El 15M y la clase media. ¿Hay masa crítica suficiente para que el movimiento suponga un verdadero cambio social?

«Planteo este artículo como una pregunta porque aún no existe la perspectiva ni la distancia histórica para tener una respuesta, la intención es más bien plantear adecuadamente la pregunta»: ¿Hay masa crítica suficiente para que el movimiento suponga un verdadero cambio social?

 

«Pasaba de la medianoche cuando el escrutinio terminó. Los votos válidos no llegaban al veinticinco por ciento, distribuidos entre el partido de la derecha, trece por cinto, partido del medio, nueve por ciento, y partido de la izquierda, dos y medio por ciento Poquísimos los votos nulos, poquísimas las abstenciones.Todos los otros, más del setenta por ciento de la totalidad, estaban en blanco»

—José Saramago, “Ensayo sobre la lucidez”

 

Protestas del movimiento 15-M en la plaza de Sol de Madrid (foto: Aranzazu Pinar)

Planteo este artículo como una pregunta porque aún no existe la perspectiva ni la distancia histórica para  tener una respuesta, la intención es más bien  plantear adecuadamente la pregunta. A la publicación de este artículo habrá transcurrido más de un año desde la manifestación original del 15M, reclamando una serie de derechos y principios que cuando finalizaron las asambleas de [la plaza de] Sol se concretaron en propuestas con  duras críticas a la clase política y la entidades bancarias y que defendían fundamentalmente el derecho al trabajo y a una vivienda digna, los servicios públicos de calidad,  una nueva fiscalidad más justa y una ampliación de las libertades ciudadanas y la democracia participativa. [1] Al otro lado del Atlántico, promovido por la revista Adbusters y apoyado por Anonymous, surgía también el movimiento Occupy Wall Street.

Occupy Wall Street coincide con el 15 M en cuanto a su defensa del derecho al trabajo, servicios públicos de calidad y la crítica a la desigualdad política y económica, si bien tiene también una orientación anti-racista y de crítica al sistema policial de Nueva York que no se encuentran del mismo modo en el 15M. [2] Podemos concluir sin embargo que pese a las diferencias que vienen marcadas por el contexto en que surgen, ambos movimientos están alineados en una misma crítica al sistema económico y político occidental.

En el año que ha transcurrido, las políticas económicas en Europa se ha recrudecido para el ciudadano medio: se han dado planes de austeridad, se ha recapitalizado a la Banca con fondos del Estado, se ha intentado recuperar la intervención del Estado en la economía y se han reducido significativamente las políticas e bienestar en Europa (pensiones, inversión en educación, copago en sanidad…). El 15M también ha seguido su propia evolución, desde un movimiento focalizado en una ciudad y casi en un área geográfica (la Plaza de Sol en Madrid) se ha extendido a casi todas las provincias españolas y su estructura asamblearia se ha multiplicado por ciudades y barrios. Sin embargo y pese a esta expansión aún se ve desde determinados medios como un movimiento minoritario e incluso peligroso socialmente. En sus recientes propuestas, el 15M ha incidido en una economía al servicio del bienestar general, un mayor control de la especulación financiera (“Ni un euro más para rescatar a los Bancos”, dice uno de sus lemas), ha incidido más en la ecología y su reivindicación de trabajo para todos ha evolucionado hacia una petición de renta básica universal[3] Su defensa de los derechos humanos sobre los intereses económicos y la ampliación de los principios democráticos sigue vigente. [4]

La clase media y neoliberalismo
Respecto a Occupy Wall Street, un periodista digital se planteaba lo siguiente: “Hasta ahora, esto es más un movimiento para los soñadores que para los estadounidenses de clase media tratando de ganarse la vida”. [5] Está claro que el ciudadano medio no simpatiza con los políticos, por eso la ficción de Saramago con la que he abierto el artículo tendría las simpatías de la mayoría. Sin embargo, no es tan fácil que la mayoría retire su apoyo a la clase política. Con seguidores y escépticos, el caso islandés, magistralmente descrito al comienzo del documental Inside Job (Charles Ferguson, 2010), ha sido un ejemplo de los peores y más tempranos efectos del capitalismo desbocado, pero también de una solución alternativa a la que se ha dado en otros países. Los islandeses simplemente dejaron quebrar sus bancos y retiraron  el crédito social a sus políticos.  El 15M propone dar pasos en esa dirección, pero hay que preguntarse si el ciudadano medio que trata de “ganarse la vida”, estaría  dispuesto  mayoritariamente o no a comprometerse con un movimiento que tendría determinados beneficios, pero también otros efectos.

