80P1VM/52: Navengando en un velerito por Golden Cost

#post_80P1VM/23 de 80 en 1 vuelta al mundo, de Humberto Bedolla

 

—¡QUÉ PLAYAS MÁS lindas tiene Australia!
—Sí.
—La verdad es que no entiendo por qué los australianos se van a Indonesia.
—Será por el alcohol barato, ¿no?

Estábamos sentados en un tronco de madera, comiendo una ensalada que habíamos hecho con la compra en el supermercado. Repasamos las playas de los últimos días, desde Sunshine Cost hasta Golden Cost: Noosa Heads, Mooloolaba, Surfers Paradise Burleigh Heads, Currumbin Bay, Kingscliff, Bayron Bay y Lennox Head.

—Seria genial salir a navegar, no solo mirar el mar desde aquí.
—Sí. Debemos volver.

En Golden Cost, al sur de Brisbane, nos quedamos  unos días en casa de Craig, amigo de una amiga que, junto con su familia, nos abrió su casa de par en par; y nos brindó una de las experiencia que más deseábamos. Había que llegar más o menos temprano, habíamos quedado para cenar y compartir cervezas mientras veíamos el partido de Australia contra Siria, en busca de un boleto para el Mundial de futbol de Rusia.

El partido, aburrido, a pesar de los tiempos extras.

—Vaya, Australia va al Mundial —dije—. Pero si juegan así…
—Sí, sí. Perdemos los tres partidos iniciales. ¿Quieren salir mañana a navegar?
—¿A navegar? —pregunté pensando que no había entendido bien.
—Sí —dijo Craig—. Tengo un pequeño barquito.

Arancha y yo nos miramos incrédulos. Habíamos clamando a todos los dioses de todos los templos que habíamos visitado en el viaje la experiencia de navegar en un velero.

Al día siguiente salimos al puerto. Llevábamos crema para el sol, agua, muchas golosinas y tentempiés, y ganas. Bajamos el velero por la rampa desde el remolque de un 4×4. Saltamos a él y arrancamos el motor. Luego desplegamos las velas y esperamos al viento. Mientras tanto preguntábamos las reglas para navegar, movíamos al timón como si fuera un abanico, mirábamos las casas gigantescas de los ricos que viven a las orillas del agua, saludábamos a otras embarcaciones y esperamos.

Sopló poco viento. Más bien nada. Esperamos mucho tiempo. Logramos la difícil hazaña de estar en el mismo lugar aún con las velas desplegadas, no hubo manera. Aún así, fue precioso. Sí, navegamos en un velerito.~