Si querés llorar, llorá | blog Mundial Brasil 2014
Van Gaal dice que el partido por el tercer puesto no tendría que jugarse, tiene razón, o bastante razón; a los equipos grandes, a los que tienen como único objetivo el título, este partido les sabe a castigo. Es el caso de Brasil y de Holanda, que viene de ser subcampeona mundial. En cualquier caso, el ganador de este partido puede subirse al podio de los tres mejores, y podrá decir que ha jugado los siete partidos posibles.
Nos sirve como previa, mientras palpitamos el Argentina-Alemania que nos trae tantos recuerdos, la vuelta del ’86, el penal del ’90, los penales de Alemania, la goleada de Cape Town… Hoy no estará uno de los iconos del Mundial, Neymar, que en una emotiva conferencia de prensa anteayer, donde soltó unas cuantas lágrimas mientras trataba de explicar su trágica lesión, nos reveló que mañana estará torcendo por Argentina en la Final. Uno de los pocos gestos de hermandad argentino-brasileña dentro de este Mundial, en el que se espera que el local apoye a Alemania mañana, aunque si ganara sería la primera vez que un equipo europeo se impone en tierras americanas.
El comienzo del partido no es más que una continuación del desastre contra Alemania. Al minuto de juego recibe Van Persie y prolonga para Arjen Robben que viene en velocidad, Thiago Silva no puede contra todos, y lo tiene que agarrar a Robben. El árbitro argelino pita penal aunque el agarrón fue claramente fuera del área, lo patea Robin Van Persie y a los dos minutos de juego Brasil ya va perdiendo uno a cero.
Cuando pasados los quince minutos Robben abre por derecha para que De Guzmán meta un centro a la cabeza de David Luiz, que incomprensiblemente la baja para la entrada de Daley Blind, que la baja con clase y define de derecha para confirmar su gran Mundial, es ahí cuando los brasileños se miran y calculan que de seguir así serán por lo menos diez. Los llantos de las tribunas llegan a los jugadores, y Scolari decide que ya es suficiente, que es hora de defender el cero a dos.
No sé si vale la pena rescatar la voluntad de Oscar, que deja algunos detalles de fútbol brasileño, ese que desapareció con la lesión de Neymar. Nos pasamos el resto del partido esperando un contraataque de Robben, entra Fernandinho para frenarlo y lo consigue a base de faltas, pero sobre el final vuelve a dejar correr el balón para la entrada de Janmaat por derecha y el centro lo remata Georginio Wijnaldum para poner el humillante 3-0 en el marcador.
Scolari decide que no vale la pena ni quedarse a ver cómo los holandeses se cuelgan la medalla de bronce, el premio al tercer lugar en la Copa del Mundo. El cuarto puesto en su Mundial es un nuevo fracaso, pero las maneras han sido terribles, inolvidables. Para Holanda el tercer lugar es un premio a una generación que ha conseguido mantenerse entre los más grandes como la generación de Cruyff en el ’74 y el ’78, esta será recordada como la generación del gran Arjen Robben, que ha brillado con luz propia, aún más en Brasil que en Sudáfrica.
Pero la fiesta está en las playas de Copacabana, donde miles y miles de argentinos gritan esperando la gran Final entre Argentina y Alemania que se jugará mañana a las cuatro de la tarde en el Maracaná. La debacle de Brasil esta tarde, deja claro que Alemania no es tan poderosa, y que Argentina, de la mano de Messi, puede hacerle mucho daño.
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