Invasión Mexicana | día 04
Las hermosas murallas del Kremlin están rodeadas. Aquí nadie se ha amedrentado por el demencial atropello que sufrieron anoche ocho personas, entre ellas dos mexicanas, por un taxista borracho al que casi linchan los argentinos en el centro de Moscú. Ni exceso de policía ni ausencia de hinchas, el jardín Alexandrovsky es una fiesta de colores, donde los de México predominan por entre colombianos, argentinos, brasileños, egipcios, tunecinos, etc, etc, etc.
De repente, todos quietos, cambio de guardia frente a la tumba del soldado desconocido. Desconocido es su nombre, pero fue el soldado soviético que murió más cerca de Moscú a manos de los alemanes, a tan sólo 40 kilómetros de la gigantesca capital rusa. La tumba y la llama eterna simbolizan la resistencia del pueblo soviético a la invasión nazi de 1941. Los alemanes pasan mirando para otro lado, esta noche debutan aquí, en la ciudad que no pudieron invadir.
Moscú nos deleita. Espaciosa, verde, con las murallas de ladrillo rojo del Kremlin y las iglesias con cúpulas doradas sorprendiéndote en cada curva del río Moscova. La gran avenida que conduce desde el centro hasta el Estadio Olímpico de Luzhnikí está pintada de verde. Pero ahora no son los jardines Alexandrovsky, sino miles de mexicanos que van cantando rumbo a la cancha: “Alemania va a probar, el chile nacional”. No faltan, como siempre, los mariachis y su “cielito lindo”, ni el “chavo” y la “chilindrina”, ni los luchadores mexicanos, ni las banderas, por supuesto. Las puertas del estadio son una fiesta que nos recuerda a la Plaza Garibaldi, en el DF.
En el Centro de Prensa del Luzhnikí, en el segundo piso del mismo estadio, terminamos de ver la victoria de Serbia por 1 a 0 sobre Costa Rica. Las atajadas de Keylor Navas esta vez no fueron suficientes, ya que Alexandar Kolarov ejecutó un tiro libre precioso después de una recuperación y falta a Mitrovic.
El Olímpico de Luzhnikí es gigante, y está repleto. Los mexicanos son clara mayoría. El comienzo es vibrante, en la primera ya se va Lozano hasta la cocina, y al minuto le responde Werner. Jesús Gallardo es esa grata sorpresa que México siempre nos regala en los Mundiales, y “el Chuky” Lozano es un puñal por la izquierda.
México juega mejor. Carlitos Vela demuestra, por fin, todo lo que viene insinuando hace años. A Héctor Herrera, y que esto no sirva como una reválida para el machismo mexicano, parece que le ha sentado bien la fiesta, está insultante, se pasea por la media cancha ante la mirada impasible de Özil, Khedira, Kroos, y compañía.
El Campeón del Mundo responde, es un partidazo, Timo Werner se revuelve en el área, Joshua Kimmich sube una y otra vez la banda con criterio, y Thomas Müller, aunque no agarra una, mete miedo igual.
El que menos acompaña es el “Chicharito” Hernández, tuvo dos y no supo resolver, quizás por eso, cuando se vuelve a quedar mano a mano con el modesto Boateng, decide tirarla a la izquierda, con los ojos cerrados. Usted mande una pelota al hueco, preferentemente al vértice derecho del área grande, y allí aparecerá como una flecha Hirving “el Chuky” Lozano. Cuando pisó el área, amagó para adentro dejando pasar a Kimmich, y metió su derechazo al primer palo. Gol de México. Vuelan las cervezas, es un delirio el Luzhnikí, cantan todos “esss… el chuuuky Lozano…”.
Los tanques alemanes se vienen de nuevo, Toni Kroos mete un tiro libre en el travesaño. Pero Vela, y Guardado, y Vela son los dueños de la pelota, y de este primer tiempo. ¡Vamos, México!
En el segundo tiempo el partido cambia, ponete el sombrero mexicano y a dormir, es el mensaje que manda el colombiano Osorio desde el banquillo. Y Alemania llega poco, una acrobacia improductiva de Kimmich, las ganas de Draxler, que le dispara a todo, la entrada de Reus, la precisión de Kroos, si no fuera Alemania, si no fueran los Campeones del Mundo, diríamos que esto está hecho.
Faltando 15 minutos, las 78.000 personas que hay en el estadio se ponen de pie. Va a entrar a jugar su quinto Mundial don Rafael Márquez. Y 15 minutos dan para mucho, México se agrupa a su alrededor, y Rafa quita y lo manda solo a Layún, y vuelve a quitar y dejarla limpia para sus compañeros. No deja dudas, “sigue siendo el Rey”.
Los Campeones del Mundo van por la última, pero el “Memo” Ochoa le pone el pecho a las balas, es el arquero de los Mundiales, pareciera que el “Memo” se la pasa cuatro años descansando para esto. Y el tiro de Brandt pasa rozando, pero afuera, y Neuer sube a cabecear, y nada, la fiesta ya está desatada, México le gana 1 a 0 a Alemania. Una victoria grande.
El Brasil de Tite completa la lista de los favoritos, y sigue la misma senda que los demás. Ni gusta ni gana. Un golazo de Philippe Coutinho parecía dar por terminado el partido en el primer tiempo, pero Steven Zuber empujó un poquito a Miranda en un córner y metió el cabezazo que le daría el 1 a 1 a la siempre prolija Suiza.
Neymar tampoco pudo desequilibrar, y corrió la misma suerte que Messi. En la primera jornada del Mundial, Cristiano Ronaldo les saca amplia ventaja, tendrán mucho que descontar en los partidos que les restan.
Los mexicanos siguen cantando “¿y dónde están, y dónde están, los alemanes que nos iban a ganar?”. Ahora toda Rusia es suya. Si hasta León Trotski se ha escapado de su tumba, allá en México, para venir a abrazarse con Lenin y Stalin en la Plaza Roja de Moscú.
Andrés Margolles. Moscú, 17-06-2018
Las puertas del estadio son una fiesta que nos recuerda a la Plaza Garibaldi, en el DF. ¡Qué bonito, Margolles! Estoy contigo, el Chicharraco es un patas torpes, hay que cambiarlo; el resto estuvo increíblemente fantástico, incluido Osorio; que en México le han dado por todos lados porque no es local, para mí una tremenda estupidez esa.
Ya nos seguirás contando la vida en Rusia 2018. Un abrazo.