Tormentosa relación
LA PRESENCIA DE la música en los medios de comunicación, ya sea como noticia o como objeto de difusión, ha sido constante; es una relación añeja, nacida de la necesidad mutua, llevada, las más de las veces, dentro de una aparente cordialidad. Sin embargo, también es una relación con instantes tormentosos y polémicos, que se han manifestado mediante la censura y ataques de la opinión pública y sociedad civil cuando éstas han sentido socavados los bastiones sobre las cuales se asienta.
El fenómeno no es nuevo, ni tampoco privativo de un género específico. Ya en 1954, Cole Porter tuvo que cambiar la letra del ahora clásico “I Get a Kick Out of You” para conseguir su radiodifusión. La línea “I get no kick from cocaine” (no tengo nada de la cocaína), considerada en su momento una referencia a las drogas, cambió por “I get perfume from Spain” (yo consigo perfume de España).
Pero si bien la censura ha posado su mirada sobre toda aquella música que en su momento ha “ofendido” las buenas costumbres, uno de los géneros más perseguidos en los últimos 50 años ha sido el rock y sus derivados, protagonizando varios de los más sonados escándalos. En 1955, por ejemplo, la cadena televisiva CBS canceló el programa Rock’n Roll Dance Party, conducido por Alan Freed, luego de que el cantante afroamericano Frankie Lymon, líder del grupo Frankie Lymon & The Teenagers, apareciera a cuadro bailando con una chica blanca.
Dos años más tarde, con Elvis Presley ya convertido en el rey del rock, los productores de The Ed Sullivan Show, giraron instrucciones para que los camarógrafos hicieran tomas del cantante de la cintura hacia arriba a fin de evitar mostrar los sensuales y lascivos movimientos del cantante.
El mismo Presley habría de protagonizar en tierras mexicanas una de las más divertidas censuras que en este país se recuerden. El 19 de febrero de 1957 -refiere Federico Arana en el libro Guaraches de ante azul-, un periodista escribió en el diario Últimas Noticias acerca de un boicot de las radiodifusoras de la frontera norte contra el ídolo rocanrolero, luego de que éste declaró “en reciente entrevista por la TV: ‘prefiero besar a tres negras que a una mexicana'”.
La declaración, jamás confirmada, propició el retiro de los discos de Elvis de algunas radiodifusoras y que “la XERC rompiera más de diez mil pesos de discos del cantante, así como la quema de acetatos”. La indignación se mantuvo durante algunas semanas, pero finalmente se zanjó gracias al tiempo y a que el propio Elvis emitiera una declaración, tampoco confirmada, pero sí dada a conocer “oportunamente” en los principales medios del país y en la cual se retractaba de sus declaraciones iniciales y manifestaba su amor por México.
En la década de los 60, cuando el rock dejó de lado la rebeldía ingenua para adentrarse en los territorios del compromiso político y la denuncia, la censura, casi siempre enfocada a las letras de las canciones, se volvió más sistemática. Así, en 1965, se prohibió la difusión en toda la unión americana de “I Can’t Get no Satisfaction”, por considerar que en ella los Rolling Stones eran demasiado sugestivos en cuanto a la sexualidad. No fue la última ocasión que un tema de sus Satánicas Majestades fue prohibido en la radio.
En 1967, The Doors fueron invitados a The Ed Sullivan Show y los productores del mismo le pidieron a Jim Morrison que cambiara una línea de “Light My Fire”, de pretendida connotación sexual, por una frase más inocua. Aunque el cantante aceptó, durante la transmisión en vivo obvió las recomendaciones y cantó la lírica original.
La censura sale a las calles
Fue en la segunda mitad de la década de los 60 cuando la censura amplió sus tentáculos y empezó a atacar el arte visual de los discos. Al principio, esta censura se ejerció desde las propias casas disqueras. En 1966 Capitol Records retiró del mercado las copias del disco Yesterday and Today de los Beatles, luego de repetidas quejas por la cubierta en donde los cuatro músicos aparecían enfundados en batas blancas y cubiertos de muñecas decapitadas y carne cruda.
