Alemania en un Mundial (e-cuadernillo de crónicas futboleras) de Mael Aglaia
Cuándo estábamos preparando el blog del Mundial en vozed, Mael y yo tuvimos (más o menos) la siguiente conversación:
—¿Oye, Mael, cómo ves hacer una crónica de los partidos de Alemania desde allá?, así nos cuentas cómo lo vive la gente, cómo cantan los goles, cómo sufren.
Mael debió hacer una mueca.
—Es interesante —respondió—, pero me fijo más en lo que está alrededor de un partido que en el pambol en sí. Mis apuntes irían más sobre lo que pasa aquí en Alemania cuando juega su selección (y no del equipo en sí).
—¿Pero te gusta el futbol, no? Queremos hablar del partido, la gente, los gritos, las cervezas…
Mael debió hacer otra mueca.
—Mi primer y único partido de pambol fue un América-Chivas en el estadio Azteca. Mi padre me llevó, junto con tíos y primos, como parte de su «programa» de iniciación deportiva, que básicamente consistía en acercarme a algún deporte y ver cuál llamaba y capturaba mi interés. Si mal no recuerdo, aquella visita al estadio era parte de la primera parte del programa: primero ver (y ya después vendría la práctica). Nos sentamos en la parte media de las gradas, ahí donde uno puede ver todo dentro y fuera de la cancha. Yo sólo vi lo que pasaba en las gradas, y no me di cuenta de ello sino hasta que mi padre me dijo al final «Es la última vez que venimos: te la pasaste viendo a la gente y no viste nada del partido». Desde entonces veo poco o nada los juegos de pambol: sigo volteando a ver a la gente: ahí es donde se pone bueno el partido, y donde están acaso las mejores crónicas. De aquél partido seguramente cualquiera, fuera o dentro del estadio, pudo escribir los pormenores, pero de la gente y su ambiente sólo aquellos que no prestaron su atención al partido pero que hicieron caso de todo.
Yo no hice una mueca, o sí, pero era una sonrisa.
—Gran historia, Mael, y en VozEd somos sobre todo historias. Dado que «el futbol es un deporte que inventaron los ingleses, [que ] juegan once contra once, y [que] siempre gana Alemania», pues da rienda suelta a tú crónica de algo de lo que pasa dentro y mucho de lo que pasa fuera.
Y así fue. No hubo más muecas, sino las crónicas de los siete partidos –más las celebraciones de la llegada del equipo al país–, de lo que pasaba dentro y fuera. Crónicas con una mirada diferente de cómo jugó el campeón y cómo lo vivió Alemania. Y, aunque probablemente ya sabíamos quién iba a ganar ylo vivimos en directo, vale la pena, y mucho, recordarlo.
Humberto Bedolla. Editor de vozed
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