80P1VM/54: Queenstown, aventuras en Nueva Zelanda

#post_80P1VM/54 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

ESTABAMOS EN EL parque central de Queenstown, celebrando con  música  latina en el entorno de un festival de jazz. Llevábamos varios días solo descansando y habíamos conocido a un par de chilenos en el hostal. Nos encontramos con Javier, y nos contó que esperaba a su novia, que estaba por aterrizar, pero ya llevaba varias horas de retraso.

—No te preocupes —dijo Arancha—, inmigración del aeropuerto es especial. A nosotros nos retuvieron tres horas.
—¿En serio?
—Sí.

Sonó el teléfono, era la novia, y comunicaba que no la iban a dejar pasar al país. Tenía la visa de trabajo de Australia, e iba de vacaciones a visitar a su novio, el chileno, que tenía la visa de trabajo de Nueva Zelanda. Todo bien, todo legal, todo raro para ellos. Simplemente no les cuadró. Se iba de vuelta. Y como la visa de trabajo de Australia terminaba en 3 meses, debían de investigar y comprobar el procedimiento, porque igual debía de irse a Chile, y no a Australia. Eso dijeron.

A nosotros nos recibieron con un ‘Hola’ enorme en el aeropuerto de Queenstown. Luego, por un proceso aleatorio donde sólo habíamos chinos, brasileños y mexicanos con mostacho -yo-, nos eligieron para tres revisiones seguidas, en las que desmembraron mi maleta. La funcionaria de Aduanas pidió que cargara las maletas y me apartara a un mostrador, Arancha podía (debía) estar sentada en una silla un poco más lejos. Me preguntó por mi familia, mi trabajo, la casa, las cuentas… me sonreía y me decía que disfrutaría de Nueva Zelanda. Yo sonreía y decía que sí, si lograba pasar. En algún momento le pregunté si creía bueno que comprara lotería, me sentía suertudo. En el último proceso aleatorio también fui elegido, expliqué. Al salir, Arancha me comentó que me cortaría el mostacho. Yo le dije que mire mi tono de piel. Aunque puede que el mostacho también influya.

El teléfono sonó dos horas después, en las que habíamos tratado de consolar al chileno con cerveza, le iban a dejar despedirse de su novia antes de volver a Australia. Él salió pitando, nosotros seguimos bebiendo cerveza, pero sabía amarga, muy amarga.~