En 1969 la policía decomisó 30 mil copias del álbum Two Virgins donde aparecían John Lennon y Yoko Ono desnudos. Ese mismo año, el debut discográfico de Blind Faith sería lanzado con dos portadas distintas, luego de que la original, en la cual aparecía desnuda una menor sosteniendo un aeroplano semejante a un falo y apuntando directamente a su bajo vientre provocara fuertes molestias; no obstante, la portada “alterna” pronto fue retirada del mercado debido a sus bajas ventas.
Ese mismo año, la censura salió a las calles cuando una cadena de tiendas departamentales se negó a vender el primer disco de MC5 porque incluía la palabra “motherfucker”. Finalmente, el grupo aceptó borrarla, pero el acontecimiento sentó un precedente que en los 80 habría de alcanzar uno de sus máximos picos.
Mientras esto sucedía en los países anglosajones, aquí en México el rock era objeto de otro tipo de persecuciones. El género se había convertido en el preferido de un sector de la juventud, pero no había conseguido penetrar en el gusto masivo y, por ende, no se había posicionado en radio y televisión. Si a ello añadimos que unos años antes la exhibición de películas como Rebelde sin causa, estelarizada por James Dean y El salvaje, protagonizada por Marlon Brando, habían provocado severos disturbios al ser estrenadas y que las autoridades preocupadas por las concentraciones de jóvenes en los cafés cantantes, habían organizado redadas para extirpar el mal, el panorama en los 60 no fue halagüeño. No había censura porque no había rock en español y el rock hecho en Inglaterra y Estados Unidos no tenía la misma penetración en México por la barrera idiomática.
Sin embargo, a finales de los 60 el arribo de las huestes rocanroleras provenientes de la frontera norte, presagió un cambio que tuvo su momento culminante en 1971
durante la realización del Festival de Avándaro.
Rock y ruedas
El 11 de septiembre del citado año, se llevó a cabo un festival masivo que desbordó las previsiones de sus organizadores. Durante el sábado, en esa localidad de Valle de Bravo, tendría lugar un concierto de rock cuyo cartel ofrecía a algunos de los principales exponentes del momento (Ritual, Peace and Love, Three Souls in my Mind, La División del Norte, Dug Dug’s); el domingo, como cierre, tendría lugar una carrera de autos.
La asistencia fue multitudinaria, rebasó las expectativas de los organizadores; la pequeña población no contaba con la infraestructura ni los alimentos para recibir a tantos visitantes y el desastre era inminente. El concierto era transmitido en directo por Radio Juventud, una emisora de AM, y el festival se desarrollaba sin contratiempos significativos; sin embargo durante la actuación de Peace and Love, al interpretar el tema “Marihuana”, dos de sus integrantes, Felipe Maldonado y Ricardo Ochoa, profirieron palabras altisonantes, lo que llevó a la Secretaría de Gobernación a ordenar la suspensión inmediata de la transmisión y a la suspensión de los tres locutores (Félix Ruano Méndez, Rubén López Córdoba y Agustín Meza de la Peña) encargados de conducirla. Eso, más una stripper, conocida desde entonces como “la encuerada de Avándaro”, y la cacería de brujas desatada por la prensa amarillista, fueron los pretextos largamente buscados por las autoridades para proscribir el rock de la radio y la televisión (salvo contadas excepciones) durante más de tres lustros.
El silencio fue muy largo y la apertura al rock en los medios se gestó con la misma velocidad de un caracol. Tan difícil era escuchar a un grupo mexicano de rock en la radio, que en 1980, en la edición 160 de la revista Conecte, leíamos lo siguiente: ” parece que empezamos muy bien los ochenta para el rock nacional, ya que hemos podido apreciar algunas cosas positivas dentro de él, que posiblemente lo lancen fuertemente por los medios de comunicación. Por lo pronto, Radio Capital, después de nueve años, está programando a un grupo mexicano. Se trata de Nuevo México y su tema ‘El Mar’, el cual tiene salida al aire diariamente a las 21:20 hrs, precisamente antes del noticiario que da pie a Vibraciones”. Mencionemos que el citado tema de Nuevo México es una composición instrumental.
