Cuestión de cifras
Hace un par de meses hablé sobre el universo único de cada persona (vozed 04/2006), y cómo esos universos se enriquecen con los sentimientos y sensaciones que nos hacen únicos y valiosos en todo el universo.
Hoy, por el contrario, quiero dar una ligera idea de que, a pesar de la inmensa belleza de nuestra individualidad y nuestras relaciones, somos pequeños, y, por lo tanto, debemos relativizar cuestiones que a diario juzgamos vitales. Cuestión de cifras.
Y es que a veces, si te dedicas a mirar fuera, o dentro de ti mismo, ves cosas impactantes. Si mirásemos dentro de nosotros mismos veríamos cosas impactantes, una de las mayores es nuestro cerebro.
El número de neuronas en un cerebro humano es de cien mil millones (100.000.000.000), más de doce veces la población de toda la Tierra, que asciende ya a más de seis mil millones.
La capacidad de maravillarse no termina aquí. Si pudiésemos contemplar el universo atómico, y ver de qué está compuesto, veríamos que la tierra está formada por 10 elevado 51 átomos. Es decir, un uno seguido de 51 ceros. Pero cada átomo está compuesto de partículas más pequeñas, electrones, protones, neutrones… Para quien le parezca inútil pensar a tal escala baste decir que la nanotecnología, que es la ciencia que estudia y maneja materiales a esta escala, puede ser la mayor revolución científica de la historia en los próximos años, con aplicaciones en la medicina que podrían alargar enormemente la esperanza de vida, en la exploración espacial (el Ascensor Espacial) o en computación.
Pero para los escépticos, miremos a lo grande. Al Universo. Sólo en nuestra galaxia, la Vía Láctea, existen cuatrocientos mil millones de estrellas (400.000.000.000) y mide 100.000 años luz, aunque nuestra galaxia es un poco más grande de lo habitual (las galaxias suelen tener “sólo” cien mil millones de estrellas). Una de las más grandes que se han localizado posee más de un billón, un millón de millones.
Pero esto no acaba aquí, las galaxias son muchas, y se agrupan en estructuras colosales, muros, cúmulos, etc. que abracan desde cientos de galaxias a decenas de miles. Dado que existen más de cien mil millones de galaxias en el universo, eso eleva el número de estrellas como a un total de 10.000.000.000.000.000.000.000, esto es, diez mil trillones de estrellas. Probablemente habrá que multiplicar esta cifra por tres o por cuatro (algunos científicos hablan de hacerlo por siete).
Y si cada estrella posee un sequito de “pequeños” planetas que orbitan alrededor de ellas, podríamos estar hablando de casi un millón de trillones de planetas. Una cifra que la mente humana difícilmente puede siquiera imaginar. Y esto es sólo la materia visible del Universo, una cuarta parte del total. El resto, materia y energía oscuras que no sabemos ni lo que son.
Pero si creíamos que la cosa se terminaba aquí estábamos muy equivocados. Recientemente, científicos de la NASA han teorizado la existencia de un número elevado de universos que no podemos percibir. Esto es, que además de nuestro universo, existen otros universos que forma una superestructura llamada, Multiverso.
¿Y mirando al paso del tiempo, qué podemos descubrir? La edad de la Tierra es de más de 1.000.000.000 de años, lo cual deja pequeños los 68 millones de años desde la extinción de los dinosaurios. La edad del universo es diez veces mayor, de unos diez a catorce mil millones de años, más o menos lo que nos queda hasta que el sol estalle.
Bueno, quizás alguna de esta cifras no sea tan aproximada como me gustaría, pero espero que sirvan para dar una muestra clara de lo que quiero decir.
Ante tan inmensa perspectiva, ¿qué problemas aquejan nuestras vidas diarias que no se puedan relativizar? Desde luego, muchos son de mera supervivencia, y eso los convierte en apremiantes, pero el resto. ¿Qué importancia tiene comprar un automóvil o un televisor, o conseguir a un hombre o a una mujer deseados? Desde luego, la que cada uno quiera darle dentro del universo personal del individuo.
Pero para el cosmos, nuestras preocupaciones diarias son tan nimias como para nosotros pueden serlo el factor de crecimiento de unos hongos en un hormiguero al otro lado del mundo. O menos.
¿Eso quiere decir que no somos importantes? Ni mucho menos, pero nos ayuda a tener una perspectiva de nuestro tamaño en el cosmos verdaderamente única. Y a ser un poco más tolerantes y respetuosos, por no decir modestos y humildes.
Vivamos nuestras vidas pensando lo valiosas que son, pero también, sabiendo que lo que hagamos, posee una escala tan pequeña en el Cosmos que sólo los actos verdaderamente grandes y admirables tendrán un significado importante. Y ahora, visto esto, que vengan y nos cuenten que lo importante para este mundo son ratios de crecimiento de beneficios de dos dígitos, o que un Gobierno esté dirigido por un partido o por otro, o que alguien nos quiera imponer sus ideas.
Ante esto, yo le haría mirar al cielo, y le preguntaría si sus ideas y actos van a hacer el Universo todavía más rico y grande. Si la respuesta es que no, entonces, no merece la pena.~
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