Punto y coma; El signo de puntuación más subestimado
ABRO ESTA COLUMNA, a la que he llamado «Punto y coma» escribiendo una pequeña entrega sobre el signo de puntuación que inspiró su nombre. Uno de los signos de puntuación que menos vemos utilizado en la escritura del día a día, el punto y coma tiene muchos usos; desdichadamente casi todos en desuso. Un punto marca una pausa al final de un enunciado y tiene tres usos: punto y seguido, punto y aparte o punto final. El punto y seguido marca que ha terminado un enunciado dentro de un párrafo. El punto y aparte marca el final de un párrafo y el comienzo de otro. El punto final se utiliza al final de un texto, capítulo o subcapítulo.
Tanto las comas, los punto y coma como los puntos en general indican que se está haciendo una pausa. La coma, sabemos, es una pausa breve. El punto es una pausa más larga. ¿Y el punto y coma? Pues es una pausa más larga que la coma, pero más breve que el punto. Pero vamos al uso que más me gusta del punto y coma: separar oraciones que a nivel sintáctico son independientes, pero cuya relación semántica es estrecha.
Nuestras vidas, señores, están tejidas por todo tipo de pausas: punto y seguido, punto y aparte, punto y coma, coma; esto es, claro, hasta llegar a la tumba, el punto final. Se seguiría de ello que hilaríamos nuestros textos con toda esta amplia gama de conectores que señalan pausas, pero la vida no es tan sencilla. Y tampoco lo es el punto y coma.
[pullquote]Me pareció, sencillamente, un símbolo perfecto para recordarme todo lo que he sobrevivido en mis escasos treinta años de vida[/pullquote]
Gracias a Project Semicolon y al poder de la información viral a través de internet, el punto y coma ha cobrado un nuevo significado; sin olvidar mencionar que ahora existimos cientos de miles de humanos tatuados con uno. Como comenté, mi uso favorito del punto y coma es cuando se utiliza para separar oraciones sintácticamente independientes pero relacionadas estrechamente de forma semántica. Y esta es la misma lógica que llevó a Project Semicolon a elegir el punto y coma como símbolo para la concientización, lucha y solidaridad hacia un algo que, a pesar de sufrirlo tanto y de que permea a todas las capas de la sociedad, sigue siendo un enorme tabú: las tan mal vistas, tan temibles, y tan terriblemente mal nombradas «enfermedades mentales».
¿Se les fue ese «existimos» en el párrafo anterior? ¿No? ¿Sí? Bueno, de todos modos les cuento. Me tatué un punto y coma hace poco al enterarme del significado de un tatuaje de punto y coma a través de una escritora que traía uno. Me pareció, sencillamente, un símbolo perfecto para recordarme todo lo que he sobrevivido en mis escasos treinta años de vida; pero ante todo, me pareció idóneo para voltear a ver a mi mano izquierda y estar segura de que nunca olvidaré que, hasta que no llegue a la tumba, mi vida seguirá siendo una larga ilación de pausas, respiros, silencios, entre momentos de ruido. Pausas, ruidos, estridores, silencios, tormentas y respiros que continuarán hasta que deje de ser, hasta que llegue mi punto final.
Ése puño que ven es mi puño izquierdo. Y ése punto y coma no dejará de ser hasta que mi cuerpo quede cremado o, idealmente porque me da un poco de horror ser cremada en un horno industrial despersonalizado, hasta que el último animal se termine de comer la piel de mi mano izquierda.~
Te faltaron los “dos puntos”…
Que bonito ver pasión en manifestaciones diversas; mucho más interesante cuando se conservan tradiciones que amenazan desaparecer y héroes las rescatan. Felicitaciones.