México: Pronóstico de huracán | Rusia 2018

Por Josemaría Camacho

PARECE YA UNA manda que la selección mexicana llegue al mundial dando vergüenza. Sucedió en aquella milagrosa clasificación a Brasil 2014. También durante los juegos previos a Sudáfrica 2010, con cambios de técnico a última hora, siempre tardíos. Y esta vez no es la excepción: la Selección llega en medio del escándalo y perdiendo el único partido serio de preparación que tuvo.

La que ha sido llamada por muchos “la mejor generación de futbolistas de la historia del país” —galardón por demás exagerado e injusto con equipos anteriores, o quién se atrevería a decir que en este 11 hay mejores jugadores que Campos, Suárez, Hugo, Luis García o Cuauhtémoc Blanco— está por enfrentar quizás la última oportunidad de demostrar algo en un mundial de futbol. Y no hay muy buenas perspectivas. Se pronostica lluvia, nieve, huracanes. Se pronostica desastre.

Suele argüirse que México siempre llega mal pero siempre juega buenos mundiales. Empatarle a Brasil o a Italia, “hacerle juego” a Alemania o derrotar a la peor Francia de los últimos 6 mundiales son las principales pruebas para sostener el argumento. Lo cierto es que México lleva más de 30 años sin jugar buenos mundiales.

Hagamos un recuento rápido.

Italia 90, México no asistió. La federación mexicana fue castigada por haber alineado jugadores mayores a un torneo oficial con límite de edad.

Estados Unidos 94. Perdieron el primer partido con Noruega, el equipo europeo más débil del torneo; vencieron a Irlanda (buen juego de García Aspe y de Luis García); y empataron con Italia, gracias a un lejano gol de Bernal. En octavos de final no se le pudo ganar, a 35 grados centígrados, a una Bulgaria deshidratada que terminó pidiendo la hora. Después perdieron en penales. No hace falta decir que ni siquiera se estuvo cerca de ganar ese partido, por más que los medios y Hugo Sánchez se hayan empeñado en hacernos creer lo contrario.

Francia 98. Derrotó a una ridículamente débil Corea del Sur (que comenzó ganando); azarosamente empató con Bélgica y más tarde, aún con más suerte, también con Holanda, en un partido que debió perder por al menos dos goles. En octavos el Tri le hizo buen juego a Alemania pero terminó derrotado y controlado.

Corea y Japón 02. Le ganó a Croacia y a Ecuador y le empató a Italia. Quizás la mejor primera ronda que se haya visto en la historia del futbol mexicano. Todo echado por la borda contra Estados Unidos (¡sí, Estados Unidos!) en octavos.

Alemania 06. Un equipo firme y solvente que, sin embargo, no pudo con Angola y perdió con Portugal. Calificó a octavos solamente por haberle ganado a Irán. Perdió con Argentina en tiempos extra después de un gran partido que, siendo sinceros, nunca tuvo posibilidades de ganar.

Sudáfrica 10. No pudo derrotar al débil anfitrión. Le ganó a la peor Francia de la historia y perdió con Uruguay. En octavos Argentina echó a México categóricamente (a pesar de un gol de Tévez en obvio fuera de juego y de un terrible error del lateral derecho mexicano).

Brasil 14. México derrotó contundentemente (aunque solo por un gol) a Camerún. Empató milagrosamente con Brasil (en un juego horriblemente mal jugado por México pero heroicamente salvado por Ochoa) y derrotó a Croacia en un excelente partido. En octavos tuvo contra las cuerdas a Holanda, pero terminó barrido en 10 minutos. Lo sé, no era penal, solo que sí era penal y la barrida en la que Moreno se rompió la tibia, minutos antes, era penal y roja.

Pero en México sigue diciéndose cada mundial lo mismo: antes, que llegamos muy mal; durante, que se juega muy bien; después, que no tenemos mentalidad suficiente, pero que se hizo un mundial digno. Y no, la realidad es que México juega malos mundiales. Juega siempre 4 partidos: uno muy bueno, uno muy malo y dos medianamente malos. Suficiente para calificar en fase de grupos, insuficiente para superar la barrera de octavos.

La ilusión se renueva cada cuatro años, lo sabemos. Pero es importante no permitir que la ilusión hable en lugar de la prudencia, de la experiencia, de la objetividad. Es importante aunque casi imposible.

Para ser campeón del mundo no hace falta ser la mejor selección del planeta. Ni siquiera ser mejor que las otras selecciones que juegan el mundial. Solo hace falta ganar 6 partidos (se puede perder uno, claro). Y ganar esos partidos de cualquier forma: en penales, gracias a la suerte, golpeando tobillos, llevando a Ochoa… Ganar 6 partidos lo puede hacer Panamá o Islandia, Corea del Sur o Egipto. Lo puede hacer, claro que sí, México. Por eso el mundial es tan lindo, casi siempre gana Alemania pero lo ha ganado incluso Uruguay.

Comencemos este viaje mar adentro, atravesemos el huracán, a ver en dónde carajo terminamos zozobrando.

A todos, feliz mundial.