Por qué escribir cuento

Unos cuantos motivos para escribir y leer cuentos. Un texto de Juan Luis Galán Olmedo.

estilográfaME ENCONTRABA ESCRIBIENDO un cuento en una de esas luchas a muerte entre las palabras y un servidor cuando me he preguntado cuál es el motivo por el que se leen.

Para responder a esta pregunta he decidido que sería bueno preguntar también a otros lectores [1], de manera que lancé una pregunta al aire en las redes sociales y con esas respuestas, además de mi criterio he elaborado las siguientes líneas (No es un tratado al respecto así que si se te ocurre algún motivo más, haz uso de los comentarios y así ampliamos los porqué entre todos). Pero antes de ir al grano, una aclaración:

Se va a desgranar en cinco puntos que muestran  algunos motivos por lo que no se lee relato, que contrastan con los motivos para disfrutar de la lectura de un cuento, contestando punto por punto a los contras previamente planteados.  (Y sí, no me he equivocado: El relato es cuento y hay mucho cuento en el relato –de hecho, TODO [2]– por eso usaré indistintamente una u otra palabra para referirme a lo mismo.)

¿Por qué leer cuentos si…?

  • No es un género de moda, nunca ha sido el género más comprado, mucho menos el más leído.

Efectivamente no está de moda, pero ¿quién dijo que debía de estarlo? El relato está ahí, aguantando el vendaval que supone la novela. Efectivamente no es la lectura más demandada, ni la más comprada. Quizás a partir de este año con el premio nobel de literatura otorgado a Alice Munro eso pueda cambiar (Claro que para eso, primero habrá que conocer a esta gran cuentista). El relato es un género que se adapta bien a los formatos modernos. De hecho las prisas, la falta de tiempo, el formato electrónico le puede brindar una oportunidad de oro en la lectura de este siglo XXI.

  • Es el hermano pequeño de la novela.

Efectivamente, es pequeñito. ¿Quiere decir eso que es peor? No lo creo. De hecho esa longitud le permite brindar uno de sus mayores atractivos. La sorpresa. Ese regusto amargo al leerlo y volver sobre sus palabras, descubrir el traqueteo inquietante que dejó en su cabeza tras la primera lectura. Ese eco, el repique en su cabeza tras la primera lectura  es más habitual en este género.

  • Es más fácil escribir tres páginas (es un ejemplo) qué trescientas.

No es fácil escribir relato.  Es un género distinto que exige recursos distintos del autor. Que la dosis literaria se encuentre  concentrada exige mimo y cuidado. Además de que al final debe de contener una historia  y la escasez de palabras exige un trabajo meticuloso para contar lo que se desea sin contar más de lo que, por extensión, permite y debe.

  • No entran en detalles, están recortados. No son historias completas y duran muy poco su lectura.

Pues es verdad, aquí no puedo negarlo, tiene razón. El relato no entra en detalles, no aburre con descripciones, no necesita mostrarle a un personaje completamente trazado. No lo necesita. El relato es acción e historia sin adornos, sobran de hecho. Y no, no estoy de acuerdo. Sí, son breves. Más que la novela, sin duda. ¿Acaso la duración de una historia la convierte en mejor? No lo creo. Y si desea duración,  pues lea más relatos. La suma de las partes llenaría el vacío temporal que desea ocupar y además podría descubrir un buen número de mundos e historias nuevas.

  • El cuento es un género infantil, no es para adultos.

Pues permítame que sea más claro aún en este punto. Si realmente piensa que el cuento es cosa de niños,  «Benditos niños», estoy seguro que diría Borges en este caso. Dese una oportunidad, no quiera controlarlo todo, ni saberlo todo mientras lee y permítase llevar por la narración de ese relato que tiene entre manos. Disfrútelo, haga memoria de como disfrutaba cuando era un niño y le contaban un cuento. Cuénteselo. Inténtelo de vez en cuando. De hecho puede aprovechar cuando se descubra y piense «No tengo tiempo para leer». En ese momento justo, coja un libro de relatos, ábralo al azar y a leer. Ni el tiempo será excusa a partir de ese momento para poder disfrutar de una agradable lectura.

Y hasta aquí unos motivos. ¿Hay más? Sin duda, pero valgan cinco puntos para mostrar que en realidad es sólo un género literario y que si se denomina lector debería de ofrecerle su tiempo. De lo que no cabe duda es de qué acabará disfrutando como un niño esas pequeñas historias, de esos relatos menudos, de los cuentos, infantiles o no, que le permitirán disfrutar de una de sus pasiones preferidas.

¿Le he convencido? ¿No? Tampoco lo pretendía. Poco puedo hacer desde la convicción de que si le da una oportunidad al género, este no le defraudará: Cortázar, Poe, Bécquer, Borges, Munro… y otros tantos cuentistas dispuestos a ser descubiertos. Por otro lado debo de dejarlo aquí, ya que debo de seguir mi particular lucha con las palabras, ¿suicidio o asesinato?  [3].~

Notas:

[1] Mi agradecimiento a: @gabrirodenas, Maria E. Sanz, @greenpeeptoes, @pugliessino, @StarbooksUMH y Diana  por sus puntos de vista sobre la cuestión.

[2] Relato y cuento son lo mismo. El autor (Cortázar por ejemplo, llamó a sus obras cortas “Cuentos” ) define su preferencia. Incluso el cuento infantil se puede, aunque no es habitual, denominar relato infantil. La RAE en la segunda acepción de relato lo define así: 2. m. Narración, cuento.

Aunque «Valga la salvedad de que en literatura nada es definitivo.»  http://angelesteban.com/2009/09/22/diferencia-entre-relato-y-cuento/

[3] Suicidio o asesinato

Los versos creyeron asesinar al creador. Sin llegar a percatarse de que este no muere mientras su obra sea leída. Cometieron suicidio, tarde se dieron cuenta. Un verso solo vive al ser leído y solos en un cajón, sujetos al olvido del tiempo, consiguieron cumplir su plan.