PERSPECTIVAS: Los seis grados de Kevin Bacon y Crash, las colisiones

EXISTE UNA HISTORIA, “Crash” (Colisión, Paul Haggins, 2005), cuya tesis me llamó mucho la atención. Uno de los argumentos que tuvieron el director y guionista para escribirla era que en una gran ciudad como la de Los Ángeles la gente está tan aislada y sola que hacen lo que sea con tal de tener un contacto físico para no enloquecer. Una de esas desesperadas acciones es simplemente ir y chocar contra otra persona, sentirlo aunque sea de forma brusca y así calmar la necesidad de afecto, ¿es verdad que en una ciudad se hace imposible tener a alguien a quien pedir un abrazo?

Continuando con las películas y el tema de las relaciones entre personas, existe una tesis distinta y de otro ámbito. Se hizo popular con el actor Kevin Bacon, y se llama los “seis grados de Kevin Bacon”; en realidad, sólo se llama “Teorema de los seis grados”, pero se utiliza a este actor para demostrarla. Para los pocos que no la han escuchado: ésta consiste en que de cualquier persona del mundo parte en un número aproximado de seis pasos una cadena, o serie de personas, conocidos del conocido, hasta llegar a alguien que conozca a Kevin Bacon; es decir, que a través de seis personas usted podría llegar a conocer a Kevin Bacon.

Este teorema fue enunciado por un sociólogo húngaro en 1933 y ha sido demostrado en diversos experimentos a lo largo del siglo XX, pero lo importante es su aplicación. Con sólo seis personas podemos conocer a la persona indicada para un proyecto en especial, en el terreno amoroso a la chica o chico de tus sueños, en los negocios llegar hasta aquel empresario con quien quieres trabajar, o conocer al entrenador que te hará mejorar el porcentaje de saque as en el tenis.

Si este teorema en verdad funciona y se puede llegar a cualquier persona, ¿por qué la falta de contacto, de seres queridos y de personas con quien compartir? Todos sabemos que es un poco complicado conocer e integrar a nuevas personas en nuestro círculo de amistades o compañeros, más aun obtener nuevas iteraciones con más personas, ¿por qué?

Es probable que en una ciudad, ya sea Los Ángeles o cualquier otra ciudad de este planeta, existan millones de causas para que a pesar de una teoría que dice que se puede conocer a quien se quiera en, más o menos, una cadena de seis personas, se llegue hasta el extremo de no tener a quien pedirle un abrazo y andar dando tumbos contra el primero que pase por la calle. Es probable que existan tantos factores y dificultades como personas: la de uno mismo para relacionarse, los factores del entorno, la cultura, el idioma, los horarios de trabajo, los medios de comunicación de las personas, etc. Todos estos se podrían resumir en dos grandes grupos: nuestra forma de vida y nuestra capacidad para conocer más personas, o el grado de timidez.

Yo creo que el principal problema es la selección de personas, conocerlas. Vamos por partes. Para llegar a conocer justo a la persona que queremos, ya sea una chica que nos interesa, un posible socio para un negocio o una compañero para jugar al tenis, sólo se necesitan un máximo de seis personas, pongamos uno más por aquello de ser pesimistas, siete. Así que usted tendrá un conocido, que a su vez, conoce a otro y así hasta llegar a la persona deseada. Para que esto se cumpla con la primera persona que te viene a la cabeza se necesita mucha, pero mucha suerte, aunque estadísticamente puede suceder. Entonces entendemos que mientras más gente conozcamos más probabilidades tendremos de conocer a ese otro que nos interesa.

¿Entonces? ¡Pues a conocer más gente! En realidad éste es el problema: para conocer a la persona indicada debo ampliar el círculo de conocidos. No es tan sencillo conocer a más gente y, menos aun, tener la confianza para pedir que te presenten a otras personas y que éstas a su vez te presenten a otros. Si a esto le agregamos el estilo de vida de la gente, y el grado de timidez que tenemos, nos metemos en un buen lío. Lo explico: supongamos que podamos representar los grados de Kevin Bacon de la siguiente forma: PD = 7(x), donde la PD (persona deseada) requiere de siete personas distintas. Ahora, si X son las personas que necesitamos conocer, podemos decir que X = Z*K, donde Z es el nuestro grado de timidez del 0 al 1 y K nuestro estilo de vida, también del 0 al 1. Si tenemos un estilo de vida muy rutinario o muy complicado, como es normal, será difícil que logremos nuestro objetivo, al igual que con la timidez.

¿Cambiar esto? Parece más sencillo cambiar nuestro grado de timidez que nuestro estilo de vida. Hay personas que tienen don de gentes y hablan con quien sea, se hacen amigos del camarero, del de la entrada y del entrenador; estas personas suelen tenerlo muy fácil, así que es posible. Lo más fácil: hable y pregunte si le pueden ayudar a conocer a tal o cual y listo. Supongo que le parecerá un chiste, pero no se me ocurre otra cosa.

Sobre el estilo de vida, salir de casa a las 7:00 de la mañana, llegar al trabajo a las 8:00, trabajar diez horas -porque eso de ocho nadie se lo cree- regresar medio muerto a las 19:00 horas. Hacer un par de cosas más, incluimos la cena y ya te dieron las 10 u 11 de la noche y así toda tu vida, pues lo tenemos difícil. Esto es que K será igual a 0.1, (le damos un poquito de valor por aquello del azar), y si le agregamos que somos tímidos, Z igual a 0.1; entonces nuestro coeficiente de conocer a alguien, será de 0.01 del máximo posible 1, ¡y esto sólo para conocer al primer eslabón de una cadena de siete! Si a través de la nueva persona que conocimos recientemente no llegamos a quien deseamos, habrá que buscar otra; por tanto, de nuevo, cuantas más personas conozcamos más probabilidades tendremos.

Cambiar nuestro estilo de vida será difícil, “aplausos para el que lo dejó todo y puso un pequeño restaurante de comida en la playa” reza la campaña de publicidad de una marca de refrescos. Ya lo creo, aplausos. Dejarlo todo es complicado pero podemos hacer muchas cosas: buscar actividades que nos permitan conocer gente, o ir directamente al grano y sólo dedicarnos a buscar gente. Esto se puede hacer a través de muchas formas y medios. Una que se está popularizando mucho es a través de los portales especializados de Internet y de los cuales nos da un excelente texto “Medias naranjas y naranjas enteras” de Christian González (Vozed, año 1 número 1). Otra forma es la tradicional: ir a un bar, centro de negocios o pista de tenis, y que el destino haga el resto, aunque ya le estaremos ayudando yendo al lugar.

Combinando el modificar algo nuestro estilo de vida y un poco nuestro grado de timidez puede que de resultados; el objetivo, recuerde, es conocer a más personas posibles. Entonces llegar de un extremo del espectro como lo es la tesis de Crash, para alcanzar el otro, representado por Kevin Bacon, no es sólo limitarse a pensar en la cadena de posibles contactos, sino, como todo en la vida, trabajar para ampliar las posibilidades de tener más contactos y puntos de iteración sobre ellos; así será más sencillo llegar a la persona deseada. ¡Otra cosa es saber cual es la persona deseada!~