Argentina, estado asociado a Europa

Hace veinte años España estaba tan lejos social y culturalmente de Europa como de América, hoy encabeza la adhesión a la Constitución Europea como un referente indiscutible. Esta Europa de hoy no sería concebible sin España, la de mañana tal vez no lo sea sin Ucrania, sin Turquía y, ¿por qué no?, sin la República Argentina.

Hace veinte años la Argentina era un pedazo de Europa incrustado en América Latina, hace cien era la potencia mundial de los años venideros, a la par de Estados Unidos. Hoy necesita el empujoncito que le dio la Europa rica a la España pobre, el empujoncito que están recibiendo en nuestros días Grecia, Eslovaquia o Estonia.

¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué sentido tendría un país sudamericano asociado a la Europa integrada? ¿Por qué la Argentina?

La Argentina es un país constituido mayoritariamente por inmigrantes, sobre todo inmigrantes españoles e italianos, amén de los polacos, alemanes, irlandeses y un largo etcétera. Ellos fueron los que edificaron ese país, por eso se parece tanto Buenos Aires a París o Barcelona y tan poco a Lima o Quito. Por eso Argentina es el país que fuera de Europa tiene más habitantes europeos. Por eso uno de cada cien argentinos comparte la nacionalidad argentina con la española o la italiana.

¿Para qué un estado asociado tan lejos geográficamente de la nueva Europa? Las razones son varias: necesidad de territorio, apertura de nuevos mercados, posicionamiento estratégico… y, fundamentalmente, una salida urgente y prioritoria para el gran problema que afrontan los europeos: la inmigración. Un problema que todos sabemos insoluble con el cierre de fronteras es necesario gestionarlo con nuevas ideas, soluciones originales. Parar la inmigración es imposible, los seres humanos siempre se han trasladado y se trasladarán a donde se ofrezcan mejores condiciones de vida. Pero si no se puede detener, esta inmigración se puede distribuir, evitando el colapso social de los estados que no consiguen integrarla.

La Argentina se constituiría de este modo, y en parte lo ha sido en los últimos años, en el país sudamericano que absorbiera ese remanente de inmigración de América Latina que amenaza con volcarse exclusivamente a España, y a partir de allí, al resto de Europa. El efecto del idioma en común plantea este desafío como crucial para la sociedad política española, y la Argentina asociada sería un destino diferente que permitiría bidireccionar una corriente migratoria latinoamericana que hoy día es unidireccional.

No es utópico para Europa encauzar la transformación del país latinoamericano con mejor calidad de vida, muy por encima en el índice mundial de otro países emergentes como Chile, México o, incluso, Brasil. Las condiciones están dadas, después de la crisis de Diciembre de 2001 la Argentina no ha hecho otra cosa que crecer (este año el crecimiento del PIB fue similar al de China, rozando el 10%). La situación política atraviesa un período de estabilidad como pocas veces en su historia, con un presidente (Néstor Kirchnner) que tiene más del 70% de aceptación y excelentes relaciones con Europa y el resto de los países latinoamericanos.

La Constitución Europea no persigue blindar Europa, persigue el establecimiento de un marco común en las relaciones plurinacionales, la defensa de unos principios que todas estas naciones comparten. Extender ese ideal por el resto del mundo es tanto un fin como una necesidad para poder consolidarlo. Argentina se presenta como el estado más propicio para iniciar ese camino de construcción de un futuro común.~