Estambul: azulejos de luz azul
«Pero que no te contagien la nostalgia: camina por sus calles torcidas, desconchadas, de viejo pavés, enrédate en miradas que no te dejan indiferente y así, sin querer, topas con esos pescadores que invaden con sus cañas el Puente Gálata, con ese fuerte olor a mar que inunda el aire. Y aún así te decides a probar el pescado, un caldero lleno y una plancha, ni siquiera puedes llamarlos puestos de comida rápida. Los turistas se agolpan esperando en los muelles para montarse en cualquiera de los barcos que a modo de crucero les pasearán furtivamente por el Bósforo.» /Ilustración de Cristina Sánchez Reizábal