Las tres opciones peligrosas (elecciones 2006 en México)
Hay que […] buscar elegir a un candidato que demuestre que su prioridad es el país, y no sus ambiciones personales.
No importa la decisión que surja de la Cámara de Diputados (México), que este jueves (8 de abril) se integró como un jurado de procedencia. Ya sea que se vote en favor o en contra del desafuero del jefe de Gobierno capitalino, por ahora ya existe una víctima debajo de todo este proceso: México.
El país está paralizado. En México no hay debate sobre el futuro ni se legislan los cambios que necesita el país. Tampoco hay oportunidades para los jóvenes y por eso miles ven como única esperanza el arriesgar su vida y cruzar ilegalmente a EU. En México la transición democrática se ha congelado, llevando los avances del país a la basura.
Tenemos esta parálisis por una simple razón: Andrés Manuel López Obrador, Roberto Madrazo y Santiago Creel quieren ocupar la silla presidencial. No sólo asumen estos tres políticos que van a ser los candidatos de sus partidos, sino que desde hace más de dos años empezaron sus campañas, desde la jefatura de Gobierno capitalino, las oficinas del PRI y desde la Secretaría de Gobernación respectivamente. Y estos tres individuos han usado su poder político, sus partidos, su plataforma ante los medios de comunicación y su acceso a recursos públicos, no para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, sino para promover sus ambiciones políticas.
Si López Obrador no fuera contendiente a la Presidencia el proceso de desafuero no hubiera sucedido y la política y los políticos tal vez estarían abocados a otros problemas reales que aquejan el país. Si López Obrador no fuera candidato tampoco hubiese ignorado decisiones judiciales y no se estaría buscando su desafuero, con todos los costos económicos y de estabilidad política para México.
Si algo hemos aprendido de todo este proceso es lo siguiente: López, Madrazo y Creel y sus respectivos partidos, además de la Presidencia, están dispuestos a llevarse al país entre las patas si es necesario por obtener sus objetivos de ser el próximo rey del palenque. Pero a como van las cosas, el gallo ganador llegará a la Presidencia ensangrentado y picoteado, con poca capacidad para gobernar el “palenque México” abandonado, y cayéndose a pedazos.
Y aunque la metáfora parezca un poco exagerada, yo creo que nos tenemos que preguntar hasta qué extremos llegarán estos “gallos”. Veamos lo que han hecho hasta el momento sin ni siquiera ser los candidatos oficiales de sus partidos. ¿Qué estarán dispuestos a realizar estos tres una vez que estén en la antesala de la residencia de Los Pinos? Imagínense, queridos lectores, cómo se comportarán López Obrador, Madrazo y Creel cuando la noche del 6 de julio de 2006 el IFE comunique que la diferencia entre el ganador de la contienda presidencial y el perdedor es, digamos, de apenas 2% del voto. ¿Estarían esos tres políticos dispuestos a aceptar la decisión de las urnas y a permitir una transición de poder pacífica y democrática?
Ante lo que hemos visto hasta la fecha no debería de sorprender a nadie que cualquiera de los tres presidenciables estuviese dispuesto a llevar al país a una guerra civil, si fuera necesario, por asegurar la silla presidencial.
El problema fundamental de los tres precandidatos es que ya nos demostraron que les falta una virtud fundamental para ser presidente: México necesita como gobernantes líderes que estén dispuestos a sacrificar sus ambiciones personales y a trabajar por el bien del país, no por el bien de ellos o de sus partidarios políticos.
No vale la pena evaluar quién de los tres es menos culpable. Seguramente entre los tres hay unos más culpables, corruptos e irresponsables que otros. Pero si cualquiera de estos tres resulta electo presidente llegará al poder con una profunda falta de credibilidad: si resulta electo López Obrador, será un presidente que intimidó a la sociedad con sus amenazas de violencia y se identificará como un gobernante que no está dispuesto a someterse al estado de derecho y a hacerse pasar como mártir. Y si fuera electo Madrazo o Creel, cualquiera de los dos ganaría no porque fue el mejor candidato, sino porque estuvo dispuesto a usar trampas legales y a abusar del estado de derecho para llegar al poder.
Estos tres deberían sufrir los costos políticos de su actuación y de su negligencia. Y la única forma en la que la sociedad civil puede enviar un mensaje de castigo es decir de una forma contundente que no votará por ninguno de las tres peligrosas opciones que tenemos los mexicanos hoy.
Hay que fomentar en las encuestas y en la opinión pública y favorecer a cualquier otro candidato que no sea ni López Obrador, ni Madrazo ni Creel. Hay tiempo todavía para que los partidos políticos elijan a otros candidatos que no sea uno de los mencionados.
Hay que “desaforar” a Andrés Manuel López Obrador, a Roberto Madrazo y a Santiago Creel y buscar elegir a un candidato que demuestre que su prioridad es México, y no sus ambiciones personales.~
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