Lo tuyo es puro teatro, caballero
«Creo que soy una chica riot»
Eileen Soria (1977 – 2011)
NUNCA HICE MUCHO caso de lo que mi madre siempre me aconsejó al respecto de la caballerosidad que había de esperar de los hombres, pero claro, cómo hacerlo si muy pronto me di cuenta que la mayor de las veces ese comportamiento no resultaba ser auténtico y generalmente sólo pretendía conseguir los favores de una dama, en este caso, los míos. Justo ahora no puedo decirles si desatender los consejos de mi madre sobre este tema ha sido la mejor elección, sin embargo, sí tengo muchas cosas en claro y una de ellas es que no creo en esa falsa caballerosidad que todavía muchas madres, como la mía, siguen intentando hacerles creer a sus hijas que deben esperar. Que a una mujer le abran la puerta del automóvil y la ayuden a bajar, le lleven las bolsas pesadas del supermercado o le cedan el último pedazo de pizza son tan sólo cortesía y esos detalles, si bien se agradecen, no hacen a un caballero, al menos no a mi parecer.
Incluso diría yo que la utilización de las palabras “caballero” y “dama” es más bien producto de una costumbre añeja que poco refleja el comportamiento actual de hombres y mujeres. De acuerdo con el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española un “caballero” sería un hidalgo de calificada nobleza, un hombre que pertenece a una orden de caballería, un hombre que se porta con nobleza y generosidad o una persona de alguna consideración o de buen porte. Descartando los primeros significados que no se apegan de ninguna manera a los tiempos en los que vivimos, un caballero es entonces aquel que se comporta con nobleza, generosidad y consideración. Supongo que es justo decir que como mujeres siempre agradecemos este tipo de comportamiento (e incluso equivocadamente lo esperamos), sin embargo, qué pasa cuando detrás de una falsa caballerosidad existe un interés velado. Pondré un ejemplo, existen algunos casos de hombres con un gusto impecable, muy atentos y que además no se limitan en ofrecer todo tipo de cortesías a la mujer pretendida, sin embargo, después de haber compartido cierta intimidad, es decir, cuando ya llevaron a la mujer a la cama, las cortesías disminuyen o terminan, es más, en ocasiones ocurre que el caballero simplemente desaparece de la escena sin decir más, justo en ese momento la mujer se da cuenta que el hombre en cuestión no fue realmente un caballero sino simplemente una apariencia.
Ahora bien, pensemos que el caballero en cuestión permanece o incluso formaliza con la dama, esta continuidad en la relación tampoco es garantía para que el comportamiento atento permanezca, de manera que lo que anteriormente fue un detalle se convierte en una obligación, que si se olvida u omite se torna en un reclamo. Es así que muchas mujeres pasan gran parte del tiempo añorando al hombre que conocieron durante el noviazgo.
Otro punto importante a tratar es la idea que existe de que como damas debemos esperar a los caballeros. Desde que tuve edad para salir con chicos, mi madre insistía en que si alguno quería verme o salir conmigo, era él quien tenía que ir a buscarme, es decir yo debía que esperar. Ya me imaginaba instalada en lo alto de una torre aguardando a que la imagen de mi caballero apareciera en la lejanía, obviamente, desatendí los consejos de mi progenitora y en ocasiones era yo quien pasaba por el chico en cuestión, finalmente lo único que pretendíamos era pasarla bien y alejarnos lo más posible de la vigilancia familiar. Ahora, con muchos más años de por medio, tampoco me puedo hacer a la idea de esperar pacientemente a que el hombre con quien salgo sea quien pase por mí o me lleve a todos lados.
Es también interesante el asunto del dinero, o de quién debe pagar cuando el disfrute es de dos. Acostumbrada a no hacer caso de los consejos de mi sabia madre, la verdad es que siempre he estado dispuesta a compartir los gastos, o incluso a cubrirlos en su totalidad, cuando de salir con un hombre se trata, ya no digamos de las salidas que se hacen con las amigas. Puedo decir sin el menor empacho que incluso me causa escozor cuando alguien con quien salgo paga por todo (las entradas del cine o el concierto, la cena, el hotel, etcétera). Supongo que esta es una cuestión meramente personal pero no dejo de pensar que al permitir que un hombre pague todo, se le brinda también la posibilidad de que pueda ocupar algunas de las artimañas de la supuesta caballerosidad.
Supongo que el crecer junto con dos hermanos y convivir con todos sus amigos fueron circunstancias determinantes para que en lugar de sentirme como “una dama” fuera yo “uno” más del grupo, el clásico one of the guys, fue así que disfrutando de relaciones de camaradería nunca esperé mayores cortesías de los hombres. Al saberme en igualdad de condición y no hacer tanto caso de las supuestas diferencias entre hombres y mujeres, establecidas únicamente por los roles de género, lo más importante para mí en una relación de amistad o de pareja ha sido siempre el respeto y la honestidad.
Aunque parezca que esta reflexión es un “duro y contra ellos”, no lo es, porque también creo que como mujeres tenemos mucha culpa del comportamiento de los falsos caballeros ya que seguimos instaladas en una cómoda y falsa postura de damas, esperanzadas a que un hombre sea el que nos resuelva nuestras necesidades inmediatas. Si necesitamos a alguien para que nos pague las cuentas, nos haga la mudanza, nos cargue las bolsas pesadas o nos acerque las sillas, entonces no creo que un hombre (o un caballero) sea lo indicado, lo mejor será buscar, a excepción del pago de las cuentas, en las páginas amarillas.
