La historia de un fracaso
«Fracasar es más una forma de estar, de situarse en el mundo, donde se puede ver a Penélope tejer y destejer una y otra vez, no para inmutarse, sino para experimentar el cambio, el movimiento de algo que se está transformando.
En estos días donde las economías se desploman, donde la crisis es la vertiente del mundo, lo que estamos viendo es el movimiento mismo, el cambio de un estado a otro que lejano está de ser una mera idea mecánica, pues todo lo que busca automatizarse no fracasa, sólo tiene márgenes de error. ¡Quizá sería bueno empezar a humanizar los conceptos y la vida misma! ¡Quizá sería bueno romper con la idea de la producción y de la máquina para que el hombre dé con eso que se llama felicidad!»
Un texto de Moisés Martínez Ayala.
CABIZBAJO, CON LAS manos en los bolsillos, la joroba pronunciada, los suspiros entrecortados y una mirada ausente busqué rápidamente un lugar dónde tener resguardo de la lluvia que amenazaba con dejar este cuerpo débil en un estado en el que la pena pecaba de eufemismo. Tenía un breve espacio entre las actividades diarias para detenerme a pensar, pensar sobre mí, sobre lo pesado que han sido las últimas semanas donde se respira un hálito de descontento social y donde parece que la vida pierde sus encantos. ¡Y cómo no, si veo que muchos se sienten como pequeños peones en un tablero de ajedrez! Yo no sé si los pensamientos de las personas que a diario veo en el metro o en los camiones se hacen la misma pregunta que yo, no lo sé pero supondré que no, que nunca se preguntan qué es la vida, es decir, qué implica vivir en términos filosófico-sociales. Supongo que las personas no se preguntan esto porque ante la crisis, como leí en un estudio publicado en la revista Science, las personas piensan menos por concentrarse en solucionar sus problemas; también lo hago porque en esos cientos de rostros que a diario veo lo único que percibo es lo que describe la palabra fracasar.
Fue justo en ese momento de relajamiento bajo el techo de una casa que hace años no han vuelto a pintar sus dueños, donde el azul descarapelado de la pintura pretende mostrar un tono de alegría frente a la calle llena de hoyos, una banqueta rebosante de basura y un aroma de putrefacción causada por ésta última, fue frente a ese ambiente que me di cuenta lo terrible que es sentirse fracasado pues es como el ambiente mismo, como un lugar olvidado, es como estar en esos pueblos de los que tan bellamente hablaba Juan Rulfo. Sin embargo, como una ráfaga producida por la acción de un antiguo dios griego (quizá mexica por la parte de la Ciudad de México en la que me encontraba) me di cuenta de que no sabía lo que significaba la palabra fracasar. Entonces sospeché de cierta influencia que empezó a tomar vida en el Renacimiento y que gestaría la Modernidad, sí, me refiero a la producción en serie, al hombre similar a la máquina. Pensé entonces en el reloj y su relación con el tiempo, en el tiempo de calidad y en la producción de calidad, luego vino a mí esa corriente pedagógica que habla de la manera como el alumno puede aprender del fracaso, cosa seria si se quiere fracasar con éxito. Desafortunadamente en esos momentos de grandes revoluciones mentales tenía que detener, como diría Calderón de la Barca, mis pensamientos que corren a parejas con el viento y donde apurar sueños pretendo… debía ir por mi hijo para estar un rato con él y terminar el día con la paciencia de Penélope cuando desteje la obra interminable en la espera…
Lo bueno de ideas tan inquietantes como la que esa tarde me había encontrado era que no se pueden dejar de lado tan fácilmente, simplemente las sigues masticando, una y otra vez. Las vuelves a rumiar cuantas veces sean necesarias, y claro, las acompañas con un poco de investigación, una taza de café y unos cigarros. Yo quería saber qué significaba fracasar y para ello recurrí al diccionario. También, como era de esperarse sólo encontré referencias relacionadas con la idea de la frustración, pero al final de las entradas, en especial la tercera y la cuarta de la Real Academia Española, vi una definición (cuarta) con la indicación de transitivo en desuso que se empleaba para señalar que algo se había hecho trozos. Entonces, curioso por el aparente cambio de significado revisé el origen de la palabra fracasar, la cual viene del italiano fracassare.
Buscar en las palabras la historia misma de los hombres siempre me ha resultado una actividad sumamente interesante, y este aparente uso de la palabra fracasar como «hacer trozos algo» era el vestigio arqueológico que estaba buscando para justificar mi teoría sobre la influencia de la técnica en la palabra misma y en la forma como se concibe el hombre. Las palabras siempre ocultan algo, una esencia, un nivel aurático, como diría Walter Benjamin. En las palabras y su traducción, así como en las palabras y su historia se deja ver este nivel aurático. Fracassare viene del latín quassare (y aunque suena como quásar –cuasi estrella-, nada tienen que ver los sinos dictados en el cielo con los fracasos del hombre) y significa “sacudir, agitar, dañar” e indica una repetición, quatere (batir, golpear), casi onomatopéyica. Quatere tiene como raíz quat y aparece en múltiples voces como cascar. Por su parte, el prefijo fra- (raíz frag- o frac-) que proviene también del latín y significa «en medio». Así el fracaso significaría algo así como estar en medio de la sacudida, de la agitación, incluso de lo que se daña y hace trozos.
Lejos está la palabra fracasar de la carga negativa que tiene en estos días, donde el valor económico relacionado con el éxito profesional van de la mano. También está lejos del sentido pedagógico donde se propone aprender desde el fracaso para ser todo un triunfador. Fracasar es más una forma de estar, de situarse en el mundo, donde se puede ver a Penélope tejer y destejer una y otra vez, no para inmutarse, sino para experimentar el cambio, el movimiento de algo que se está transformando.
En estos días donde las economías se desploman, donde la crisis es la vertiente del mundo, lo que estamos viendo es el movimiento mismo, el cambio de un estado a otro que lejano está de ser una mera idea mecánica, pues todo lo que busca automatizarse no fracasa, sólo tiene márgenes de error. ¡Quizá sería bueno empezar a humanizar los conceptos y la vida misma! ¡Quizá sería bueno romper con la idea de la producción y de la máquina para que el hombre dé con eso que se llama felicidad!~
Leave a Comment