Ya en la segunda mitad de los 80 había programas de televisión que difundían los primeros videos musicales y radiodifusoras donde se podía escuchar rock en inglés, incluso había manifestaciones en español, pero éstas se restringían a lo producido en España y Argentina. Fue entonces cuando surgió Radio Hits con una propuesta de programación en la cual se alternaban el rock anglosajón y el cantado en español, el mexicano incluido. El viernes 8 de agosto de 1988, la estación transmitía en vivo la entrega de la Medalla Phonos. No era muy avanzada la noche cuando al escenario subió Three Souls in my Mind y durante su actuación a Alejandro Lora se le ocurrió interpretar el Himno Nacional, aunque con una letra deformada. Esta vez no hubo una suspensión inmediata de parte de la Secretaría de Gobernación, pero el lunes siguiente la radiodifusora había cambiado de nombre (Stéreo 97.7) y su orientación hacia el pop en español.
Mensajes subliminales y suicidios
Fue en los albores de la década de los 70 que dentro del rock se dio el alumbramiento del heavy metal, un estilo caracterizado por su potencia, su fragoroso volumen, una incesante velocidad y sus estridentes guitarras. Parte de la imaginería preferida por los músicos de esta vertiente fue la oscuridad y los temas relacionados con las ciencias ocultas.
Al mismo tiempo comenzó la búsqueda de mensajes cifrados en las canciones de esta corriente. “Los mensajes subliminales -escribe el sacerdote Corrado Balducci en el libro Adoradores del diablo y rock satánico- son llamados así porque llegan a la persona por debajo del límite de la conciencia, en el subconsciente”. Según él, la técnica utilizada por los grupos de rock para estos mensajes es la llamada backward making process (proceso oculto al revés) que consiste en “la grabación de frases al revés, y se descubre el significado haciendo girar el disco en sentido inverso”.
Así, tocando los discos en sentido inverso, uno puede detectar palabras o frases muy breves (power is satan, Lord Satan, my sweet Satan, Satan he is god, o Welcome Satan) en canciones de grupos como Led Zeppelin, Styx, Black Oak Arkansas, Electric Light Orchestra, Kiss y Queen, entre otros. Agrega el prelado: “Finalizo con dos mensajes directos, pero que son solamente audibles a un 1/8 de la velocidad normal”.
Si bien detectar estos mensajes subliminales implica contar con sofisticados equipos de reproducción y la improbable vocación de comprar un disco para escucharlo al revés, sí han existido casos en que se ha pretendido coludir el rock con suicidios o masacres: en 1985 Ozzy Osbourne fue demandado porque su canción “Suicide Solution”, “ayudó, aconsejó o motivó” el suicidio de John McCullom. Un año después el grupo británico Judas Priest fue objeto de otra demanda al considerar que su disco Stained Class inspiró el suicidio de un par de adolescentes. En ambos casos, se determinó la improcedencia de la demanda.
En años recientes, la música de Marilyn Manson y él mismo han sido objeto de persecuciones. Al cantante, afiliado a la secta satánica fundada por Anton LaVey, se le consideró el principal responsable de haber inspirado la masacre de la preparatoria Columbine en la cual un par de adolescentes asesinaron a 12 alumnos y un maestro en 1999. Eso, más sus constantes diatribas contra la religión, su afición por los juguetes sexuales y su frecuente incitación a la violencia, lo han convertido en el banco principal de las asociaciones de padres de familia y los legisladores más conservadores de su país.