Tanto hombres como mujeres debemos mantener a la honestidad como parte de nuestra práctica cotidiana, sólo de esta manera no existirán las dobles intenciones o los intereses velados. La claridad con la que podamos expresarnos desde un principio de una relación es la clave para mantener la mejor convivencia y obtener el mejor disfrute individual y en pareja, así que de una vez por todas dejemos de creernos las damas indefensas y frágiles que no somos y olvidemos todas esas ideas que nos hacen esperar a los caballeros que nuestras madres nos hicieron creer que existían.~
Interesante reflexión del caballero moderno!!! Ya no se diga en aquellos viejos tiempos si no en esta sociedad consumista y llena de mensajes de telenovela donde la podre e indefensa damisela espera a su príncipe de las lomas…jajaja
Caracoles y yo pagando toda la vida… no pagaré nunca más aun que mi abuela me golpeé… jiji… la caballerocidad se muestra con la consquista diaria de la persona que amas… el respeto a la libertad de la mujer y si ella quiere pagar que pague… jijiji creo que la caballerocidad contemporanea se refiere a el respeto a las decisiones de las mujeres TODAS
Eileen Soria:
Si me permites la humide opinion de tu servidor, un “caballero” tambien se describe como una persona que hace sentir a gusto a los demas con su sola presencia, esto te puede hablar de una definicion mas actual y que nada tendria que ver con cuestiones de nobleza, en efecto los conceptos que nuestros antecesores nos inculcaron pueden ser arcaicas y desatinadas, pero la verdad es que a algunos todavia nos gusta sentirnos comodos con nuestras costumbres y cometer actos desinteresados de caballerosidad, no solo es una estrategia, es una forma de vida que puede ir desde como eres en compañia de otras personas o hasta la manera de escribir; es triste que muchas de las actuales “damitas” se suelan mofar de tan ridiculas costumbres, pero no es su culpa, tambien tenemos que considerar que formacion reciben los niños hoy en día; por ultimo, tu articulo cierra por completo el ciclo y reparte con gran equidad las realidades de nuestros dias, te agradezco la amena lectura que invita a la reflexion como una platica entre amigos, una felicitacion por tus elocuentes lineas y espero poder seguirte leyendo…
Atentamente: D.C.G. Armando Hernández Escobar
Hooolaaa Eileen
que buen artículo, ya se me había olvidado todo ese enredo de los caballeros y las damas vs. los falsos caballeros y las falsas damas. Pero, déjame comentar que en un principio la caballerosidad va emparejada al galanteo, es decir, cuando nos enamoramos pues entonces tratamos de ser atentos con el ser amado; cierto, el amoramiento acaba y la atención se pierde… pero no por eso dejamos ser quien somos o sea si uno es patán pues es patán, pero si uno es cortés pues seguirá siéndolo. Bueno, eso creo… moraleja Por las acciones los conoceréis.
pd. no importa quien pague.
Salludos y un beso. Héctor
Mi querida Diana …
Mi querida amiga… parece q te estoy escuchando …
Este texto sintetiza muchas de las razones por las que siempre tuve en altísima estima a Diana Eileen. A muchos kilómetros de distancia de la ciudad donde nos conocimos me entero de la tristísima noticia de su partida. Con mucho dolor envío un sincero pésame a su familia y amistades.
No solo las madres, sino también los dibujos animados, los cuentos y más que venden el cuento del caballero … igual la cortesía siempre se agradece, aunque en lo de la cuenta mejor dividirla.
“Creo que soy una chica riot”, me dijo Eileen cuando mandó su texto Lo tuyo es puro teatro, caballero. Sin duda en él, Eileen dejó su personalidad y su forma de vivir la vida; no era desmadre, sino era moderna, congruente con los tiempos que corren y que ella quería vivir.
Con todo mi cariño para Eileen, donde quiera que esté.
Eileen siempre acertaba en sus decisiones.. tenia claro lo que era un caballero y lo que no… siempre autentica en sus premisas un dia me dijo… y tu ? que opinas?? existen? no existen…. en realidad le envie un texto con mis comentarios… los cuales afortunadamente si leyó aun estando en este mismo espacio con nosotros… siempre con su mirada determinada y a la vez dulce… tenia claro lo que era un cabellero… aun a pesar de los paradigmas sociales y de la herencia cultural.. como todo lo que comentaba.. ácido.. magistral y autentico.. como ella…
Nunca he sido un caballero, amo profundamente a una mujer que exige un trato equitativo que no igual porque no somos iguales, afortunadamente somos diferentes y tenemos diferencias complementarias, disfruto abrir la puerta para ella cuando por ejemplo por su peso le causa alguna dificultad, porque es una mustra de que me preocupa , la apoyo y para eso es mi pareja, para compartir y ayudarnos mutuamente, pero me encanta verla independiente y absolutamente capaz de casi cualquier cosa, lo mismo abriría la puerta para un niño , un amigo o una persona mayor, efectivamente creo que eso de la caballerosidad es puro teatro , mejor seamos amables y merores personas sin diferencia de género.