80P1VM/63: El estrecho de Cook, del sur al norte de Nueva Zelanda

#post_80P1VM/63 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

EL ESTRECHO DE Cook es un canal de aguas generalmente nada tranquilas que se cruza en un enorme ferry, de esos que cargan personas y vehículos. Casi 3 horas de camino de una isla a otra Nueva Zelanda. Son escasos 25 kilómetros y, sin embargo, me parece que no pueden ser tan diferentes.

La isla norte tiene el 75 por ciento de la  población de Nueva Zelanda; un gran porcentaje de los asentamientos maorís; las grandes ciudades; la capital, Wellington, es decir, toda la administración y el gobierno. Está Tongariro; los estudios de cine donde se filmó el Señor de los anillos; Hobbiton… La isla del sur, en contra, tiene los lugares más salvajes de los que el país presume: Milford Sound; The Catlins; la vida salvaje: pingüinos, focas, leones marinos, albatros, kakapos (El único perico, enorme, que vive en las montañas); Abel Tasman Track; el Monte Cook y los glaciares, imponentes, y ahora débiles y menguantes. Y, mientras avanzamos lentamente pero sin contratiempos, como solo un crucero sabe hacerlo, no puedo evitar caer en lugares comunes: tan cerca y tan lejos, pensé. Y recordé cuando salí de México por primera vez. Mis padres habían ahorrado todo y más para llevarnos a Disneylandia, en California. Fuimos en auto, una paliza 4 días y 3,000 kilómetros sólo para llegar, y cuándo cruzamos la frontera, aún con mis 12 años, fue imposible no notar cambios. Cambios radicales. Salir de Tijuana para pisar el primer pueblo en California, San Isidro, fue como salir del lodazal para llegar al baño impoluto. Cuánta diferencia, recordé. Las líneas eran rectas y los jardines tenían césped. En México las líneas serpenteaban y en los jardines eran selvas de pasto. Eso sí es diferente. Pero en realidad, seguí con mis recuerdos, tampoco hay que irse muy lejos. Basta ver esas famosas fotografías tomadas desde el aire donde se ven colonias y urbanizaciones, separadas por una pared, en Santa Fé, en Cdmx.

Para cruzar el estrecho habíamos tenido que dormir en Picton más tiempo del que queríamos. Días atrás no habíamos podido tomarlo y llegar a Wellington porque no había dónde dormir sin pagar una fortuna. ¿Por qué será? Creo que es por el partido de fútbol, entre los All White, emulando a los All Black de rugby, contra  Perú. ¿No me lo creo? ¿Es importante? Da pase al mundial… De hecho, si que era realmente difícil creer que la ciudad no tenía plazas y que se había llenado por el fútbol. En Picton buscamos un pub que pusiera el partido y a escasos 25 kms. de estrecho entre Wellington y Picton no había nadie en el lugar que siguiera al equipo local.  En el pub irlandés sólo estábamos 4 personas. Un irlandés del norte, un francés que conocimos en el hostal y que había vivido en Perú un año, Arancha, la española y yo, el mexicano. Todos apoyando a Perú.

El partido fue como el crucero, lento. Cuando el silbato del barco sonó anunciando que llegábamos a Wellinton dejé  de recordar. Había que comprobar si, en efecto, las islas eran muy diferentes o yo me inventé esa historia.~