Que el actual sistema neoliberal ha perjudicado los últimos años a la clase media es bastante evidente. El descontento es claro cuando el Gobierno en EE UU ha mirado a otro lado cuando se trataba de salvar a las Pymes. Como ha dicho Ariana Huffington,fundadora del Huffington Post, uno de los más importantes diarios digitales en la actualidad: “la magnitud del engaño al pueblo y del asalto a la clase media ha quedado en evidencia de manera muy chocante al comparar las medidas mínimas adoptadas para rescatar a las pequeñas y medianas empresas con las medidas máximas adoptadas para rescatar a las grandes entidades bancarias y financieras de Wall Street”. [6] En el ámbito anglosajón un reconocido historiador ha planteado cómo en determinados Estados se está empezando a plantear la gestión cooperativa: “En la actualidad, unos 14 Estados están barajando seguir el ejemplo de Dakota del Norte, que gestiona eficazmente un banco público, lo cual permite a los empresarios solicitar créditos en su entorno, sin tener que recurrir a entidades lejanas y controladas por Wall Street”.[7]  Potenciar este tipo de fórmula no supone echar abajo el sistema , sino más bien introducir reformas desde dentro. Si pensamos que el 15M pretende objetivos como el fin de las inyecciones de capital a los bancos con dinero público y una defensa del Estado del bienestar, debería en buena lógica ser bien recibido por una clase media que  en Europa empieza a estar hastiada de pagar cada vez más impuestos y recibir cada vez menores prestaciones.

Los corazones y las mentes
¿Por qué entonces el 15M no recibe más apoyo real, aparte de mera simpatía, de una masa crítica necesaria para que pueda producir realmente un cambio social? La respuesta viene dada en parte por la trayectoria de lo movimiento hasta el momento. Su expansión ha venido dada fundamentalmente en barrios y han realizado acciones efectivas para evitar desahucios. El movimiento goza de las simpatías de desempleados, desahuciados, pensionistas no contributivos y otros grupos sociales que se juegan mucho en esta crisis. Pero aunque muchos de sus principios del movimiento podrían ser defendidos por gran parte de la población, el horizonte de algunos objetivos es más radical: la reforma de la OMC y otras instituciones, la abolición del Senado, la renta básica universal van más allá de introducir reajustes en el sistema: buscan realmente transformarlo. Esto provoca dos efectos: por un lado el rechazo de los que se mueven en posiciones ideológicas contrarias.[8] Esté más o menos fundamentada, esta crítica adversa hace que en  el imaginario social el movimiento se perciba negativamente por parte del porcentaje de población más desinformada. Por otra parte, si bien suscita una simpatía entre la población en general y los jóvenes en particular de entre el 50% y un 70%,  cuando se trata de cuantificar la presencia real en sus actos reivindicativos -que supondrían una adhesión real al movimiento-, hablamos de cerca de un 25%.[9] El movimiento cuenta, sí, con  simpatía, pero no con verdadero compromiso.

Si es cierto que en cualquier guerra ideológica lo que de verdad hay que conquistar son los corazones y las mentes de la gente, para el  15M esa  batalla está aún por ganarse.~

 

Referencias:
[1] http://www.democraciarealya.es/documento-transversal/
[2] http://www.occupytheory.com
[3] http://www.15mzaragoza.org/2012/02/24/la-renta-basica-como-solucion-a-la-explotacion-laboral/
[4] Su negativa a abandonar la Puerta del Sol a la hora fijada por la delegación de Gobierno es una revindicación de una mayor libertad para a expresarse, reunirse y manifestarse, reconocido como derecho en la Constitutción Española: http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2012/05/respetara-limitaciones-horarias-delegacion-gobierno-mantiene-20120508.html
[5] http://www.motherjones.com/mojo/2011/09/occupy-wall-street
[6] http://internacional.elpais.com/internacional/2012/04/04/actualidad/1333540150_907119.html
[7] http://elpais.com/diario/2011/12/30/opinion/1325199612_850215.html
[8] http://www.larazon.es/noticia/7936-15-m-15-mentiras
[9] http://www.injuve.es/contenidos.downloadatt.action?id=1247879082