Mirada Porteña: El Alfil
Siempre me ha gustado jugar al Ajedrez. No sé por qué, quizás porque en ese juego uno puede preparar una estrategia, elaborarla y ejecutarla cuando el adversario menos se lo espera, dejándolo boquiabierto.
Desconozco si Ángel Fabián Di María juega al Ajedrez, pero disfruta dejando boquiabiertos a sus adversarios. Esta tarde, en el Maracaná, los bosnios iban a taparle la derecha y se encontraban con una rabona, marcaban el pase abierto y lo daba cerrado. Al pobre Mujdza le cambió todas las letras en un par de gambetas ininteligibles.
En el Ajedrez, si tú atacas con la Reina, que es la mejor de todas las piezas, el adversario se lo huele enseguida. La Torre es muy poderosa, pero siempre va de frente. Por eso, mi pieza favorita es el Alfil. El Alfil siempre ataca en diagonal, cuando está en la izquierda ataca la derecha, y viceversa.
Di María es el Alfil de la Selección Argentina. Solo comprende el juego tirando diagonales. Contra Bosnia, en el segundo tiempo, realizó una jugada que lo sintetiza: arrancó en su campo, en la izquierda, avanzó en diagonal gambeteando rivales hasta llegar a la derecha, allí se frenó, e inició una nueva diagonal, ahora hacia la izquierda.
Los adversarios marcan a la Reina y a la Torre, entonces llega el Alfil, y su diagonal cambia el panorama, ahora las marcas se pierden, se confunden, apenas tienen tiempo de ver que el rosarino Di María les ha vuelto a dar Jaque Mate.
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