Capítulo 2: minuto 89, entra Oliver y marca
Dortmund sabe que es hoy es su día de fiesta, el amarillo del Borussia se complota con el rojo y el negro para llenar la ciudad de banderas alemanas, es que juega la Nationalmannschaft. También se estremece con los gritos polacos, están aquí, vienen a arruinarle la fiesta a su principal enemigo futbolístico.
El estadio está en un sitio precioso, el Westfalenpark. Antes me meto en un bar de la plaza de la Hansa que está repleto de alemanes para ver a España. Aragonés ha aguantado a Raúl hasta el último minuto, pero no come vidrio, salen al campo Pernía, Senna, Xavi y Luis García. Y España sorprende a propios y extraños. Tocado por una varita mágica liquida el partido en quince minutos. Sensacional disparo del brasileño con la de palo, Shovcovsky la manda al córner y Xabi Alonso de cabeza pone el primero. Poco después Pernía es derribado a 25 metros del arco y David Villa convierte de tiro libre, la pelota da en la barrera y desarma al portero ucraniano.
Para Ucrania meterle dos goles a Casillas es como escalar el Everest. Es el momento de que corran el balón y el tiempo, con el talento recuperado de Xavi Hernández y las ganas de Sergio Ramos y Villa, alcanza y sobra. Apenas empezado el segundo tiempo el árbitro suizo termina de abrir el camino a la goleada. El lentísimo Vaschuk lo agarra levemente a Torres que iba en carrera hacia el área, y cobra penal y expulsión. Impecable ejecución de David Villa y doblete. El cuarto y último llegó al final, pero merece la pena contarlo: colosal arrancada del purasangre Puyol que hace la calesita, pasa y va a buscar la devolución, cuando le llega la baja de cabeza para la entrada franca del Niño Torres, esta vez nadie lo agarra y con un derechazo inatajable anota su primer gol en la Copa del Mundo: 4 a 0. A esta altura ya habían entrado Raúl y Albelda para hacer una España más parecida a la que conocíamos y que parece encaminada a cruzarse con Brasil en los Cuartos de Final.
En España la gente habrá vuelto con cara de deber cumplido a la oficina y no habrá visto a los rivales de grupo. Se perdieron un partido entretenido, de los que suelen ofrecer los equipos con malas defensas, y el primero que se define en tiempo suplementario, fue con un cabezazo de Jaidi que decretó el 2 a 2 salvador para un Túnez que hizo mucho menos de lo que se esperaba. El centro y el primer gol fueron de su mejor jugador: Ziad Jaziri. Los árabes trataron la pelota con bastante cariño y tuvieron premio en un desborde del talentoso Noor que definió muy bien Al Kahtani, y en el interminable Sami Al Jaber que en los diez minutos que le dieron ejecutó a la perfección su especialidad, la definición. España puede estar tranquila y Ucrania festejó el gol tunecino como si de su clasificación se tratara.
El enorme estadio de Dortmund, el tercero después de Berlín y Münich, ve aparecer a la selección alemana en un ambiente sensacional, el público busca transmitir desde la tribuna esa demoledora potencia que muestran sus jugadores en la cancha. También hay varios polacos, por lo menos 10.000, solo en Dortmund, una ciudad de 600.000 habitantes, viven 3.500.
Alemania comienza dominando, imponiendo la localía. La primera la tiene Klose después de combinar con Ballack. Pero Polonia está en el partido, jugando de igual a igual, está peleando por su clasificación, necesita un punto por lo menos. Tiene fútbol en Smolarek y llegada en Zewlakow, falta que aparezca Zurawski (Frankowski no aparecerá, Janas lo quitó de la lista a último momento). El que aparece una y otra vez es Philipp Lahm, la figura de la cancha. Centra y el goleador Klose cabecea. Se grita gol en toda Alemania, pero no entra, “por esto”. A diferencia de Argentina e Italia, los alemanes no consiguen definir en el primer tiempo, a pesar de que llegan todos, hasta Friedrich por su banda. Al final lo vuelve a tener Podolski, pero no acierta con el arco.
Más de lo mismo en el segundo tiempo, incluso mejora Ballack, a Lahm no lo para nadie, Klose hace todo bien, los centrales se muestran firmes. Me gusta Alemania, pero a mi lado los hinchas sufren. Y allá abajo, Artur Boruc, el arquero del Celtic Glasgow, ataja todo lo que le tiran. Se va expulsado Sobolewski por falta a Klose, correcta decisión de Medina Cantalejo. Los minutos pasan, ya no queda ninguno, nadie le avisa al negrito Odonkor que sigue yéndose por la punta derecha. Y la gloria estaba reservada para Oliver Neuville que se anticipa a la defensa y mete el 1 a 0 en el último minuto. Como hace cuatro años, Neuville viene del banquillo para ganarse un lugar al lado del “killer” Klose. El estadio es un volcán en erupción, todo el sufrimiento contenido se desata para gritar lo que ya era un imposible. Los jugadores así lo entienden, dan la vuelta olímpica saludando a sus hinchas. Parece que el estadio de Dortmund es un amuleto, me lo habían dicho en el bar. Dan ganas de sumarse a la fiesta, de ser alemán por un rato. Finalmente, el cielo no aguantó más y descargó una tormenta brasileña, y las calles de Dortmund fueron tomadas por la violencia de los hooligans durante una madrugada que se saldó con varios incidentes. Habrá mejores partidos, pero difícilmente un final más emotivo.
Dortmund, 14-06-2006
Leave a Comment