Poemas de Melisa Nungaray
Poemas de Melisa Nungaray. Selección de Jesús García Mora.
El canto
canta en mí
donde palpitan
los sentidos
de Nadie.
Una palabra, tu palabra, nuestra palabra,
somos una lágrima de piedra ante el rostro de esmeraldas.
La lluvia de luz es la divinidad del reflejo,
se abre y avanza al atavío del viento,
flecha de serpiente,
eufórico nudo del abismo extrae la chispa del respiro.
En el Monte del Nimbus es factible el maullido de la flor,
boreales cisnes de la expansión acampan bajo la marea de la mariposa.
Solsticio de siete días para viajar en las protuberancias de algún cometa,
mar esencias en cada espacio de tu ausencia.
Desangraré lejos el cascabel de la luna,
me iré al vaivén de los frutos en el hervor de tus visiones.
Desde hace un millar de siglos me inventaron,
la transfiguración del cuerpo se acrecienta
en el ciclo de la mariposa.
Han pronunciado mi nombre
en el silencio cristalino de la existencia.
Escucho que han cambiado mi rostro en el libro,
soy la pragmática alma efímera
de un millar de pensamientos colosales
dentro de los siglos.
Autenticidad del aire,
lucidez que vuelve a mí
implorando esa querida ansiedad de la corriente.
Mar adentro la frondosidad de los seres.
Mítica es la palabra para definir los labios
que se agrandan sobre la tierra.
Una mirada muy amplia
panorámica en las sombras,
ángeles me llaman hacia allá.
No son ellos,
es la sangre la que me habla de sonidos errantes.
Ojos, pulcra armonía.
Me piden que hable, no puedo decir, no me lo permiten.
No entiendo mi lenguaje donde las aves intercambian sus picos,
corrompen sus alas y muerden sus ojos,
sigo pero siempre caigo en plumas volátiles de sangre
estampadas en la piel, se unen en las venas.
No puedo alejar lo que me hizo nacer en este siglo,
no sé como volver a este cuerpo
hay luces que me impiden entrar.
Desecho las palabras de este organismo
siguiendo el ciclo ancestral de la poesía,
que es la vida advirtiéndome de las horas
que cantan el arte de las sombras.
Tan apegada a la cueva que separa mis trozos
de brazos que aún me quedan en la tierra.
No puedo saber el principio de mis palabras,
cansada y a la vez satisfecha de mis pasos
alzo mi negra y oculta voz
y entierro mi cuerpo.
Melysa Nungaray (Guadalajara, Jalisco, 1998). Es autora de los poemarios: Raíz del cielo (2005), Alba-vigía (2008), Sentencia del fuego (2011) y Travesía: Entidad del cuerpo (2014).
Ha publicado en las revistas: Casiopea, Alforja, La Rueda, Reverso, Ciclo Literario, Periódico de Poesía, Punto en Línea, Punto de partida, El Humo, Papalotzi, Morbo, Voz que madura, entre otras.
Está incluida en diversas antologías, entre las que destacan: Poetas parricidas (Generación entre siglos), Cuadrivio (2014), El viento y las palabras. Renovación poética de Jalisco (Autores de 1980-2000), La Zonámbula (2014) y Últimos coros para la Tierra Prometida. 40 poetas jóvenes del Estado de México, Secretaría de Educación del Estado de México (2014).
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