estamos en tránsito constante entre un sitio y otro, cuántos de nosotros estamos, por tanto, en el Limbo; y cuántos están tan plegados a su biografía cotidiana que el espejo les devuelve siempre la misma imagen aunque hayan pasado décadas. Ser uno mismo aunque nunca lo mismo, esa es la cuestión. Pero ser uno mismo y siempre lo mismo es congelarnos en el devenir del tiempo como una instantánea, quedarnos pegados en un presente que dura un segundo mientras el paisaje vuela a nuestro alrededor. Cuando viajamos en coche y sacamos la mano por la ventanilla notamos la fuerte resistencia del aire. En una vida estática esto ocurre al revés: es la persona la que permanece inmóvil pese al viento que sopla con fuerza a su alrededor, en todas las direcciones.
En el Tao la vida y los sucesos discurren en un constante movimiento. Lo único que importa es el cambio, es decir, no estar siempre en el mismo lugar. El Wu Wei taoísta implica no forzar las cosas sino dejarlas discurrir, ir viendo cómo las cosas van tomando forma y contemplar la evolución de los acontecimientos.
Ahora que la Iglesia ha eliminado el Limbo de un plumazo los ciudadanos de las estaciones de tránsito nos hemos quedado sin una gran metáfora. Porque si la vida es cambio la verdadera vida solo debería ocurrir en los espacios intermedios. Es cierto que a esos sitios nunca pertenece uno realmente, pero es porque en el fondo uno solo se pertenece a sí mismo. Por eso en los espacios intermedios hay que vivir con equipaje ligero, porque en cualquier momento puede llegar el autobús de la vida para invitarnos a ir a otro lugar. Los ciudadanos límbicos tenemos conciencia de lo provisional y lo temporal, y apreciamos la belleza que hay en lo incierto. Vivimos en un presente continuo y jamás en pretéritos, mucho menos en pretéritos perfectos. Lo único perfecto es el futuro, porque en él habita lo que seremos. Pero ese futuro se mueve de sitio constantemente invitándonos al cambio continuo, al crecimiento perpetuo, a la búsqueda de un nosotros mismos siempre mejor.~
Me parece interesante su artículo. ¿Pero cual es su relación con la cultura en la sociedad?
Estimado Agustín,
Soy Humberto Bedolla, editor de la revista. Me atrevo a contestar antes que el escritor pues creemos que tu comentario, en parte, va dirigido a la redacción.
Como bien comentas, el artículo de Christian González Pessoa, no solo es interesante sino, creemos, de gran calidad literaria. Sobre la edición, los textos tocan un tema central, en este caso la Cultura en la sociedad, pero no queremos que todo el número sea un monográfico, de hecho, estrictamente hablando solo los textos del apartado Forma y Fondo (que se ve mejor en la pestaña de Contenido) son los que, definimos, cumplen como dossier del titulo.
Sin más, esperamos seguir contando con tu tiempo para leernos.
Saludos.
He quedado pensativa con esto de los espacios intermedios. Me ha hecho recordar que el microondas es un gran espacio intermedio, sobre todo cuando dejas en él otras cosas que no tienen nada que ver con la cocina.
Hola Christian, me parece muy interesante tu enfoque de los espacios limbicos, de hecho yo fui una habitante limbica en México durante muchos años, imaginate hacia 4 horas de mi trabajo a mi casa, ahora que lo pienso efectivamente vivia en otra dimension, jajajajajaja.
Solo hay algo con lo que no estoy muy de acuerdo, me refiero a que algunas veces el futuro no es tan perfecto, yo pienso que mas bien el presente es el tiempo que te da una idea del futuro que te espera.Si tienes un buen presente,tendras un maravilloso futuro, no crees?.
Saludos y gracias por compartirnos tu articulo.
Hola Wendy Ro,
Pensé que lo único perfecto es el futuro porque es lo que queremos llegar a ser, y eso es siempre ideal. Por eso como nunca llegamos siempre estamos en tránsito. Esa es la idea que me gusta.
Lo de vivir el presente se ha convertido en un lugar común, pero para mí el asunto está en que al mirarte los pies no descubres el horizonte ;o)
En fin, gracias a tí por leerme.
Cristian:
Me gusta como escribes tus articulose, tienes razon, la gente vivimos la vida de acuerdo a las experiencias y eso hace que te formes un criterio y una linea a seguir.No hay ideas malas o buenas, solamente diversidad de pensamiento.
Estoy de acuerdo contigo en que o esta mal idealizar el futuro, de hecho no conozco a alquien que piense que su futuro va a ser malo.
A lo que yo me referia, es que aveces por pensar tanto en el futuro, te pierdes de muchas cosas del presente, es como cuando un deportista esta pensando en ganar el oro en las olimpiadas,de manera diaria tiene que esforzarce para lograr esa meta, entonces pasa que cuando logra la medalla, se da cuenta que en realidad lo que lo hace sentirse pleno, fue el camino que recorrio antes de lograrlo.Te apuesto que cuando esta en el podium esta pensando en todos los kilometros que nado, o en todos los clavados que tiro o en los obstaculos que libro.Y no en que va a hacer en el futuro
De manera personal, te puedo decir que despues de muchas vivencias, mi presente no es comun, trato que dia a dia sea una experiencia unica y creeme ningun dia es igual.
En fin como dijo Kun fu Panda: «El pasado ya no se puede arreglar, el futuro es impredecible y el presente tienes que vivirlo al maximo», jajajajajajaja.Espero que no me mates por tomar ideas de una caricatura.
Te mando un fuerte abrazo y gracias por tomarte el tiempo de contestar
Wendy Ro, definitivamente Kung Fu Panda y tú tenéis razón… la vida tiene que ser emocionante en las estaciones de tránsito, y desde luego en la gigantesca estación de tránsito que es la vida. Quizá por eso me gustan tanto los aeropuertos, y quizá por eso escriba sobre ellos algún día ;o)