Si bien hay vertientes del heavy metal (black y death metal, principalmente) en las cuales temática, iconografía y códigos de vestimenta ofrecen elementos explícitos de asociaciones con las ciencias ocultas, la restringida difusión de esta música la ha mantenido alejada de las miras de los censores.
Advertencia, letras explícitas
En los 80, el rap comenzó a infiltrarse en el gusto de las audiencias blancas. Al abandonar el gueto y trasladarse a los suburbios blancos, el género se convirtió en una preocupación para los padres. Así, en 1985, Tipper Gore (esposa de Al Gore, quien luego sería vicepresidente de Estados Unidos durante el periodo de Bill Clinton) y 20 esposas de prominentes políticos y empresarios de dicho país formaron el Parents Music Resource Center (PMRC) con el objeto de presionar a la industria discográfica para incluir las letras de los discos, impedir la exhibición de álbumes con portadas explícitas, establecer un sistema de clasificación similar al utilizado en la industria cinematográfica, rescisión de contratos para aquellos artistas con actitudes violentas y abiertamente sexuales en el escenario, y una vigilancia ciudadana y de las propias compañías disqueras para presionar a los radiodifusores para no transmitir “talento cuestionable”.
Las actividades del PMRC generaron una lista de los 15 grupos más obscenos y consiguieron llevar la discusión al Senado donde la defensa de los músicos estuvo a cargo del fallecido Frank Zappa, Dee Snider (cantante de Twisted Sister) y John Denver. Fuerte polémica, al final de la cual las compañías discográficas aceptaron colocar voluntariamente una etiqueta con la leyenda: Advertencia. Letras explícitas, en toda producción discográfica cuyas letras tengan algún contenido violento o abiertamente sexual, etiqueta que incluso encontramos ya en algunos discos de rap hechos en México (Lingo Squad, Cartel de Santa, Sociedad Café), mismo que se pone por moda, más que por sujetarse a una regulación existente al respecto. Huelga decir que prácticamente todos los discos de rap suelen llevar dicha etiqueta y que la industria ha optado por producir paralelamente clean versions (versiones limpias) -también señaladas con una etiqueta- de un mismo disco.
Regularmente la tendencia a prohibir ha incidido de manera significativa en el incremento de ventas del grupo a quien se desea censurar; casos notables fueron los del grupo de rap N.W.A. (Niggers With Attitude), perseguido incluso por el FBI por su canción “Fuck the Police”, y el de 2 Live Crew, grupo que pasó gran parte de su vida enfrentando problemas legales en la corte por el contenido obsceno de sus canciones y videos.
¿Dónde estamos?
La evolución de la relación rock-medios, dijimos antes, está marcada por altas y bajas. Es una relación en la cual ninguno de los bandos puede prescindir del otro; sin embargo, se trata de un vínculo que se distiende o tensa de acuerdo con las tendencias que ejerce la sociedad en cada momento determinado.
Si bien a partir de la década de los 90 la censura en nuestro país ha menguado, no precisamente se debe a que la moral se haya flexibilizado, sino al creciente empuje económico de las industrias participantes en este proceso, simplemente recordemos que es a partir del inicio de esa década que en México empiezan a llevarse a cabo los conciertos masivos, así como la apertura de la industria discográfica a los grupos nativos.
No obstante, la censura persiste y la podemos detectar todavía en ese bip que se intercala en las canciones y que sirve para ocultar alguna palabra altisonante (a los Aterciopelados, por ejemplo, en el tema “Bolero falaz”, a Molotov con los temas “Puto” o “El carnal de las estrellas”) o en la negativa de una cadena de tiendas para vender una producción por su portada (el caso otra vez de Molotov y su disco ¿Dónde jugarán las niñas?), o incluso en la prohibición de videos por MTV, que en esto de ejercer censura también tiene su historia, misma que habremos de dejar para una ocasión futura.~
Efectivamente tormentosa relación. Hacia tiempo que había leído este artículo y me sigue pareciendo revelador.
Enhorabuena a la edición por los recordatorios y recomendaciones.
Saludos.